Es noticia
Todo dispuesto para la 'turbo amnistía'
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Todo dispuesto para la 'turbo amnistía'

La estrategia emprendida todavía puede verse alterada por algunos impedimentos legales, y políticos, que pueden surgir, pero nada de ello pesará en el ánimo del presidente

Foto: Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. (EFE/Chema Moya)
Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. (EFE/Chema Moya)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Podemos llamarla ya turbo amnistía, por la rapidez con la que el presidente Pedro Sánchez quiere quitársela de en medio; cuanto antes, para que no interfiera en la legislatura. Las formalidades institucionales, las consultas jurídicas, la deliberación pausada y hasta el mismo debate político suponen engorrosos y molestos trastornos que deben evitarse, según el proceder instaurado por el líder socialista. Por esa razón, la estrategia que se ha diseñado para ceder a los independentistas el perdón general de sus delitos contiene todos los atajos posibles para sacar adelante la ley sin posibilidad de bloqueo. Una ley orgánica, con un contenido escueto y vago, que pueda ser aprobada rápidamente en el Congreso y que pueda ser ratificada por el Constitucional, sin mayor dificultad. Esa es la idea y es en lo que ha consistido la negociación oculta del PSOE en estos meses, desde las elecciones de julio pasado. Se trataba de ir disponiendo todos los elementos necesarios para que la aprobación pueda ser así, como veremos ahora. Una turbo amnistía para contentar a los independentistas en esta legislatura en la que sus votos son imprescindibles para retener el Gobierno cuatro años más. Ahora sí que parece creíble el pronóstico de alguien como César Luena, eurodiputado y primer secretario de Organización de Pedro Sánchez, cuando dijo aquí, en El Confidencial, que Pedro Sánchez “apenas está a mitad de su mandato, porque gobernará muchos años”. Eso fue en marzo pasado y el pronóstico entonces parecía una alegre fantasmada. Las elecciones municipales y autonómicas de mayo parecieron conformar el declive definitivo de Sánchez, pero luego llegó el mes de julio y consiguió armar su segunda mayoría, todavía más Frankenstein que la primera, para seguir de presidente.

Las páginas de política de estos años, cuando se analicen en el futuro, encontrarán tantos pronósticos equivocados sobre Pedro Sánchez que costará trabajo determinar qué ha podido pasar. Entre las equivocaciones, por cierto, considero urgente incluir la que yo mismo he deslizado aquí, y en tertulias varias, en el sentido de que el PSOE, al final, iba a demorar la presentación de la ley de amnistía hasta después de la toma de posesión de Pedro Sánchez. Craso error, como estamos viendo, con lo cual lo suyo es esto, reconocerlo y pedir disculpas, en el caso de que proceda, si así se considera. La cuestión es que se trataba de todo contrario. De nuevo, Pedro Sánchez “hace de la necesidad, virtud”, como dijo el otro día, y aprovecha las exigencias de los independentistas para presentar la ley antes de la investidura con la intención de eliminar el debate de la legislatura. Una estrategia similar fue la que utilizó, de hecho, con los indultos y la reforma del Código Penal, para eliminar el delito de sedición y abaratar la malversación. Lo liquidó en dos meses y en víspera de la Navidad.

Con la turbo amnistía ocurrirá lo mismo, previsiblemente. De hecho, los planes que se han filtrado establecen que este mismo viernes, de una tacada, la Mesa del Congreso califique favorablemente la proposición de ley y fije el debate de investidura, quizá para la semana que viene. El primer detalle a tener en cuenta para que todo transcurra tan rápido como se pretende es la fórmula elegida, una proposición de ley orgánica que, de momento, elimina la obligación de solicitar un informe previo al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que es el único órgano en el que el PSOE no tiene garantizada una mayoría. Lo único que le queda al CGPJ es la posibilidad de aprobar una declaración institucional, como ya se ha solicitado, para mostrar su rechazo. El único informe previo puede ser el que emita el letrado mayor del Congreso, pero en el supuesto de que se solicite, el líder socialista ya ha dispuesto, previamente, que ese cargo lo ocupe un antiguo miembro de su Gobierno. Como la naturaleza in crescendo de los escándalos políticos devalúa las barbaridades precedentes, en este caso ni siquiera se le ha prestado atención. Pero el hecho es incuestionable: es la primera vez en la historia de la democracia que se designa letrado mayor del Congreso de los Diputados a un miembro del Gobierno, como lo era Fernando Galindo, hasta ahora subsecretario del Ministerio de Política Territorial. Es la primera vez que pasa en las legislaturas de las primeras veces. La primera vez que una persona pasa directamente del Consejo de Ministros a la Fiscalía General, la primera vez que se nombra magistrados del Constitucional a exministros y asesores presidenciales…

Foto: Pedro Sánchez y Pere Aragonès, en una imagen de archivo. (EFE/Quique García)
TE PUEDE INTERESAR
Pedro Sánchez pacta con ERC incluir a Tsunami y los CDR en la ley de amnistía
Marcos Lamelas. Barcelona Antonio Fernández. Barcelona

La cuestión, en definitiva, es que en 2021 los letrados del Congreso emitieron un informe en el que expresaban, con contundencia, la inconstitucionalidad de una amnistía, pero eso ya no volverá a suceder. Pedro Sánchez ha dejado atada y bien atada la ingeniería jurídica, mientras negociaba secretamente con los independentistas. Ocurre, además, que la tesis que se va abriendo paso entre algunos constitucionalistas es que el presidente socialista optará por una ley de poco texto y vaga en su argumentación, “de forma que pueda ser interpretada en cualquier sentido”. Los aspectos más controvertidos, como la calificación de los hechos del octubre de la sedición, se eludirán con alguna calificación genérica del estilo de “los hechos excepcionales de 2017”. Sin más. Así, cuando llegue al Tribunal Constitucional, que llegará nada más aprobarse, la mayoría progresista podrá justificar que no interfiere en sentencias anteriores en las que se declaraban ilegales los actos de la revuelta independentista, como el referéndum o la declaración de independencia. El mismo Tribunal Constitucional podrá justificar, a partir de ahí, que ya dejó establecido en 1987 que “la amnistía es de naturaleza distinta al indulto”, con lo cual tampoco puede interpretarse como indultos generales, que sí se prohíben expresamente en la Constitución. Los indultos los aprueba el Gobierno, pero la amnistía se aprueba en las Cortes Generales. Evidentemente, la estrategia emprendida todavía puede verse alterada por algunos impedimentos legales, y políticos, que pueden surgir, pero nada de ello pesará en el ánimo del presidente. La turbo amnistía ya está aquí.

Podemos llamarla ya turbo amnistía, por la rapidez con la que el presidente Pedro Sánchez quiere quitársela de en medio; cuanto antes, para que no interfiera en la legislatura. Las formalidades institucionales, las consultas jurídicas, la deliberación pausada y hasta el mismo debate político suponen engorrosos y molestos trastornos que deben evitarse, según el proceder instaurado por el líder socialista. Por esa razón, la estrategia que se ha diseñado para ceder a los independentistas el perdón general de sus delitos contiene todos los atajos posibles para sacar adelante la ley sin posibilidad de bloqueo. Una ley orgánica, con un contenido escueto y vago, que pueda ser aprobada rápidamente en el Congreso y que pueda ser ratificada por el Constitucional, sin mayor dificultad. Esa es la idea y es en lo que ha consistido la negociación oculta del PSOE en estos meses, desde las elecciones de julio pasado. Se trataba de ir disponiendo todos los elementos necesarios para que la aprobación pueda ser así, como veremos ahora. Una turbo amnistía para contentar a los independentistas en esta legislatura en la que sus votos son imprescindibles para retener el Gobierno cuatro años más. Ahora sí que parece creíble el pronóstico de alguien como César Luena, eurodiputado y primer secretario de Organización de Pedro Sánchez, cuando dijo aquí, en El Confidencial, que Pedro Sánchez “apenas está a mitad de su mandato, porque gobernará muchos años”. Eso fue en marzo pasado y el pronóstico entonces parecía una alegre fantasmada. Las elecciones municipales y autonómicas de mayo parecieron conformar el declive definitivo de Sánchez, pero luego llegó el mes de julio y consiguió armar su segunda mayoría, todavía más Frankenstein que la primera, para seguir de presidente.

Amnistía Pedro Sánchez
El redactor recomienda