Es noticia
Ábalos, corrupto por cuenta ajena
  1. España
  2. Matacán
Javier Caraballo

Matacán

Por

Ábalos, corrupto por cuenta ajena

Es tan desvergonzado decir que cuando hablaban de chistorras se referían sólo al embutido, que ese mismo descaro se convierte en sospecha de lo que aún se estará ocultando

Foto: El exministro Jose Luis Ábalos, a la salida del Tribunal Supremo. (EFE/J.J. Guillén)
El exministro Jose Luis Ábalos, a la salida del Tribunal Supremo. (EFE/J.J. Guillén)
EC EXCLUSIVO

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intenta hacernos ver que su antiguo amigo y secretario de organización, José Luis Ábalos, es un corrupto aislado, un granuja mentiroso, y esa trola no se sostiene. En la corrupción política no existen los mangantes solitarios, forman parte de una organización, de una estructura, de una forma de hacer política, que le pone precio a las grandes obras y factura una comisión por ellas. Siempre ocurre igual y el caso Koldo no va a ser distinto, aunque estemos lejos del final y a pesar de que, en su día, no todas las acusaciones se puedan demostrar con pruebas ante un tribunal de Justicia.

Nada de ello nos puede desviar de la lógica elemental de que ninguna empresa, ningún empresario, ofrece dinero a cambio de nada. Y que una sola persona, en un partido político, no puede garantizarle a ninguna empresa, a ningún empresario, que le van a conceder una obra, o un contrato, si no cuenta con la complicidad, o el desentendimiento, del líder del partido, que suele ser el presidente del Gobierno que va a hacer efectivas las promesas realizadas a la sociedad, o a la persona, que va a pagar una comisión por ello. De modo que, cuando el presidente Pedro Sánchez, y todos sus replicantes, descartan de forma tajante la financiación ilegal del PSOE, están insultando esa lógica elemental: nadie paga una comisión a cambio de nada.

A partir de ahí, también sabemos que el destino principal de ese dinero es la financiación de eventos y campañas electorales y que lo que normalmente trasciende es la espuma negra de toda esa actividad ilegal. Es decir, los excesos de aquellos que se dedican en los partidos políticos a organizar la financiación ilegal. Las fiestas, los coches, los trajes, las prostitutas, los sobresueldos, la cocaína, las mansiones, los regalos lujosos…

Los actores cambian, pero el guion es el mismo. Los comisionistas, los recaudadores, son los que acaban salpicados por el escándalo mientras el resto de la estructura se mantiene oculta. Esos recaudadores son, podría decirse, corruptos por cuenta ajena y trabajan para una organización. En el caso de esta última corrupción del PSOE, cada vez tenemos más elementos contrastados para presuponer cómo se organizó todo el entramado. Como hemos reseñado en otras ocasiones, lo ‘extraordinario’ de este escándalo es la precocidad y el cinismo.

Foto: corrupcion-psoe-espana-1hms Opinión

Es eso de llegar al poder en julio de 2018 con un discurso contra la corrupción ("Señorías, la corrupción actúa como un agente disolvente y profundamente nocivo para cualquier país. Disuelve la confianza de una sociedad en sus gobernantes y debilita en consecuencia a los poderes del Estado", Pedro Sánchez en la tribuna) y, al mes siguiente, comenzar los contactos con Víctor de Aldama para organizar el cobro de comisiones ilegales. Quitando la precocidad y el cinismo, que a nadie le extrañará en Sánchez, el resto del caso Koldo se parece bastante a lo ya conocido. Tenemos, además, testimonios directos de dos condenados por corrupción política que así lo han admitido en El Confidencial. Uno de ellos, Alberto Flores, de la época del PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra, desveló que "Filesa se creó para acabar con el descontrol que existía con los maletines de dinero que les entregaban". Y añadió:

"Existía otra estructura de financiación ilegal, con otras empresas que recibían las comisiones por los contratos con la administración, pero aquello no iba bien porque muchos maletines se quedaban por el camino, y no llegaban al partido. Entonces, se decidió acabar con todo eso y organizarlo mejor: así es como se crea Filesa". El segundo, Pablo Crespo, del Partido Popular, que en noviembre volverá a sentarse en el banquillo, también lo admitió en este periódico: "Cualquier persona puede pensar, como me ocurría a mí antes de ser secretario de organización, que los partidos se financian con sus afiliados y con las ayudas públicas. Y no, claro, no es así. Esa es la apariencia legal, pero no la realidad. Si eres un partido de gobierno y controlas una administración que licita obras públicas, los dos ingredientes de la corrupción se conectan rápidamente: el partido que necesita más financiación y la empresa que necesita esas obras".

Foto: abalos-koldo-cerdan-pedro-sanchez-psoe Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Una explicación de los casos de corrupción
Carlos Sánchez

La forma con la que el presidente del Gobierno, y sus replicantes, están intentando reducir a una ‘costumbre vintage’ el reparto de dinero en metálico en la sede del PSOE es, por absurdo, la demostración de lo mucho que se oculta. La sospecha se incrementa cuando han sido el propio Ábalos, y también Koldo, quienes han explicado que, al hablar de chistorras en sus conversaciones, se referían al embutido navarro. Dicen que Koldo se las traía a Madrid y aquí las repartía entre sus amigos para sus barbacoas, pero nada más. También las llevaba a la sede del PSOE en la calle Ferraz para celebrar los triunfos electorales, como las dos mil chistorras que consiguió después de unas elecciones. Estamos en lo mismo, ese descaro se convierte en sospecha de lo que aún se estará ocultando. Se comprende, en este sentido, que, cuando intentan tomarle el pelo a jueces y fiscales con las mismas explicaciones, que lo interrumpan, malhumorados, como ha ocurrido con Ábalos cuando ha vuelto a declarar en el Tribunal Supremo. "Diga simplemente si quiere usted declarar, que esto no es el Congreso de los Diputados", como le espetó el magistrado Leopoldo Puente.

Tan evidente es que las chistorras no eran embutidos, sino dinero contante y sonante, que, en una conversación de Koldo García con su mujer, Patricia Uriz, la señora le muestra su preocupación por cómo se va a llevar 40 chistorras a Navarra. "Cariño si los llevo en el chaleco marrón, ¿tú crees que me lo harán quitar? Además, voy a llevar el abrigo…", pregunta la mujer de Koldo, a lo que este le responde: "No creo. Divídelo. Maleta, bolso, abrigo y cartera". Otra evidencia boba, elemental: nadie mete las chistorras que lleva a su casa en los bolsillos del abrigo y tampoco existe ninguna chistorra que quepa en una cartera. Cuando se haga la recopilación final de este serial, incluso habrá momentos en los que soltemos una carcajada. Como aquella frase de Ábalos, que debe grabarse para siempre en la historia de la corrupción española. El mismo magistrado Leopoldo Puente le preguntó si había estado en los pisos, financiados por Víctor de Aldama, en los que vivían algunas de sus amantes y, con toda templanza, dijo Ábalos: "Yo creo que no me acuerdo". Impresionante.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intenta hacernos ver que su antiguo amigo y secretario de organización, José Luis Ábalos, es un corrupto aislado, un granuja mentiroso, y esa trola no se sostiene. En la corrupción política no existen los mangantes solitarios, forman parte de una organización, de una estructura, de una forma de hacer política, que le pone precio a las grandes obras y factura una comisión por ellas. Siempre ocurre igual y el caso Koldo no va a ser distinto, aunque estemos lejos del final y a pesar de que, en su día, no todas las acusaciones se puedan demostrar con pruebas ante un tribunal de Justicia.

José Luis Ábalos PSOE Caso Koldo García
El redactor recomienda