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España necesita a Leonor en Netflix o HBO
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Pilar Gómez

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España necesita a Leonor en Netflix o HBO

Felipe VI está llamado a modernizar la Corona. 'Matar al padre' será su doloroso legado y lo que nos permita seguir disfrutando de una monarquía parlamentaria muchos años

Foto: La princesa Leonor, el pasado octubre.
La princesa Leonor, el pasado octubre.

El discurso de Felipe VI ha perdido casi tres millones de espectadores respecto al año pasado. La interpretación más recurrente será la de que los españoles están castigando los inaceptables desmanes de don Juan Carlos que tanto daño han hecho a la institución. A mí se me antoja que la realidad es otra y más preocupante desde el punto de vista de supervivencia de la Corona. Cada vez hay más hogares donde la tradicional alocución real del 24 de diciembre ni se contempla en la programación televisiva. El Rey no habla en Netflix ni en HBO, por lo tanto, el Rey no existe.

Las nuevas generaciones tienen sus propias costumbres y tradiciones y, por supuesto, otros referentes muy alejados de la figura de Felipe VI. En estos días de tertulia de salón con la familia, he percibido que el emérito ha dejado una sensación de orfandad entre los más mayores. Los analógicos son capaces de perdonarle todo a ese Rey que vieron en su primer discurso en blanco y negro lamentando la muerte del dictador Franco y que los acompañó en el camino a la democracia. En las casas, TVE se ponía, aunque fuera de fondo, y eso para el 'share' también cuenta.

No me veo capaz de votar para elegir presidente de la república. No al menos con el actual cartel electoral

Felipe VI es para muchos un 'títere' que no despierta admiración ni odio. No ha acompañado en nada trascendental a sus coetáneos y, aunque no se sepa apreciar, esa es su grandeza. Tenemos un Rey que representa a la perfección lo que debe ser una monarquía parlamentaria. No hay muchos que puedan hacerlo igual de bien o parecido. Miren a Italia. Quieren que el presidente, Mario Draghi, sea primer ministro, pero temen que deje su cargo y la convulsa política alpina se desmorone. Insisto, de los buenos hay pocos. No me veo capaz de votar para elegir presidente de la república. No al menos con el actual cartel electoral. Creo que los que no han seguido el discurso sí se ven capacitados, aunque sea desde la ignorancia (ustedes me perdonen) en algunos casos.

El actual Rey está librando una lucha titánica que no solo afecta al futuro de la institución, sino también remueve sus afectos. 'Matar al padre' es psicológicamente la batalla más dura para un ser humano. En los últimos años, ha tenido que dedicar todo su esfuerzo a renegar de todo aquello con lo que creció. El destino ha querido que viviera en cierta forma lo que a don Juan Carlos le tocó vivir con don Juan. Hay hasta un exilio que ha ocupado y preocupado a la Zarzuela en cada paso. Mucho se ha escrito de cuándo pisará España el emérito. Las pasadas navidades también se anunció su vuelta, como si de un anuncio de turrones se tratase. Pero no. No hay vuelta en el horizonte. En la Casa del Rey no se han movido ni un milímetro desde que empezó el calvario. Quieren tener perfectamente atado todo. Que no quede ni una cuenta opaca de don Juan Carlos sin revisar. Que Corinna no pueda dar más sorpresas. Felipe VI no se puede permitir ni un error. Dicen que se está buscando una residencia fuera de la Zarzuela para si hay retorno, pero también ya se han hecho los cálculos por si no lo hay.

Felipe VI está llamado por necesidad a ser el monarca que modernizó la institución. Ese debe ser su legado

Lo más duro del reinado de Felipe VI es su progenitor, y la gestión de su final está siendo toda una prueba. ¿Cómo quieren despedir los españoles a Juan Carlos I? Pues si sigo usando de muestra una cena de Navidad, les diré que hay división. Los hay que quieren que tenga honores por su “aportación histórica”, otros que se haga con “deshonor” porque “nos ha robado a todos” y luego están esos, los de Netflix y HBO, que ni prestan atención al debate. A estos súbditos tendrá que dirigirse la princesa Leonor. Su padre debe exteriorizar el sufrimiento interno. Decir en alto lo que dice en lo que los periodistas llamamos 'off'. Felipe VI está llamado por necesidad a ser el monarca que modernizó la institución. Ese debe ser su legado. Urge aprobar medidas de transparencia. Es difícil actualizar una institución a la que se accede por derecho y de forma hereditaria, pero hay que intentar, por el bien de España, que Leonor se dirija a la nación en Netflix o HBO.

El discurso de Felipe VI ha perdido casi tres millones de espectadores respecto al año pasado. La interpretación más recurrente será la de que los españoles están castigando los inaceptables desmanes de don Juan Carlos que tanto daño han hecho a la institución. A mí se me antoja que la realidad es otra y más preocupante desde el punto de vista de supervivencia de la Corona. Cada vez hay más hogares donde la tradicional alocución real del 24 de diciembre ni se contempla en la programación televisiva. El Rey no habla en Netflix ni en HBO, por lo tanto, el Rey no existe.

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