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Alejandro Fernández vs. Dolors Montserrat: ¿tiene un plan Feijóo para Cataluña?
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Pilar Gómez

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Alejandro Fernández vs. Dolors Montserrat: ¿tiene un plan Feijóo para Cataluña?

Urge que el PP construya un proyecto sólido que ayude a fortalecer el constitucionalismo. Es hora de abandonar luchas partidistas y presentar una propuesta ilusionante que sume

Foto: Feijóo junto al líder del PP catalán, Alejandro Fernández. (EF/Andreu Dalmau)
Feijóo junto al líder del PP catalán, Alejandro Fernández. (EF/Andreu Dalmau)
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Los independentistas catalanes tienen secuestrado a Sánchez. El presidente, como demostró en la negociación del decreto anticrisis, sufre el conocido como "síndrome de Estocolmo". Se muestra comprensivo y benevolente con ERC y Bildu y, posiblemente, como describen los estudios psicológicos, acabe identificándose con sus ideas. Más allá del desgaste o desastre que estas alianzas suponen para el PSOE, está el daño que se ha venido haciendo al Estado en estos dos últimos años de concesiones por poder. La última, el cambio en las mayorías para que el partido de Arnaldo Otegi entre por primera vez en la Comisión de secretos oficiales del Congreso. Gabriel Rufián tiene bajo su bota a Sánchez y, por ende, a los españoles. El único responsable es el presidente, pero urge que los diferentes agentes de la sociedad se involucren para acabar con esta dependencia de los que reniegan de nuestro modelo de convivencia.

El papel del principal partido de la oposición es determinante. Por el momento, Feijóo ha jugado bien sus cartas en la primera mano con Sánchez. El gallego ha dejado en evidencia las malas compañías, pero urge que el PP haga una propuesta para Cataluña y País Vasco que vuelva a ilusionar a los constitucionalistas. El partido está desaparecido en estos dos territorios clave. Los no soberanistas se sienten huérfanos y Vox es el único referente de lo que califican como "nacionalismo español". Más de la mitad de los catalanes necesitan que se les haga sentir que son parte de España. Ahora son invisibles. Ha llegado la hora de construir un proyecto ilusionante que haga que el voto se mueva. Feijóo tiene experiencia y debe recurrir a su visión periférica para buscar un candidato que devuelva a los populares a la escena.

Foto: La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurúa. (EFE/Mariscal)

El actual presidente del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, respiró con la salida de Pablo Casado. Sabía que la intención del ex secretario general, Teodoro García Egea, era relevarle en el próximo congreso. Ahora quiere pelear por mantenerse, pero el PP no puede ceñirse a meros cálculos personalistas y partidistas. Hay que revisar el quién, pero también el qué. Definir cuál es la apuesta. El retroceso económico en el que los sucesivos gobiernos independentistas han sumido a Cataluña debe ser una oportunidad para que los populares demuestren que pueden contribuir a la prosperidad de una región que siempre ha sido puntera. Es imprescindible escuchar a los empresarios y a asociaciones como Societat Civil Catalana.

Más de la mitad de los catalanes se sienten huérfanos e invisibles

El nombre de la eurodiputada Dolors Montserrat suena como alternativa a Alejandro Fernández. El otro hombre del presidente, Esteban González Pons, no la quiere en Europa. Ella se resiste a volver a Cataluña. Sería una buena candidata. Pero, insisto, la cuestión no puede reducirse a si Dolors Monserrat o Alejandro Fernández. Una batalla mermaría aún más a un PP que está en la UCI. La única opción de sacar de la Generalitat a los condenados por sedición es ensanchar el espacio constitucionalista. El PSC de Salvador Illa obró un milagro al disputar la primera posición a ERC en las últimas elecciones catalanas, pero con un PP con tres escaños y un Ciudadanos con seis, la alternativa es inalcanzable.

Foto: Foto: Reuters

Cataluña necesita romper la tendencia, como ocurrió en el País Vasco, cuando el PP de Basagoiti permitió gobernar a Patxi López. Para eso hay que ir colocando ladrillos. Ni PP ni Ciudadanos tendrán un presidente de la Generalitat, pero deben ser lo suficientemente representativos para que una opción como la de Illa sea viable. Hay rumores de que el PSC quiere al exministro de Sanidad como candidato a la alcaldía de Barcelona para cerrar la era Colau. Sería un error. Feijóo debe priorizar Cataluña. Díaz Ayuso ya tiene su Congreso, pues vayan ahora a lo importante. En cualquier momento, el cainismo soberanista puede acabar en una nueva convocatoria electoral. El constitucionalismo debe estar preparado.

En el País Vasco ha vuelto Iñaki Oyarzábal. Ha dicho que quiere que siga al frente del partido Carlos Iturgaiz. El gesto le honra, pero hace falta mucho más. Los populares vascos deben miran en sus entrañas. Hay gente joven y buena. Oyarzábal, de la mano del veterano exministro Alfonso Alonso, puede empujar hacia un cambio. La amenaza de una alianza a la navarra entre socialistas, formaciones de la órbita de Podemos y Bildu es una pesadilla con cada vez mayores visos de realidad. Lo hemos visto ya demasiadas veces en las votaciones del Congreso.

Los independentistas catalanes tienen secuestrado a Sánchez. El presidente, como demostró en la negociación del decreto anticrisis, sufre el conocido como "síndrome de Estocolmo". Se muestra comprensivo y benevolente con ERC y Bildu y, posiblemente, como describen los estudios psicológicos, acabe identificándose con sus ideas. Más allá del desgaste o desastre que estas alianzas suponen para el PSOE, está el daño que se ha venido haciendo al Estado en estos dos últimos años de concesiones por poder. La última, el cambio en las mayorías para que el partido de Arnaldo Otegi entre por primera vez en la Comisión de secretos oficiales del Congreso. Gabriel Rufián tiene bajo su bota a Sánchez y, por ende, a los españoles. El único responsable es el presidente, pero urge que los diferentes agentes de la sociedad se involucren para acabar con esta dependencia de los que reniegan de nuestro modelo de convivencia.

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