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Tres trajes para el Congreso del PSOE
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Javier Caraballo

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Tres trajes para el Congreso del PSOE

Como el cónclave socialista se resume en una sola frase, 'España lidera el mundo y el PSOE también', vamos a cortar algunos trajes

Foto: Montero y Cerdán en el Congreso del PSOE, en Sevilla. (Europa Press/Rocío Ruz)
Montero y Cerdán en el Congreso del PSOE, en Sevilla. (Europa Press/Rocío Ruz)
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Breve resumen del 41 Congreso del Partido Socialista: "España es un referente mundial de crecimiento económico y el PSOE está a la vanguardia de la socialdemocracia". Punto final. La ponencia marco es muy extensa, un tocho de 75 páginas, pero se puede resumir en esas dos frases, literales. De hecho, una de las curiosidades de la ponencia es que es de 'euforia capicúa', comienza igual que acaba, con el mismo chute de adrenalina.

La primera frase es "España 2030, un socialismo que avanza, una España que lidera" y la última frase dice así: "El futuro pasa por el Partido Socialista Obrero Español". De alguna forma, ya lo anticipó hace unos días el propio Pedro Sánchez, cuando desdeñó amablemente a quienes se le acercan para darle ánimos y pedirle que aguante, quizá porque hace unos meses, en abril, se creyeron de verdad que podía dimitir. Tanto tiempo después, siguen pasándole la mano por el hombro, y Sánchez se siente en la obligación de sacarlos del error. "Cuando me dicen 'aguanta Pedro', lo agradezco de corazón. Pero quedan tres años y los que vienen después de esos tres años". Ese es el horizonte inmediato que se plantea, con lo cual, se entenderá que todos los pormenores del debate interno de este Congreso del PSOE en Sevilla son redundantes, porque el Gobierno que preside Pedro Sánchez ya ha logrado que España lidere el mundo en "crecimiento económico, progreso social y sostenibilidad medioambiental".

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el pleno celebrado este jueves en el Congreso. (EFE/Javier Lizón) Opinión

Tampoco es necesario debate ideológico alguno porque, en contra de lo que opinan la inmensa mayoría de los antiguos dirigentes, los de la etapa dorada de Felipe González y Alfonso Guerra, el PSOE de Pedro Sánchez está plenamente convencido de que su modelo de "socialdemocracia radical" es el que está a la vanguardia de la Internacional Socialista. Hay un pasaje de la ponencia marco que merece la pena resaltar, por la crueldad con la que se refiere a la primera etapa socialista de la democracia española. Ya no son referentes, nada de idealización, cualquier simbolismo como aspiración se ha borrado. Atención a la condescendencia de este párrafo: "Hubo un tiempo en el que al Partido Socialista le bastaba con importar ideas de fuera. Nuestras personas mayores estudiaban con admiración las políticas que aplicaban los gobiernos socialdemócratas de Centroeuropa y Escandinavia y se afanaban por traerlas a nuestro país. Hoy, las tornas han cambiado. España ya no puede copiar, porque está a la vanguardia de la socialdemocracia europea. Es uno de sus principales baluartes y referentes. Uno de los laboratorios más exitosos de generar progreso".

En fin… Que, en esas, todo se reduce a que, ya que en el Congreso de Sevilla no se debate nada, lo más interesante que se puede hacer es elegir a tres modelos del PSOE actual para representar en ellos a los valores principales en los que Pedro Sánchez resume su existencia como líder. Su forma de hacer política, su modelo de sociedad, su exigencia de lealtad, su defensa familiar. Tres trajes para los tres grandes aplausos que les brinda el Congreso cada vez que uno de ellos sube al atril, los mencionan en un discurso o los enfocan las cámaras de la organización. Ahí van los trajes:

María Jesús Montero. Habrá quien piense que Pedro Sánchez la ha elegido como su 'número dos' porque es la que con más desparpajo defiende una cosa y la contraria o que, como dice Pérez Reverte, sin el menor problema, vende a su madre, entrega a la tuya y luego te intenta convencer de que no ha existido nada de lo que le has visto hacer. Pues bien, ese es Pedro Sánchez, su forma de hacer política, pero mucho antes que él, ya la practicaba Montero. Una vez se contó aquí el episodio temprano de la vicepresidenta, en su primer cargo gubernamental, cuando era consejera de Salud andaluza. En un viaje de AVE, un grupo de pasajeros presenció, atónito, como daba instrucciones a los suyos, por un hospital público del que la Junta de Andalucía socialista quería deshacerse: "El hospital se vende, se le echa la culpa al alcalde del Partido Popular, y a mí no me toquéis la polla". Desde mayo de 2005, que es cuando se produjo aquel episodio memorable, hasta la actualidad, han transcurrido casi 20 años en los que esta mujer ha tenido la suerte de encontrar la horma de su zapato. O al revés, que Pedro Sánchez haya encontrado en ella a una maestra en el oficio de embaucar, falsificar y engañar sin que tiemble una pestaña.

Foto: El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal) Opinión
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Santos Cerdán. Ningún líder político puede sobrevivir sin la existencia de un fontanero fiel. Lo mejor de este socialista navarro es que, además de ejercitar con enorme lealtad su oficio, tiene un físico que le acompaña. Ya se dijo aquí alguna vez que lo más llamativo de Santos Cerdán, cuando se le ve ir de aquí para allá por el Congreso de los Diputados, es que parece un agente de la Stasi, la policía secreta de la Alemania del Este. No del KGB, sino de la Stasi, por esos trajes grises, el pelo canoso, y un tono de voz que nadie será capaz de recordar. Esa discreción máxima es la que le lleva a asentarse en el estrecho círculo de confianza del líder. Sucede, además, que Pedro Sánchez tiene una mala experiencia con los secretarios de organización. Los anteriores a Cerdán, les salieron rana. Primero estuvo César Luena, pero el hombre se equivocó cuando en las primarias famosas de Susana Díaz dio un volantazo, abandonó a Pedro Sánchez y se alistó con Patxi López. Lo perdonaron, pero solo parcialmente, con lo que lo mandaron al Parlamento Europeo. Luego vino José Luis Ábalos, que no hace falta explicar cómo ha acabado… Un cable suelto, fuera del partido y del grupo parlamentario.

Begoña Gómez. Es la mujer del secretario general, no ocupa ningún cargo orgánico ni institucional, pero todo gira en torno a su persona en el PSOE. El lema elegido en el Congreso es el conocido, "por la izquierda", pero hubiera encajado perfectamente uno que imitara al de los cuarteles de la Guardia Civil, "todo por Begoña". Se trata de un fenómeno curioso, una especie de sinécdoque política desconocida hasta ahora, las circunstancias particulares de una persona acaban representando a la totalidad de la organización. Un episodio reciente, muy revelador, es la querella colectiva que acaba de presentar el PSOE contra Víctor de Aldama, la persona con la que empezó todo cuando se conoció, tras las detenciones del 'caso Koldo', que solía reunirse con la mujer del presidente del Gobierno para proponerle negocios. Un brillante abogado, que fue fiscal y magistrado, es el que me susurra al oído la peculiaridad: "¿Un derecho al honor en pandilla? Pensaba que era un derecho personalísimo e irrenunciable". Efectivamente, así se contempla en la Ley de Enjuiciamiento Criminal y en la propia Constitución, cuando se regula la protección penal del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen. Pero los dos textos legales son anteriores a este fenómeno colectivo en el que nadie necesita siquiera poner la mano en el fuego por Begoña Gómez. Ella es la mano y es el fuego.

Breve resumen del 41 Congreso del Partido Socialista: "España es un referente mundial de crecimiento económico y el PSOE está a la vanguardia de la socialdemocracia". Punto final. La ponencia marco es muy extensa, un tocho de 75 páginas, pero se puede resumir en esas dos frases, literales. De hecho, una de las curiosidades de la ponencia es que es de 'euforia capicúa', comienza igual que acaba, con el mismo chute de adrenalina.

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