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El nexo entre Rufián, Olona y Bal
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Pilar Gómez

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El nexo entre Rufián, Olona y Bal

El portavoz de ERC aceptaría ser candidato por Santa Coloma de Gramenet a cambio de tener asegurado su puesto en el Congreso. Ya nadie disimula que le importa muy poco engañar a los que pide el voto

Foto: Los diputados Edmundo Bal (Cs) y Gabriel Rufián (ERC). (EFE/Ballesteros)
Los diputados Edmundo Bal (Cs) y Gabriel Rufián (ERC). (EFE/Ballesteros)
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El tópico de que la política hace extraños compañeros de viaje sigue al alza. Parece imposible encontrar un punto de conexión entre la defenestrada Macarena Olona, Gabriel Rufián y Edmundo Bal. En el caso de los dos primeros son antitéticos de partida. Ya entre la exdiputada de Vox y el azote de Ciudadanos, al menos encontramos el puente de la formación. Ambos son abogados del Estado. El portavoz de ERC en el Congreso es diplomado en relaciones laborales y se especializó en recursos humanos. Este currículum juega hoy a su favor, dado que en su partido llevan meses intentando mandarle al paro.

Pero no es por aquello de la inestabilidad laboral, por lo que hoy Olona, Rufíán y Bal comparten estas líneas. Cierto es que ninguno de los tres atraviesa su mejor momento. La candidata 'interruptus' por Andalucía no ha encontrado en el Camino de Santiago la revelación que la guíe; el "dos" de Arrimadas es víctima de la incertidumbre que azota el partido inmerso en una refundación que amenaza con acabar en defunción y el diputado de los mil y un 'gadgets' ya no hace gracia ni a los suyos.

Foto:  La exdiputada de Vox, Macarena Olona. (EFE/Xoán Rey) Opinión

En su última 'performance' sacó en el atril de la Cámara Baja tres balas durante el debate sobre el estado de la nación. Ni Sánchez, condenado a la paciencia de Job para mantenerse en el poder, pudo disimular su hartazgo con el Peter Pan catalán que se esconde bajo trajes sin corbata. Un gurú del ahorro energético. Tan incómodo se ha hecho para algunos que el patriarca Junqueras diseñó un plan. Las elecciones municipales dan juego a todos los partidos, no solo a Moncloa, para soltar lastre.

ERC busca jugar fuerte en los ayuntamientos dentro de su pugna por el poder con Junts que ahora es de Laura Borrás, no de Puigdemont. Aquí también hay paralelismos. El prófugo y la expresidenta del Parlament tienen cuentas pendientes con la Justicia. Junqueras lleva el control de la maquinaria electoral. Se ha repartido los papeles con Pere Aragonès, que no da abasto en la presidencia de la Generalitat. No le desborda la acción de gobierno precisamente sino la negociación con el Gobierno, en mayúsculas. El espionaje que amenazó la legislatura es cosa ya de ciencia ficción, aunque en realidad, lo fue siempre. Espías y espiados son socios. Poco más que decir.

En los repartos entre Junqueras y Pere Aragonès se ha planteado qué hacer con "Rufi". La oferta que se le hizo era totalmente rechazable. Una vuelta al origen: ser candidato a la alcaldía de su pueblo Santa Coloma de Gramenet en mayo de 2023. La jugada es propia de su peor enemigo. El portavoz parlamentario respondió 'a priori' que "no" pero todo en política es susceptible de una segunda vuelta. Como le ocurre a todos los que anhelan la patria catalana o vasca le gusta más vivir en Madrid. Es curioso el apego que desarrollan a una tierra que quieren dividir. Los privilegios que da ser representante de la soberanía nacional española hacen soportable el vivir en el "exilio". El sueldo, los polémicos móviles o las dietas amortiguan la incomodidad de la trinchera.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)

Rufián ha dado una solución al problema como no podía ser de otra forma si se tiene en cuenta su currículum. Con los jefes es cuestión de dárselo hecho. Está dispuesto a aceptar ser cartel electoral de Santa Coloma de Gramenet a cambio de repetir en la lista de las generales al Congreso. Un pequeño peaje por seguir en la capital del reino por muy republicano que se sea. Camila Parker es la nueva reina (consorte) de Inglaterra. No hay mejor prueba de que con ambición y amor todo se puede.

Si finalmente se confirma su candidatura, Rufián volverá a sus camisetas con mensaje. Un gran "I love Santa Coloma de Gramenet", por aquello de internacionalizar el conflicto, estampado en el pecho. Algo como el traje de gitana que llevó Olona en la Feria de Abril o el madrileñismo de Bal cuando le tocó ponerse al frente del pelotón tras la baja de Ignacio Aguado. Ninguno de los tres está dispuesto a quedarse junto a los ciudadanos a los que piden el voto.

En los próximos días habrá un goteo de candidatos a alcaldes o presidentes autonómicos. Volverán los "paracaidistas", los falsos empadronados y los que disimulan el acento. Algunos de nuestros políticos ya han demostrado la habilidad de tener parentesco con cada uno de los territorios en liza. Que si un marido catalán, la familia andaluza, el pueblo castellanoleonés… Son quince días de desdoblamiento de personalidad. Luego recogen y se van. Lo indignante es que ya nadie disimula.

El tópico de que la política hace extraños compañeros de viaje sigue al alza. Parece imposible encontrar un punto de conexión entre la defenestrada Macarena Olona, Gabriel Rufián y Edmundo Bal. En el caso de los dos primeros son antitéticos de partida. Ya entre la exdiputada de Vox y el azote de Ciudadanos, al menos encontramos el puente de la formación. Ambos son abogados del Estado. El portavoz de ERC en el Congreso es diplomado en relaciones laborales y se especializó en recursos humanos. Este currículum juega hoy a su favor, dado que en su partido llevan meses intentando mandarle al paro.

Gabriel Rufián Parlamento de Cataluña
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