La serpiente del verano: el sexo y el vicepresidente de Vox

En agosto los periodistas buscamos cómo estirar historias para llenar la agenda informativa. Son las llamadas "serpientes de verano". Tradicionalmente, hemos vivido de las tensiones en Gibraltar que pasaron a ser un clásico de estas fechas. Picardo llenaba titulares y siempre nos colocábamos al borde del abismo. Con el tira y afloja por el Peñón en horas bajas, el calor ha llenado horas de televisión. El problema es que las consecuencias de las altas temperaturas no son una hipérbole. Deben ocuparnos y preocuparnos porque la sequía ha llegado para quedarse. El cambio climático ya está aquí. Más allá de eslóganes y mítines de la olvidada Greta Thunberg, los políticos no han hecho nada. Ahora Putin nos coloca ante el espejo de una Europa sin plan. El yugo ruso hubiera sido menor si detrás de las pancartas de las energías limpias hubiera habido una apuesta sensata y razonable por trabajar en un nuevo modelo.

Concretamente, este fin de semana en el que España se paraliza es de los más propicios para apostar por contenidos informativos "ligeros". Los pueblos están en fiestas y el ambiente lúdico invita al asueto. Aprovechando esta circunstancia les voy a poner al día sobre un culebrón veraniego que tendrá réplicas en otoño. El protagonista es el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo. Por si no le ponen cara les recordaré que es un joven, en edad (31) no en pensamiento, con cara aniñada y barba para parecer mayor. Pasará a la historia por ser el primer candidato de Vox que entra en un gobierno. Desde que los de Abascal dieron el paso de entrar en las instituciones no han dejado de bajar en las encuestas.

Al partido de ultraderecha no le ha sentado bien ocupar sillones. No lo podrán achacar a la gestión porque García-Gallardo carece de competencias por decisión propia. Es un vicepresidente sin consejería. Quizás algo tienen que ver sus declaraciones: "Al invierno demográfico le ha hecho un flaco favor esta hipersexualización de la sociedad, esta banalización del sexo, esta conversión del sexo en un acto de consumo porque se ha convertido en un fin en sí mismo. Cuando se olvida que la finalidad principal del sexo es la procreación, hay personas que se liberan de las cadenas que supone la familia y el matrimonio para dedicar su existencia a satisfacer sus deseos sexuales". Juzguen ustedes, pero no se juzguen a ustedes, por favor o acabarán dándose golpes de pecho por haber vaciado Soria o Teruel.

El vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, ha colgado en redes las conversaciones privadas con Fernández Mañueco

Este es solo un ejemplo del tono y el fondo del debate que plantea el vicepresidente. Algunos han querido achacarlo a su juventud e inexperiencia en general. El caso es que, como ya les he advertido, los calores sobredimensionan la actualidad y en Castilla y León la conversación gira en estos días en torno a la virginidad de García-Gallardo. Entre los dirigentes populares hay incluso hartazgo. En su descanso estival la pregunta que más se les hace entre amigos, colegas de la política y familiares es si el 'vice' también es culpable del invierno demográfico. En su caso, no sería por hipersexualización sino por hipo sexualización.

Entre tanta frivolidad se esconde una grave crisis en la coalición PP-Vox en Castilla y León. El vicepresidente juega a la deslealtad. Lo hizo durante la campaña electoral de Andalucía y con los trágicos incendios que han asolado estos días la comunidad. En vísperas de que los andaluces votasen lanzó medidas como el recorte de ayudas a patronal y sindicatos que no se habían consensuado con el presidente Alfonso Fernández Mañueco. Tampoco pactó los anuncios sobre iniciativas para apoyar a las víctimas de los fuegos, pese a que se había acordado con todos los departamentos trabajar coordinados para hacer frente a los incendios. Hubo toque de atención del presidente. Mañueco hace gala de su paciencia y desde que cerró el pacto la tiene casi colmada. La última gota: García-Gallardo publica en las redes sus conversaciones telefónicas. Podemos volver a achacarlo a la inexperiencia o a la incompetencia. Si atendemos a los sondeos, algunos votantes que se han ido de Vox al PP ya han elegido.

Las elecciones autonómicas y municipales de mayo son el próximo termómetro. Si los de Abascal siguen en caída y el PP afianza la brecha que le permita formar gobiernos en solitario, lo de García-Gallardo será un 'coitus interruptus'. La coalición se romperá el próximo año y será la "serpiente del verano" 2023.