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Caso Ábalos, cinco mentiras contantes
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Javier Caraballo

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Caso Ábalos, cinco mentiras contantes

Desconocedores de todos los detalles del sumario, lo que sí podemos constatar como meros espectadores son algunas mentiras, contantes y sonantes, de este caso que comenzó con la detención, hace ahora un año, de una veintena de personas

Foto: El exministro José Luis Ábalos, en los pasillos del Congreso de Diputados. (EFE/Zipi)
El exministro José Luis Ábalos, en los pasillos del Congreso de Diputados. (EFE/Zipi)
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La única verdad que nadie podrá rebatirle al exministro del PSOE, José Luis Ábalos, es que no sabemos en qué va a quedar, finalmente, el proceso judicial sobre la trama de corrupción en la que está implicado. Como en España no existe una justicia sumarísima, la prueba judicial es la que determina siempre las condenas de los acusados. La experiencia en casos de corrupción política en España es tan amplia que podemos contar por decenas a los imputados que, incluso después de una larga instrucción judicial, de hasta diez años, han quedado en libertad, sin cargo alguno, porque cuando ha llegado la vista oral no se ha podido demostrar su implicación en los escándalos de los que estaban acusados.

Por esa razón, jamás debemos olvidar la presunción de inocencia. En todo caso, ajenos al proceso, desconocedores de todos los detalles del sumario, lo que sí podemos constatar como meros espectadores son algunas mentiras, contantes y sonantes, de este caso que comenzó con la detención, hace ahora un año, de una veintena de personas. A las 10.38 de la mañana del 21 de febrero de 2024, El Confidencial adelantó la noticia que, desde entonces, ha determinado el curso político en España: “El asesor de Ábalos, Koldo García, detenido por cobrar comisiones ilegales por la compra de mascarillas”.

- Primera mentira contante: “Apenas conozco a Víctor de Aldama”.

El más alto responsable político de la presunta trama de corrupción, José Luis Ábalos, ‘número dos’ de Pedro Sánchez y exministro de Fomento, no fue detenido en la redada de hace un año. Detuvieron a su asesor, Koldo García, a su mujer, a su hermano… pero no a su jefe directo. Si Ábalos lo interpretó aquello como una ‘exculpación’, se equivocó profundamente y esa fue, quizá, la explicación de su primera mentira contante: la de afirmar que no conocía a Víctor de Aldama. En varias entrevistas, a los pocos días de las detenciones, se refería a él como una especie de friqui del fútbol, al que conocía porque le pidió hacerse una foto con la camiseta del Zamora. Se trata de una falsedad grotesca porque, en realidad, conocía a Víctor de Aldama desde su llegada al Ministerio en 2018 y le encargó, de inmediato, la organización de un viaje a México. Luego las mascarillas, los negocios o favores inmobiliarios…

Foto: El empresario víctor de aldama testifica ante el juez leopoldo puente en el tribunal supremo

- Segunda mentira contante: Los pisos, las señoritas y las juergas.

A lo largo del año que ha transcurrido desde las primeras detenciones, las informaciones iniciales sobre el cobro de comisiones por la venta de mascarillas durante la pandemia -motivo original de la investigación- se han visto postergadas por otras de mayor impacto social que tienen que ver con la vida privada del exministro, de su asesor y de otros miembros del Gobierno. Como en estos casos debe guiarnos un elemental sentido del respeto y la prudencia, ajenos del todo a lo morboso, vamos a referirnos sólo a dos engaños. El exministro Ábalos no se refirió a la verdadera naturaleza de su relación con Jessica Rodríguez hasta muchos meses después de las detenciones, ya que antes sólo afirmaba que se trataba de informaciones falsas.

Foto: El diputado José Luis Ábalos, en su escaño del Congreso de los Diputados. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

En septiembre del pasado año, en una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero, afirmó dos cosas: que mantenía con ella una relación sentimental (“Tuve una relación con Jésica como la que tienen normalmente todas las personas, no de otro modo”) y que los gastos corrían de su cuenta (“los viajes se los pagaba yo a mi cargo, no como se ha dicho que era con lo público, nunca”). La UCO de la Guardia Civil tiene acreditado, sin embargo, que existieron otros muchos pagos. Por ejemplo, un apartamento en la Plaza de España de Madrid cuyo alquiler, con sucesivas mensualidades que suman 80.000 euros, “era responsabilidad de Aldama”, como dice el informe. En los mensajes incautados por la Guardia Civil, la vinculación económica se extiende hasta los detalles más pequeños: Koldo se encargaba desde gestionar su contrato como administrativa en una empresa del Ministerio hasta la compra de un nuevo modelo de iPhone.

- Tercera mentira contante. Los contratos de obras públicas.

El supuesto cobro de comisiones en la concesión de las obras pública es la vertiente más difusa de la investigación de la Guardia Civil, iniciada hace varios años. Las principales acusaciones surgen, además, de la persona que los investigadores consideran como “el nexo corruptor”, Víctor de Aldama, a partir de que a finales del pasado año se decidiera a cambiar de estrategia de defensa para ofrecer su colaboración judicial. A diferencia de las otras vertientes del escándalo, en este caso la coincidencia entre Ábalos, el PSOE y el Gobierno es absoluta: todos niegan que existieran esas comisiones.

Foto: El exministro de Transportes José Luis Ábalos, a la salida del Tribunal Supremo. (EFE/Mariscal)

Según ha trascendido, tanto el juez instructor como la Fiscalía sospechan que existe un acuerdo entre ambos para protegerse. Pero no se conoce nada más allá de que tanto la Fiscalía como la UCO le dan credibilidad a Aldama y consideran convincentes sus afirmaciones. Al margen de eso, la única mentira contante tiene que ver con la relación del presidente Pedro Sánchez con Víctor de Aldama. Inicialmente, se negó incluso que lo pudiera conocer y que tuviese alguna relación con el PSOE. Con posterioridad, se han publicado fotografías y conversaciones que desmienten al líder socialista. Se conocían. Y también lo conocía su mujer, Begoña Gómez.

- Cuarta mentira contante. El negocio millonario de las mascarillas.

Es el origen de la trama. Las cifras fundamentales son las que se contienen en la investigación de la UCO, un negocio de 53 millones de facturación y 10 millones de beneficio en comisiones. La información de El Confidencial desveló que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil atribuyó el pago de esos 10 millones de euros al empresario Víctor de Aldama, que controlaba en la sombra la mercantil Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL, una de las más beneficiadas por las adjudicaciones del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para el suministro de material sanitario durante la pandemia. Sobre todas esas transacciones, lo que ha dicho el ministro Ábalos es que desconocía por completo lo que hacía, o dejaba de hacer, su asesor Koldo. Pero hay un hecho concreto que lo desmiente, la cuarta mentira contante.

Foto: Certificado de Soluciones de Gestión con las mascarillas rechazadas por Canarias que compró el Ministerio del Interior. (El Confidencial)

El 10 de enero de 2024 hay una reunión en el restaurante La Chalana, en la que se trata de los problemas de la venta de mascarillas a Baleares, gobernada entonces por Francina Armengol, actual presidenta del Congreso. Cuando, en distintas entrevistas, le preguntaron a Ábalos por la reunión en ese restaurante, desmintió que fuera intermediario de ninguna negociación de venta de mascarillas: "Ni de coña. Ni antes, ni después, ni durante, ni nunca. No quedé a cenar con Koldo. Quedé con un alto cargo cuyo nombre no voy a revelar, y en ese restaurante me encontré con Koldo, que estaba cenando allí. Pero no hablamos en ningún momento de nada relacionado con esta causa. Yo no sabía ni que esta empresa tenía problemas en Baleares ni nada que tenga que ver con esto. Son todo conjeturas". Resulta, sin embargo, que esa cena en el restaurante la estaba grabando la Guardia Civil y entre las cosas que dijo Koldo a su acompañante, para tranquilizarla, es que había quedado allí con Ábalos cuando saliera del Congreso. Llegó Ábalos y durante una hora se reunieron en un reservado.

- Quinta mentira contante. Y Venezuela…

De todas las mentiras contantes, en el episodio de la visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a España, en febrero de 2020, se podría redactar un ensayo completo de engaños consecutivos. ¿Cuántas versiones se han ofrecido sobre ese episodio? ¿Cinco? ¿Seis? ¿Siete? La cuestión es que ni siquiera Víctor de Aldama quiere hablar de lo sucedido y que cuando se le ha preguntado a Koldo García ha negado tajante: “De eso no quiero hablar ni muerto”. No sabemos aún si algún día conoceremos la verdad, pero lo que sí se puede afirmar es que el ministro Ábalos y el presidente Sánchez no dijeron la verdad cuando afirmaron que la visita de la vicepresidenta del sátrapa de Venezuela les cogió por sorpresa, que nada sabían.

Foto: Leopoldo López, en una de las protestas celebradas en España. (Reuters)

Víctor de Aldama, que ya había realizado gestiones de mediación para el Gobierno de Sánchez, documentó ante el juez que semanas antes le encargaron alquilar un piso para Delcy, que los servicios de seguridad de Estado realizaron las pertinentes comprobaciones de seguridad, y que luego se desplazó también al aeropuerto. Nada más se sabe y, como en el resto del escándalo, un año después, solo podemos certificar aquellas mentiras contantes a ojos de cualquier observador. El proceso judicial continúa y ya conoceremos el final.

La única verdad que nadie podrá rebatirle al exministro del PSOE, José Luis Ábalos, es que no sabemos en qué va a quedar, finalmente, el proceso judicial sobre la trama de corrupción en la que está implicado. Como en España no existe una justicia sumarísima, la prueba judicial es la que determina siempre las condenas de los acusados. La experiencia en casos de corrupción política en España es tan amplia que podemos contar por decenas a los imputados que, incluso después de una larga instrucción judicial, de hasta diez años, han quedado en libertad, sin cargo alguno, porque cuando ha llegado la vista oral no se ha podido demostrar su implicación en los escándalos de los que estaban acusados.

José Luis Ábalos
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