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¿Quién escribió la carta a Mohamed VI sobre el Sáhara que firmó Sánchez?
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Pilar Gómez

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¿Quién escribió la carta a Mohamed VI sobre el Sáhara que firmó Sánchez?

El redactado y el error al hablar de un ministro de Asuntos Europeos para referirse a Albares ha hecho circular la teoría de que el autor del texto y del acuerdo es Miguel Ángel Moratinos

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Archivo/Mariscal)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Archivo/Mariscal)
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La carta en la que el Gobierno claudicaba ante Marruecos en su postura sobre el Sáhara tiene detrás una intrahistoria digna de una película de cine negro. Si no fuese por lo delicado de cambiar sin despeinarse la política exterior que se ha mantenido durante más de 40 años respecto a la colonia española, podríamos hacer unas risas con el redactado de la misiva. Al ministro de Exteriores, Albares, le pilló por sorpresa el pasado viernes la publicación por parte de Rabat del escrito que había remitido el presidente Sánchez reconociendo como mejor solución que el Sáhara sea una colonia marroquí. Albares reaccionó como pudo. Mohamed VI lo había vuelto a hacer. Pese al gesto de amistad, el monarca quiso dejar claro quién manda y decidió el cuándo y el cómo se haría público el acuerdo mantenido en secreto por las autoridades españolas.

Insistiendo en la vertiente menos trascendente, pero muy clarificadora, del redactado de la mencionada carta que publicó 'El País', hoy nadie querrá reconocer su autoría. Insisto, no por el contenido, que ahora parece que no aporta ninguna novedad si atendemos a lo que explican desde Exteriores y el propio PSOE. Repiten que España sigue defendiendo lo que siempre ha defendido y que está en el marco de Naciones Unidas. Ustedes, la exministra González Laya y yo no debemos tener un nivel suficiente de comprensión lectora y por eso interpretamos que se ha pasado de defender una solución acordada entre las dos partes a ceder a las exigencias del vecino. No se sofoquen, que ya dicen los informes de la OCDE que lo de la lectura no es nuestro fuerte.

Foto: Mohamed VI durante una visita de Felipe VI a Rabat. (Getty/Carlos Álvarez)

En el caso del autor de la misiva, hay alguna carencia más. El tono no es el más adecuado para ser una comunicación de alto nivel, pero lo más llamativo es que quien la ha escrito debe desconocer que en España no tenemos “ministro de Asuntos Europeos, Unión Europea y Cooperación” que, atendiendo a lo expresado, visitará próximamente Rabat. Siendo condescendientes, se puede atribuir a una errata si no fuera porque hay hasta tres filtros en la 'cadena de custodia' de los citados escritos. Si la carta se ha ejecutado desde el Ministerio de Exteriores, se debe pasar posteriormente a Presidencia, puesto que va a ser firmada por el presidente. Aquí la revisan el jefe de gabinete del jefe de gabinete, luego el propio jefe de gabinete y finalmente Sánchez.

Lo exhaustivo de los filtros ha hecho circular la teoría de que no se redactó en el Gobierno. Los mal pensantes atribuyen el 'despiste' a que hubo unos negociadores ocultos. Detrás de este giro en política exterior sitúan al expresidente Zapatero y al exministro de Exteriores Moratinos. Circula ya en la Moncloa que son los asesores de Sánchez y que desde la llegada de 'los Migueles' se han hecho con un puesto que en los tiempos de Iván Redondo tenía Felipe González. Los más mal, mal pensantes señalan a Moratinos como el encargado de poner negro sobre blanco el pacto con Marruecos. No hay prueba de ello. Tampoco de que el exministro de Fomento José Blanco haya vuelto al círculo de poder de la mano de Zapatero. Su exsecretario de Estado de Comunicación Miguel Barroso manda todo. Los mal, mal, mal pensantes sostienen que incluso hace escaletas de programas. Tampoco se puede demostrar. La única prueba son unas visitas a la Moncloa y una cena para ejecutar a la ex mano derecha del presidente que publicó El Confidencial. Primero lo desmintió, aunque luego resulta que era verdad, pero no en los términos publicados. Ya les dije que debo tener problemas de comprensión lectora.

La carta en la que el Gobierno claudicaba ante Marruecos en su postura sobre el Sáhara tiene detrás una intrahistoria digna de una película de cine negro. Si no fuese por lo delicado de cambiar sin despeinarse la política exterior que se ha mantenido durante más de 40 años respecto a la colonia española, podríamos hacer unas risas con el redactado de la misiva. Al ministro de Exteriores, Albares, le pilló por sorpresa el pasado viernes la publicación por parte de Rabat del escrito que había remitido el presidente Sánchez reconociendo como mejor solución que el Sáhara sea una colonia marroquí. Albares reaccionó como pudo. Mohamed VI lo había vuelto a hacer. Pese al gesto de amistad, el monarca quiso dejar claro quién manda y decidió el cuándo y el cómo se haría público el acuerdo mantenido en secreto por las autoridades españolas.

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