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El horror de matar a los muertos de ETA
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Javier Caraballo

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El horror de matar a los muertos de ETA

Lo único que no se puede esperar de un demócrata, y especialmente de un dirigente del PSOE o del PP, es la cesión ante quienes nos masacraron. Jamás se puede camuflar de razones de Estado la frívola conveniencia política por mantener el poder

Foto: El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, durante el homenaje a Tomás y Valiente, este febrero. (Europa Press/Eduardo Parra)
El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, durante el homenaje a Tomás y Valiente, este febrero. (Europa Press/Eduardo Parra)
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Nada hace pensar que Francisco Tomás y Valiente hubiera publicado con motivo de su propio asesinato un artículo distinto al que había escrito sobre Fernando Múgica, también asesinado por la banda terrorista ETA, nueve días antes de que lo mataran a él. "Ninguna razón de Estado legitima el 'todo vale', sean cuales sean los fines que se persiguen". El tipo que lo mató, el etarra Jon Bienzobas, será el preso que más se beneficie del acuerdo del presidente socialista, Pedro Sánchez, con la banda heredera de ETA, Bildu, porque se va a ahorrar más de 18 años de cárcel.

Horrible coincidencia que se convierte en escalofrío cuando acudimos a la relectura del artículo póstumo de quien fuera presidente del Tribunal Constitucional, referente progresista, amigo personal de Felipe González y, por encima de todas las cosas, defensor de los valores éticos de la democracia y de la fortaleza del Estado de derecho. Un escalofrío que recorre el cuerpo porque las mayores críticas que se le pueden dirigir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras su acuerdo con Bildu para beneficiar a los presos etarras condenados, son precisamente aquellas en las que insistía Tomás y Valiente, la obligación que tenemos de no callar nunca ante quienes atentan contra la democracia española y, por consiguiente, rechazar con firmeza la frivolidad política del 'todo vale' con tal de permanecer en el poder.

Tomás y Valiente, que era catedrático de Historia del Derecho y uno de los más reputados constitucionalistas españoles, siempre derivaba sus análisis políticos hacia la necesidad de preservar la dignidad de las instituciones democráticas, especialmente la separación de Poderes, y la prevalencia de los principios constitucionales. Por ejemplo, cuando se planteó a principios de los años 90 un debate en España sobre los límites constitucionales del indulto, a raíz del que se les denegó a algunos golpistas del 23 de febrero de 1981, el catedrático valenciano tuvo la lucidez de adelantarse a su tiempo y plantear que, llegado el día, en España podía surgir el mismo debate sobre los presos de ETA.

Tengamos en cuenta, para valorar íntegramente la extraordinaria validez de este planteamiento, que en esa época los asesinatos de la banda terrorista eran constantes, la sociedad vivía en un permanente sobresalto, cada mañana, cada tarde, cuando se interrumpían las emisiones de radio o de televisión para informar de una explosión en el centro de una ciudad, o de un concejal abatido a tiros mientras caminaba por la acera, o estaba con sus amigos en un bar. Decía Francisco Tomás y Valiente: "El requisito de arrepentimiento, del acatamiento constitucional y de otras posibles garantías complementarias de la pacífica reinserción social de cada miembro de ETA serían los mismos en la hipótesis de que tal situación llegara a plantearse en forma de indulto individualmente solicitado, puesto que los generales, como vimos, están constitucionalmente prohibidos. (…) Que nadie invoque el ejercicio de virtudes como la clemencia o la generosidad, porque aquí ya no se trata de eso".

Foto: Félix Bolaños, en una reunión con la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Subrayemos que cuando se publicó ese artículo (en el diario El País, como todos los que publicaba) ni siquiera podía soñarse el final de la banda terrorista, con su derrota, pero Tomás y Valiente ya defendía que ninguna circunstancia podría hacer cambiar los requisitos fundamentales de acatamiento constitucional y arrepentimiento. La normalización nunca puede consistir en el olvido; mucho menos en la complacencia.

Lo más detestable del acuerdo del PSOE con Bildu es que, con absoluta frialdad, con total frivolidad, se pretende camuflar como la simple trasposición de una directiva europea, mintiendo doblemente, porque esa directiva ya se estaba aplicando en España con la única salvedad, salvedad constitucional, de que no podría afectar a los asesinos de ETA condenados por sus crímenes antes de 2010. Otra cosa es que, como también ocurre, esos reclusos se muestren dispuestos a colaborar con el Estado en la resolución de los crímenes etarras que siguen sin aclararse y que, además, ofrezcan arrepentimiento y perdón a las víctimas de sus delitos. Pedro Sánchez ha concedido la 'gracia' de la reducción de penas exclusivamente por el planteamiento público que le hizo el principal heredero político de esos asesinos cuando dijo: "Tenemos 200 presos en la cárcel y, si para sacarlos, hay que votar a favor de los presupuestos, pues votamos. Así de alto y de claro os lo digo".

Foto: (D-I) El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, el portavoz en el Congreso, Miguel Tellado, la secretaria general del PP en el Congreso, Macarena Montesinos, y el coordinador parlamentario, Álvaro Pérez. (Europa Press/Eduardo Parra)

El debate sobre el final de la banda terrorista vasca iba a llegar a España, como supo adelantar Tomás y Valiente, y nos iba a plantear cuestiones siempre polémicas como el acercamiento de los presos al País Vasco, la aplicación de medidas de gracia, como la obtención del tercer grado penitenciario y, finalmente, la salida de la cárcel y la reinserción en la sociedad vasca. En todos esos supuestos, lo único que no se puede esperar de un demócrata, y especialmente de un dirigente del PSOE o del Partido Popular, es la cesión ante quienes nos masacraron. Jamás se puede camuflar de razones de Estado la frívola conveniencia política por alcanzar o mantener el poder.

"La mala razón de Estado, su sinrazón, lo que le hace perder su legitimidad, es la divinización o satanización del poder: la voluntad de poder, su sustantivación, el sometimiento de todo a su conservación por parte de quienes lo tengan, y el 'todo vale' desde él en la persecución de fines legítimos o ilegítimos". Esa literalidad, tan actual, es la que produce un escalofrío con la relectura del artículo de Tomás y Valiente, que se publicó un día después de que Jon Bienzobas lo asesinara.

Foto: La diputada del PP Noelia Núñez. (EFE/Sergio Pérez)

El catedrático se había incorporado a su despacho, tras pasar unos días enfermo, con bronquitis. Había fijado un examen oral para ese día, 14 de febrero de 1996, a las once de la mañana. Un joven con gafas, de mediana estatura y el pelo rizado, merodeaba por los pasillos hasta que vio llegar a Tomás y Valiente a su despacho, sobre las diez y media.

Al poco, abrió la puerta y sacó su pistola. Tomás y Valiente hablaba por teléfono con otro catedrático y no tuvo posibilidad alguna de reaccionar, ni de decir nada; le dispararon tres tiros a bocajarro, uno de ellos en la cara. El terrorista salió corriendo por los pasillos, pistola en mano, y se dio a la fuga en un coche que lo esperaba. Era Jon Bienzobas Arretxe, alias 'Karaka'. Tenía 25 años cuando mató a Tomás y Valiente. Gracias al acuerdo del PSOE con Bildu, podrá restarle a su condena 18 años y tres meses de cárcel. Nunca ha pedido perdón. Nunca se ha arrepentido.

Nada hace pensar que Francisco Tomás y Valiente hubiera publicado con motivo de su propio asesinato un artículo distinto al que había escrito sobre Fernando Múgica, también asesinado por la banda terrorista ETA, nueve días antes de que lo mataran a él. "Ninguna razón de Estado legitima el 'todo vale', sean cuales sean los fines que se persiguen". El tipo que lo mató, el etarra Jon Bienzobas, será el preso que más se beneficie del acuerdo del presidente socialista, Pedro Sánchez, con la banda heredera de ETA, Bildu, porque se va a ahorrar más de 18 años de cárcel.

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