Los (dos) hombres que susurran a Feijóo

Feijóo lleva dos meses al frente del PP, pero parece que siempre estuvo. Se ha instalado la sensación, fuera y dentro del partido, de que Casado nunca existió. La política es así. Es de justicia darle cien días de gracia. Las encuestas le son favorables y en general la prensa también. La estrategia pasa por mantener un perfil de hombre tranquilo con visión de Estado. El opuesto de Sánchez. Es lo mismo que hizo el otro gallego, Rajoy, con Zapatero: que la economía y los suyos devoren al adversario. Es una oposición que espera a heredar el poder, no asaltarlo.

A la espera de que Sánchez muera de inanición, Feijóo vuelca sus esfuerzos en no generar polémicas. Esa es la orden que ha dado a los suyos. La "plurinacionalidad" le sacó de sus casillas. No está acostumbrado a no controlar el escenario. Hubo toque de atención a todos los niveles en el partido. Sabe que el "nacionalismo a la gallega" es su punto débil en Madrid y una mácula en Cataluña. Los constitucionalistas activos están desorientados con Feijóo. Debe medir su discurso y elegir bien a sus soldados en tierra hostil. No estaría de más colocar a un catalán en la cúpula de Génova.

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El olimpo está reservado para gallegos y andaluces, aunque en realidad el verdadero poder recae en los primeros. Concretamente en el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado. De perfil discreto, ya se ha hecho con el control del partido. Elías Bendodo, el número tres, está volcado en las elecciones andaluzas y Tellado despliega su influencia. En el PP se medía el poder de cada uno en función de los metros de despacho. Ahora hay cuórum en que el gallego es quién pone y quita, rey previa autorización del gallego supremo.

Tellado es un fontanero cásico. Aplica guante de seda, pero los que le tratan aseguran que siempre gana. Tiene el respeto del partido porque no es un recién llegado. Ya estuvo en estas labores cuando Fernando Maíllo era coordinador general. Ahora está cerrando los congresos regionales. También va a hacer limpia. De hecho, en Extremadura ha colocado a la candidata de Teodoro García Egea. Habrá purgas, aunque sin sangre. Es sutil pero implacable.

Un ejemplo que no ha pasado desapercibido ha sido la designación como "dos" de Tellado de un enemigo confeso de Bendodo. Ángel González es malagueño, como Bendodo, y estuvieron juntos en Nuevas Generaciones. Se odian desde entonces y su cohabitación en Génova se antoja difícil. En la etapa de Casado, el propio Juanma Moreno pidió que se le defenestrara. Ahora Feijóo le da galones. Se conocen desde la etapa de Rajoy, donde González se encargaba de las visitas del presidente a Galicia. El círculo se estrecha para los andaluces, que también se moverán.

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Si Moreno arrasa en las andaluzas, será el Feijóo de Feijóo. Es decir, el barón fuerte, con permiso de Ayuso. A diferencia de la madrileña, él tiene sus caballos de Troya en el partido. Fue quién enterró a Casado y encumbró a Feijóo. Su gestión le avala y su resultado vale por dos. Ha sembrado en un feudo tradicionalmente socialista y eso tiene más mérito que ganar Galicia o Madrid. "Juanma" es un eslogan de futuro.

Además de Tellado hay otro hombre que susurra al presidente. Feijóo tiene fe ciega en él. Esteban González Pons es el único que le dice lo que no quiere oír. Se preocupa de la estrategia y del mensaje. En Europa es imprescindible para abrir camino al jefe. Es un veterano que ha sobrevivido en todos los PP. Llevará la negociación con La Moncloa. Ahora está con la renovación del CGPJ. Habrá pacto con el PSOE. Los jueces ya no aguantan más. Sus compañeros le respetan, pero alguno ya empieza a percibir que "se le ha subido" su condición de mano derecha. Feijóo ha diseñado una cúpula de contrapoderes como en su día Rajoy. Se parecen cada vez más.