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Tocarle las pelotas al presidente
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Javier Caraballo

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Tocarle las pelotas al presidente

Piel sensible y carácter irascible; el episodio de los mensajes nos aporta más detalles de cómo es Pedro Sánchez, todo lo resiste en política pero eso no lo convierte en un ser tolerante

Foto: Pedro Sánchez en el Congeso. (EFE)
Pedro Sánchez en el Congeso. (EFE)
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya puede ir preparando un tercer libro con su escriba habitual para seguir descubriéndonos los detalles más recónditos de su personalidad. "Tocapelotas", se puede llamar la nueva entrega, después de las entregas anteriores como ‘Manuel de Resistencia’ y ‘Tierra firme’ porque, como ya apuntamos aquí alguna vez, Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno de España que menos apoyos ha tenido en unas elecciones, el más débil de todos, y, sin embargo, el de una mayor producción editorial y audiovisual ensalzando su figura política.

En cada uno de los libros, el presidente Sánchez nos ha ido explicando el porqué de algunas de las cosas que tanto nos desconciertan de él, pero porque no lo conocemos. Y tiene que aclararnos. Como lo de que él no miente, sino que cambia de opinión. O que las estrategias que a un simple mortal pueden parecerles perversas, frías y despiadadas, son en realidad actos comedidos de buen gobernante. "Eso no es ser maquiavélico, sino responsable", como decía de sí mismo en uno de aquellos libros. Pues bien, la nueva entrega ‘Tocapelotas’ debe profundizar en la nueva faceta de su carácter que hemos descubierto esta semana con los mensajes de wasap que se han conocido, a través del diario El Mundo. Esa forma de hablar suya, que si pájara, que si torpes, que si petardos…

Seguro que tiene una explicación que no alcanzamos, un sentido político que las convierten en la sutil jerga del poder. Más interesante, en todo caso, será adentrarnos, a partir de los mensajes que hemos conocido, en qué asuntos sublevan al presidente del Gobierno. O como se diría, usando su mismo lenguaje en los mensajes, cuáles le tocan los cojones.

¿Qué hay que hacer para tocarle las pelotas a Pedro Sánchez? Eso es lo interesante del nuevo rasgo de la personalidad que se descubre con esos mensajes porque, en realidad, un tipo como él, que se define como un superviviente extremo, capaz de superar toda adversidad; un hombre así tiene la piel tan sensible que no permite a su alrededor la más mínima disidencia. Todo lo que pueda suponer un reparo a sus palabras o a sus acciones, debe ser reprimido, por leve que sea. Implacable. El expresidente de Aragón, Javier Lambán, ha contado estos días, liberado por los mensajes que se han hecho públicos, un encontronazo que, hasta ahora, había silenciado.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo (i), junto al líder de los populares andaluces, Juanma Moreno. (EFE/Rafa Alcaide) Opinión

Tras una de las polémicas nacionales que estallaron en España por la campaña del ministro Garzón contra el consumo de carne, Pedro Sánchez descolgó el teléfono y llamó sobresaltado a Lambán. "¡Es la última vez que criticas a un ministro de mi Gobierno y pides su dimisión!", dijo Sánchez. Confundido y sorprendido por el tono, el presidente de Aragón intentó templar los ánimos: "A ver, pero es que…" Sánchez no le dejó continuar: "¡Que te he dicho que es la última vez!" Lambán lo intentó de nuevo, "Pero es que, presidente, yo…" No pudo decir más porque al otro lado lo que sonó fue la interrupción brusca de la conversación. Añadámosle solo a este episodio que el titular de The Guardian por la entrevista de Alberto Garzón denunciaba la existencia de granjas en España que contaminaban el suelo y el agua que producían carne de baja calidad de animales maltratados, que luego se exportaba a toda Europa.

Al conocerse el contenido de los mensajes, tanto Lambán como Emiliano Garcia Page han tenido una reacción similar, muy elocuente si se analiza desde un punto de vista psicológico del ánimo que existe en el interior de este partido en esta etapa de Pedro Sánchez. Quiere decirse que, mientras los portavoces más fieles del presidente desacreditaban y despreciaban lo que se conocía, ellos dos lo recibieron con alivio, como si dijeran, ‘al fin se conoce cómo se las gasta Sánchez y cómo son las cosas aquí dentro’.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el pleno del Congreso. (EFE/J.J. Guillén) Opinión
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Por esa razón, han rescatado de forma oportuna cuál fue el primer conflicto interno, sucedido al poco de llegar Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE. En 2015 se celebraron unas elecciones en las que, con Sánchez de candidato, los socialistas cayeron hasta los 90 escaños. Podemos era la fuerza emergente de la izquierda. El Partido Popular de Rajoy se quedó lejos de la mayoría absoluta y lo que decidió el PSOE fue no respaldarlo en la investidura, aunque se tuvieran que repetir las elecciones, como de hecho sucedió.

Ya entonces, 2015, lo que cuentan Lambán y Page es que era tan evidente en Pedro Sánchez el deseo de pactar con cualquiera, que forzaron a que el comité federal del PSOE introdujera un párrafo contundente: Se afirmaba que el PSOE iba a anteponer "el interés de España a cualquier otro objetivo", se rechazaba "de manera tajante, cualquier planteamiento que conduzca a romper con nuestro ordenamiento constitucional" como "la autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento". Y luego se añadía: Todo ello "es innegociable para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas". Al leerlo ahora, con la certeza de lo ocurrido, puede entenderse hasta qué punto Lambán y Page tenían razón en sus sospechas y cabe imaginar cómo serían las ansias de poder de Pedro Sánchez ya en 2015.

Y también se entiende que, pasados los años; para tocarle los cojones a Pedro Sánchez solo había falta publicar un artículo o conceder una entrevista en la que se dijera que el PSOE tiene que defender la Constitución y a la Jefatura del Estado, cuando intentan asediarla. Eso fue lo que dijeron Lambán y Page y, por esa razón, el presidente Sánchez le escribió a su escudero de entonces, José Luis Ábalos, para que amonestara a esos tocapelotas. Esa es la relevancia mayor de las expresiones que hemos conocido, las que emplea Sánchez en sus mensajes, haber podido conocer que defender públicamente la Constitución puede ser motivo de tocarle los cojones. En qué momento, la defensa del orden constitucional se convirtió en un asunto delicado, que era mejor soslayar, no mencionar, para no agraviar a quienes apoyan al presidente en su aventura política. Y que tendrá que hacer ese partido para recomponer todo eso sin que, un nuevo giro, lo haga desaparecer.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya puede ir preparando un tercer libro con su escriba habitual para seguir descubriéndonos los detalles más recónditos de su personalidad. "Tocapelotas", se puede llamar la nueva entrega, después de las entregas anteriores como ‘Manuel de Resistencia’ y ‘Tierra firme’ porque, como ya apuntamos aquí alguna vez, Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno de España que menos apoyos ha tenido en unas elecciones, el más débil de todos, y, sin embargo, el de una mayor producción editorial y audiovisual ensalzando su figura política.

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