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Zarrías, el rey de la trampa
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Javier Caraballo

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Zarrías, el rey de la trampa

Solo quien no lo conoce puede sorprenderse de que haya superado todos los escándalos y sobrevivido a todos los secretarios generales del PSOE, ahora como empleador de 'la fontanera'

Foto: El exconsejero de Presidencia de la Junta de Andalucía Gaspar Zarrías. (EFE/José Manuel Vidal)
El exconsejero de Presidencia de la Junta de Andalucía Gaspar Zarrías. (EFE/José Manuel Vidal)
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¡Todo el mundo de pie que llega don Gaspar Zarrías! Primero, los trápalas, los liantes y los embusteros. ¡Todos en pie! Ahora, que se pongan los que enredan, los que saben moverse en la sombra, los que influyen y los que disimulan. De pie también todos los que empiezan en política y los que acaban de irse porque los han echado, apuñalados por los suyos. Todo el mundo en pie, que aquí entra el ejemplo y la demostración de lo que nunca conseguirán, el currículo de tejemanejes y de supervivencia de don Zarrías, que dicho así suena mejor.

Don Zarrías… Alguna vez, durante su larguísimo recorrido por la política andaluza, uno de sus colegas del Partido Socialista en Jaén lo definió como "el rey de la trampa" y acertó plenamente con la definición. Porque no hay nadie mejor, porque nadie lo supera, porque es el único que sigue figurando en las crónicas de actualidad medio siglo después. Ahí está en pleno escándalo del PSOE de Pedro Sánchez, como la pieza inesperada del puzle que nadie sabe encajar, la sorpresa que nadie esperaba. ¿Pero cómo que Gaspar Zarrías es el que tenía a sueldo a la fontanera de Ferraz? ¿Y cuánto dice que facturó su lobby, ochocientos mil euros? ¿Pero no se había retirado de la política después del escándalo de los ERE de Andalucía? Eso es lo que todo el mundo podía pensar, pero porque no lo conocen.

Con Felipe González fue escuredista (de Rafael Escuredo), después borbollista (de Rodríguez de la Borbolla) y finalmente chavista, de Manuel Chaves, con quien se fue al Gobierno de Zapatero. Con todos estuvo a su lado cuando eran presidentes y a todos sobrevivió cuando se los cepillaron.

Zarrías es el senador al que, en 1991, pillaron votando con los pies y con las manos o el dirigente del PSOE que, desde los años 80, ya andaba rondando algunos escándalos de comisiones ilegales en Andalucía, antes de que estallara el caso Juan Guerra. ¿Se acuerdan de aquel comisionista de los ERE que tenía dinero para asar una vaca? Pues también era amigo de Zarrías y por eso estaba en la trama. Pero nada. Nada le afecta. Gaspar Zarrías, el don por delante, es el único que ha superado todos los escándalos y ha sobrevivido a todos los secretarios generales del PSOE sin perderle la cara al toro, como dicen los taurinos. Cuando caiga Pedro Sánchez, que caerá, como todos, de lo único que podemos estar seguros es de que en algún momento de ese futuro incierto aparecerá Gaspar Zarrías.

Foto: lobby-zarrias-facturo-fontanera-ferraz-nomina

La última sorpresa, como la contó El Confidencial el pasado lunes, tiene que ver con la extraordinaria actividad desplegada por Gaspar Zarrías en el peor momento de su carrera política, cuando tuvo que dimitir de todos sus cargos por el escándalo de los ERE. Vamos a recrear el momento: Zarrías venía de veinte años como gran manijero de la política andaluza, mano derecha de Manuel Chaves, el presidente más longevo de la hegemonía socialista en la Junta de Andalucía, y de una etapa final de ambos en la vicepresidencia del Gobierno de Zapatero. Después de todo eso, que es la vida de cualquiera, estalló el caso de los ERE y Zarrías tuvo que salir por la puerta chica y dejarlo todo.

¿La puerta chica? Nada de eso. Ese mismo año de 2015, cuando tuvo que dimitir de todo por su implicación en el mayor fraude público de la democracia española, Gaspar Zarrías montó un ‘lobby’ de influencias. A ver quién supera eso: un político acusado de corrupción, y luego condenado, saca pecho y se pone a ofrecer sus servicios y su experiencia para quien quiera contratar con los Gobiernos. Muchos meses antes de que el Tribunal Constitucional de Conde-Pumpido dictara la vergonzosa sentencia de su exculpación por el escándalo de los ERE, Gaspar Zarrías ya iba anunciando entre los suyos lo que iba a suceder. No era pavoneo, porque Zarrías jamás ha hecho ostentación pública de su poder inmenso, pero sí estaba anticipando todo lo que conocemos ahora, su implicación directa en las cloacas del PSOE de Pedro Sánchez.

Foto: rfef-elecciones-lozano-zarrias-gobierno-rocha-rubiales

Lo que no sabemos de esa relación, y quizá no lo sepamos nunca, es qué fue primero. Si Pedro Sánchez le pidió a Zarrías que se hiciera cargo de la fontanera, para compensarlo por el favor del Constitucional, o si fue Zarrías quien se ganó a Pedro Sánchez con la demostración palpable de su habilidad en las entretelas y el presidente les correspondió luego con el bodrio exculpatorio del Constitucional.

Lo de montar un lobby de influencias tiene que haber sido una idea compartida, o madurada, con su buen amigo José Blanco, más conocido como Pepiño. ¿Será por eso que la sociedad se llama ZAÑO, la primera sílaba de Zarrías y la última de Pepiño? Bueno, de momento, esa es sólo la ingeniosa deducción de un colega, un brillante abogado, pero no hay nada que lo certifique. Como siglas, es verdad que es algo raro, ‘Zaño Sociedad Consultora SL’, pero vete a saber… La cuestión es que Zarrías monta su lobby en 2015 y, tres años después, Pepiño Blanco crea el suyo, Acento, que en la actualidad está considerado como el mayor lobby de España.

Si ambos siguen colaborando tampoco debería extrañar a nadie porque en la larga lista de escándalos que ha ido sorteando este hombre figura Villa PSOE, una exclusiva urbanización en isla de Arosa, con las mejores playas de Galicia, con arena fina, aguas cristalinas y un entorno natural casi intacto. El caso estalló en 2008, al descubrirse la ‘coincidencia’ de que muchos dirigentes del PSOE habían adquirido viviendas en aquel complejo, sobre el que pesaban varias denuncias de irregularidades y tratos de favor. Muchos de los propietarios eran políticos del PSOE gallego, como Pepiño, pero entre ellos también estaba un andaluz, Gaspar Zarrías. ¿Y cómo era posible que uno de Cazalilla, un pueblecito de Jaén…? Lo de siempre. Inclinen la cabeza y pónganse de pie todos los principiantes, que aquí llega don Gaspar Zarrías. El secreto mismo de la eternidad en política lo guarda en su maletín junto a sus más eficaces pócimas venenosas de elaboración casera.

¡Todo el mundo de pie que llega don Gaspar Zarrías! Primero, los trápalas, los liantes y los embusteros. ¡Todos en pie! Ahora, que se pongan los que enredan, los que saben moverse en la sombra, los que influyen y los que disimulan. De pie también todos los que empiezan en política y los que acaban de irse porque los han echado, apuñalados por los suyos. Todo el mundo en pie, que aquí entra el ejemplo y la demostración de lo que nunca conseguirán, el currículo de tejemanejes y de supervivencia de don Zarrías, que dicho así suena mejor.

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