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La inesperada elocuencia de Barrabés
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Javier Caraballo

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La inesperada elocuencia de Barrabés

El hecho de que Barrabés hubiera visitado "siete u ocho veces" la Moncloa tiene, de momento, la relevancia de lo que se ha querido ocultar o soslayar, además de otros detalles que veremos

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), junto a su mujer Begoña Gómez (i). (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), junto a su mujer Begoña Gómez (i). (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
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El andamiaje de datos e informaciones que se va levantando sobre el comportamiento temerario de Begoña Gómez ya cuenta con un elemento más: su marido, Pedro Sánchez, también conocía a Juan Carlos Barrabés, el empresario que ayer declaró ante el juez Peinado, que instruye la investigación sobre dos supuestos delitos, tráfico de influencias y corrupción en el sector privado. Ya sabemos que en este caso, desde que El Confidencial realizó las primeras revelaciones, precisas y concretas, sobre la esposa del presidente del Gobierno, toda explicación por parte del líder socialista ha sido la negación por su honor, que se veía atacado y pisoteado.

“¿Merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa”, como dijo en aquella carta suya en la que simulaba una dimisión. Se apela al honor, a la existencia de un animus iniuriandi, como se conoce en el lenguaje jurídico, para evitar responder a cualquier pregunta ni tener que ofrecer ningún tipo de información. Pero como no son ataques a su honor, y mucho menos a su familia, lo que ha ocurrido desde entonces es que, poco a poco, se ha ido construyendo este andamiaje en el que ya comenzamos a intuir algunos de los perfiles de la verdadera historia de la vida profesional de Begoña Gómez.

El hecho de que Barrabés hubiera visitado “siete u ocho veces” la Moncloa tiene, de momento, la relevancia de lo que se ha querido ocultar o soslayar, además de otros detalles que veremos. Tengamos en cuenta que todos los personajes que se han ido conociendo de la vida laboral de Begoña Gómez se han querido presentar como relaciones ocasionales, circunstanciales, sin más importancia que una ligera amistad o un intercambio de pareceres entre profesionales distintos aunque, en realidad, se trataba de un contacto más estrecho del que se aparentaba. Ocurrió primero con el CEO de Globalia, Javier Hidalgo, y con su asesor, Víctor de Aldama, y ahora sucede lo mismo con el empresario Juan Carlos Barrabés. De la relación profesional de Begoña Gómez con Juan Carlos Barrabés lo que conocíamos, en correspondencia con lo anterior, es un desmentido general. “Mi mujer lo ha hecho todo bien; no hay caso, hay fango”, que es lo que sigue repitiendo Pedro Sánchez. Bueno, pues eso, que Barrabés ya era conocido hasta por los empleados, de las veces que iba, y más controvertido puede ser determinar si Begoña Gómez hacía bien en recibir en la Moncloa para negociar sus cosas, dado que esa es su residencia, como esposa del presidente. Ella, desde luego, lo tenía claro y no fue Barrabés el único: también el rector fue a la Moncloa para hablar del Máster.

Conviene precisar que cuando nos referimos a la vida profesional de Begoña Gómez estamos hablando de la actividad desplegada a partir del nombramiento de su marido como presidente del Gobierno, porque antes de ese momento, verano de 2018, esta mujer trabajaba en el departamento de marketing de una empresa, de la que se dio de baja voluntariamente al llegar a la Moncloa. Esa empresa de la que se marchó Begoña Gómez no tenía, que sepamos, vinculación alguna con todo lo que vino después. Por eso es tan llamativo que Juan Carlos Barrabés le dijese al juez que él visitó la Moncloa en siete u ocho ocasiones en 2019 y que, además, Begoña Gómez fue a reunirse con ellos en el Grupo Barrabés “en innumerables ocasiones”. Y todo, para preparar el Máster en Transformación Social Competitiva de la Universidad Complutense de Madrid. Ya dirán otros catedráticos y académicos si esto es lo normal que ocurre para la puesta en marcha de los másteres universitarios…

Foto: La esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. (EFE)
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La negativa general ni siquiera cambió cuando El Confidencial publicó las cartas de recomendación que firmó Begoña Gómez a favor de la empresa de Barrabés, para que recibiera las ayudas del Gobierno. Entonces, el presidente, y su ejército de replicantes, se empeñó en desmentir que fueran ‘cartas de recomendación’, sino que se trataba de “una declaración de interés a un concurso en el que había más de una treintena de instituciones”.

Cuando el juez le ha preguntado a Barrabés, este ha aportado dos detalles interesantes. El primero de ellos, que las visitas a la Moncloa, las propias y las dos en las que estuvo Pedro Sánchez, se produjeron en los meses previos a la adjudicación de las subvenciones, en las que se vio beneficiada la empresa de Barrabés. Lo segundo que aportó tiene que ver con la naturaleza misma de esas cartas: según Barrabés, las cartas que firmó la esposa del presidente del Gobierno “no eran de recomendación” a una empresa sino de “apoyo a un proyecto”. Pues claro, porque eran esos proyectos los que iban a recibir la subvención, no las empresas en sí mismas, como parece obvio.

Foto: La mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, tras ejercer su derecho a voto el 9 de junio. (Europa Press/Eduardo Parra)

Cartas de interés, cartas de apoyo… Tanto empeño por disimular, camuflar y disfrazar las cartas de recomendación lo que nos desvela, torpemente, es el enorme interés que existe por restarle importancia a los únicos documentos en los que Begoña Gómez estampó su firma para un proyecto cuya financiación dependía de su marido. Si se hubieran abstenido los dos, como debían, por un mero sentido de la prudencia, no estaríamos hablando de nada. Y no estaría en marcha este proceso judicial sobre el que el presidente Pedro Sánchez, ya diagnosticó al principio de todo, lo que iba a ocurrir: “Estoy seguro de que próximamente la Justicia archivará estas dos denuncias falsas. Lo único que hay es fango, una colección de mentiras y manipulaciones”. Pues ya se ve, han pasado ya casi cinco meses, se ha superado ya el ecuador de julio, y su mujer aún no ha acudido a declarar como investigada por dos delitos. El andamiaje continúa.

El andamiaje de datos e informaciones que se va levantando sobre el comportamiento temerario de Begoña Gómez ya cuenta con un elemento más: su marido, Pedro Sánchez, también conocía a Juan Carlos Barrabés, el empresario que ayer declaró ante el juez Peinado, que instruye la investigación sobre dos supuestos delitos, tráfico de influencias y corrupción en el sector privado. Ya sabemos que en este caso, desde que El Confidencial realizó las primeras revelaciones, precisas y concretas, sobre la esposa del presidente del Gobierno, toda explicación por parte del líder socialista ha sido la negación por su honor, que se veía atacado y pisoteado.

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