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Correos, el epicentro de todas las corruptelas
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Javier Caraballo

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Correos, el epicentro de todas las corruptelas

Ha sido como 'el campamento base', allí colocó Sánchez a su amigo; Cerdán, a la 'fontanera' y Ábalos, a Víctor de Aldama. El resultado fue un agujero de más de mil millones

Foto: El empresario Víctor de Aldama y la exmilitante socialista Leire Díez. (Europa Press/Carlos Luján)
El empresario Víctor de Aldama y la exmilitante socialista Leire Díez. (Europa Press/Carlos Luján)
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Todo se fue adaptando al servicio de un propósito y, en la red que se iba tejiendo, estaba esa empresa pública, Correos, que ahora nos puede servir de símbolo de lo que conocemos. El propósito era la ocupación del poder y la extensión de lo ambicionado abarca todo lo que en una democracia se presenta separado por la división de poderes y el control del Gobierno. En ese entramado, Correos ha sido como el ‘campamento base’; la empresa pública en la que el presidente Pedro Sánchez colocó a un amigo, Cerdán a la 'fontanera' y Ábalos a su amigo Aldama. El resultado ha sido un agujero de más de mil millones de euros en pérdidas que, si lo comparásemos con el montante de otros casos de corrupción, lo situaría a la cabeza de fraudes y desfalcos a las arcas públicas.

Pero la crisis de Correos no se ha tratado nunca como un caso de corrupción, aunque se hayan interpuesto algunas denuncias judiciales que, por lo que sabemos, no llegaron a ninguna parte. Como empresa pública, Correos depende de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y su contabilidad siempre se contempla como la de otros servicios públicos que pueden llegar a ser deficitarios para el Estado, pero cuya supervivencia se debe garantizar. Las pérdidas milmillonarias de Correos nunca se han contemplado como el resultado de una estrategia de ocupación del poder, de usurpación del poder, que es como podemos analizarlo ahora cuando se unen todas las informaciones relativas al manoseo indecente de esta empresa, tras la llegada al poder de Pedro Sánchez, en julio de 2018.

De hecho, a partir de ese año es cuando los sindicatos mayoritarios, UGT y Comisiones Obreras, comienzan a escandalizarse por lo que estaba pasando con Juan Manuel Serrano, el amigo de Pedro Sánchez. En 2023, que es el último año de Serrano al frente de Correos, estos sindicatos hacen pública una nota de prensa que es insólita por la dureza empleada contra el presidente del Gobierno; si en todos los demás aspectos, UGT y CCOO se han mostrado dóciles y conformistas, en Correos no han escatimado las críticas más severas. Decía así: "La magnitud de la catastrófica gestión de Correos se agrava año tras año con la publicación de las cuentas de la compañía. Cifras sonrojantes que parecen no afectar al presidente del Gobierno, quien, a pesar de haber cambiado de opinión en otros temas, no parece tener intenciones de rectificar su mala decisión, la de nombrar a Serrano, asumiendo así, de forma personal, la responsabilidad de la deficiente gestión de la mayor empresa pública del país en términos de número de trabajadores".

En julio de 2023, cuando se habían cumplido ya cinco años de Pedro Sánchez en la Moncloa y de su amigo Serrano en la presidencia de Correos, se acumulaban pérdidas por valor de 1.152 millones de euros, según los sindicatos. El presidente Sánchez, en todo caso, lo mantuvo en el cargo hasta el 27 de diciembre de ese año (que, por cierto, cobró 208.000 euros de sueldo y 25.000 de indemnización) y al instante lo recolocó en el Ministerio de Óscar Puente, donde sigue, como director general de la empresa pública que gestiona las autopistas estatales.

Foto: Leire Díez en su etapa de directora de Filatelia de Correos junto a Juan Manuel Serrano, expresidente de Correos.

La disciplina con la que todos los que están alrededor de Pedro Sánchez abren huecos y habilitan despachos es la que llevó a la ‘fontanera de Ferraz’, Leire Díez de la Empresa Nacional del Uranio hasta Correos. Este aspecto conviene subrayarlo para cuando se defiende que todos ellos son meros militantes, sin mayor relación que un vago conocimiento como miembros del Partido Socialista. Esa es la falsedad que se ha intentado con ‘la fontanera’, sin el menor rubor. La realidad es que el amigo de Pedro Sánchez, Juan Manuel Serrano, le abrió un hueco en Correos, primero como jefa de relaciones institucionales y, al poco, como directora de Filatelia e Innovación, con más rango y más sueldo (en torno a 80.000 euros). De esa etapa suya de Correos, pertenece la polémica carta que publicó en sus redes sociales cuando, el 3 de marzo de 2024, se despidió de todos, al tiempo que se vanagloriaba del buen resultado de la operación del voto por correo de las elecciones generales anteriores, las que ganó Feijóo y se quedó sin gobernar. "Fin de mi etapa en Correos", decía Leire en su despedida. "¿Os acordáis del voto por correo de las pasadas elecciones generales? Pues ahí estuvimos mano a mano todo este equipazo junto a la inestimable ayuda del resto de compañeros y compañeras de sede central".

No perdamos de vista la fecha de la despedida de Correos de ‘la fontanera’: 3 de marzo. Casualmente, lo que había pasado unos días antes es que El Confidencial desveló -el 29 de febrero- la relación que mantenía la esposa del presidente del Gobierno con el "nexo corruptor" de la trama, Víctor de Aldama, y con el CEO de Globalia, Javier Hidalgo. Todo aquello desembocó en la ‘dimisión virtual’ de Pedro Sánchez a finales de abril y la organización de estrategia de bulos y desinformación desde el propio Gobierno y el partido que lo sustenta, el PSOE. Es en esa campaña de ‘guerra sucia’ en la que se pone al frente a Leire Díez, ‘la fontanera’ del PSOE, nada más salir de Correos. ¿O es que se fue de Correos porque ya tenía este otro encargo?

Foto: EC Diseño.

Pero volvamos al ‘nexo corruptor’. El último detalle del entramado que estamos descubriendo de Correos, el ‘campamento base’ como lo describíamos, nos lleva hasta Víctor de Aldama. Lo que está contrastado en el sumario es que, través de su empresa Soluciones de Gestión, le vendió a Correos varios millones de mascarillas. Aldama ha afirmado que por esos contratos pagó las correspondientes comisiones a Koldo García, algo que este ha negado, pero en todo caso es más relevante lo que contó ante el Tribunal Supremo. También esto sirve para ilustrarnos sobre este desvergonzado descontrol: "Nosotros de repente recibimos ocho millones de euros de Correos sin tener ningún contrato, sin tener nada y sin que hubiéramos llegado a un acuerdo con ellos. Estábamos negociando la venta de mascarillas". Así, sin más, como se decía antes, con la resolución de quien llega al Gobierno con un propósito claro de ocupación del poder.

Todo se fue adaptando al servicio de un propósito y, en la red que se iba tejiendo, estaba esa empresa pública, Correos, que ahora nos puede servir de símbolo de lo que conocemos. El propósito era la ocupación del poder y la extensión de lo ambicionado abarca todo lo que en una democracia se presenta separado por la división de poderes y el control del Gobierno. En ese entramado, Correos ha sido como el ‘campamento base’; la empresa pública en la que el presidente Pedro Sánchez colocó a un amigo, Cerdán a la 'fontanera' y Ábalos a su amigo Aldama. El resultado ha sido un agujero de más de mil millones de euros en pérdidas que, si lo comparásemos con el montante de otros casos de corrupción, lo situaría a la cabeza de fraudes y desfalcos a las arcas públicas.

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