Feijóo, el almuerzo con Casado y el espíritu de Ermua

Feijóo se está confeccionando el traje de presidente del Gobierno. Desde que aterrizó en Madrid recibe y se reúne con empresarios, sindicatos y organizaciones sociales de diferentes ámbitos. Estos encuentros nada tienen que ver con la conspiración de los "poderes oscuros" que agita Sánchez. La consigna es escuchar y proponer. Evidenciar que el PP tiene un plan para gobernar España donde, al menos en la teoría, caben todos. El gallego es de "sumar" como le gusta a Yolanda Díaz. Un buen ejemplo es que está siendo más generoso y respetuoso con Pablo Casado que muchos de los antiguos aduladores. En público, Feijóo reconoce que mantienen contacto. En privado, si las agendas lo permiten, se verán antes de las vacaciones, si no después.

Con este talante es sorprendente que el presidente del PP no haya tenido hasta ahora ningún encuentro con asociaciones de víctimas del terrorismo. Tampoco está previsto a futuro. Hoy clausurará la "Escuela de Verano Miguel Ángel Blanco" en Ermua. El día 13 se cumplen veinticinco años del asesinato del joven concejal del PP. El partido ha querido recordarle con estas jornadas a las que se ha invitado a los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy. No han contado con Casado. Generacionalmente, el expresidente de los populares es el que mejor conecta con lo que representaba Miguel Ángel Blanco. Cuando Casado empezaba siempre estaba rodeado de los cachorros vascos. De ahí su amistad con Santiago Abascal. La pugna con Vox los separó.

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Ahora el PP está en unir, aunque en Génova haya algún que otro codazo por el poder y por agradar al líder. Elías Bendodo reclama su espacio tras instalarse en la cuarta planta. Un andaluz entre un ejército de gallegos. Una Babel de acentos al que le falta algo de sensibilidad vasca. La economía es fundamental, pero la dignidad también. El PP se centra en lo que "realmente preocupa a los españoles" pero no debe dejar que a los españoles se nos imponga una historia que no es la nuestra. Alguien debe recordar a los que han nacido en paz que muchos han muerto por defender la libertad que ellos disfrutan. Que no hay víctimas de un bando y de otro. Que unos asesinaban y otros derramaban su sangre en defensa de unas ideas.

El PSOE de Sánchez ha renunciado. Ha quitado la capucha a los verdugos a cambio de un puñado de votos. Bildu no condena los tiros en la nuca. Exigir que un partido que está en las instituciones reniegue del terrorismo es cosa de "fachas". Este relato también se ha ido imponiendo. Las víctimas se sienten solas. No cuentan con el Gobierno, pero tampoco con el principal partido de la oposición. Urge que Feijóo les devuelva su lugar. No es politizar ni arrojar los muertos contra nadie. No debemos caer en la trampa. Eso es parte también de la manipulación.

Feijóo debe reunirse con estos colectivos más allá de un aniversario puntual, porque por desgracia hay más de ochocientas familias que también tienen sangre en su calendario. Para alcanzar la convivencia real, no la que vemos en las películas, aún queda mucho por hacer en la sociedad y en la política. El PP está obligado a tomar la iniciativa. En estos días debería haber propuesto que el Congreso votase una condena del asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA. Hay que retratar a los que por convicción o conveniencia no están en el bando de los demócratas.

Bildu está engordando como refleja la encuesta publicada por El Confidencial. Si hoy se celebrasen unas elecciones generales lograría los mismos seis representantes que el PNV en el Congreso. La operación blanqueamiento está funcionando. Los jóvenes vascos los ven como un partido de izquierdas, nacionalista, verde, moderno, republicano… El adoctrinamiento del olvido se impone si nadie agita las conciencias. Casado en eso era más "facha" que Feijóo.