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Maten al mensajero
Por
Ayuso o el camino de una mujer a la Moncloa
La victoria de Georgia Meloni no ha sido jaleada por el feminismo progre porque es una candidata de ultraderecha. Las mujeres debemos aplaudir los logros al margen de ideologías
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Con la llegada de Giorgia Meloni a la presidencia de Italia, nuestro país ha pasado a ser el único de Europa que no ha tenido una mujer al frente del Gobierno. El hecho de que los italianos se hayan estrenado con una candidata de ultraderecha ha hecho enmudecer a las feministas de carnet. Los triunfos de las mujeres en la lucha por la igualdad deben celebrarse más allá de la ideología.
También debemos reflexionar sobre la permisividad en las aulas con el velo islámico cuando cientos de mujeres claman por su libertad en Irán. Ellas entienden que el hiyab es una imposición y en Europa corremos el riesgo de medir todo desde nuestra cómoda poltrona. Una joven fue brutalmente asesinada por la policía religiosa por llevar el pañuelo mal colocado. Es un debate difícil sobre la libertad. ¿Son libres las musulmanas para elegir su vestimenta?
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Bajando el debate sobre el feminismo a Madrid, la presidenta Isabel Díaz Ayuso es un buen ejemplo de cómo se manipula la lucha por los derechos de la mujer desde ciertos colectivos que intentan apropiarse del movimiento. El ojo izquierdo es ciego si se trata de reconocer los avances que suponen perfiles como el de Ayuso. Se descolocan cuando la baronesa del PP se muestra a favor de que las menores de 16 años puedan abortar sin el consentimiento paterno. Matiza que no es la opción que prefiere, pero la acepta. Respeto. Eso es la base de la igualdad en todos los campos.
Ayuso rompe los estereotipos de las dispensadoras de título de feminista. Las “fachas” son rubias, llevan perlas, pieles, tienen muchos hijos, no salen de misa, no trabajan fuera de casa y sus maridos son como El Fary. Ella es soltera, ha tenido varias parejas, vive de alquiler, no ha sido madre pasados los 40 y se ha impuesto en un mundo por suerte cada vez menos de hombres y es del PP. Por cierto, las mismas que consideran que los hombres en España siguen anclados en los ochenta, son las que no han percibido que la sociedad es mucho más moderna que sus eslóganes. Las mujeres tienen familia numerosa porque así lo deciden, se desarrollan profesionalmente, sus parejas son “blandengues”, son católicos o agnósticos… en definitiva son libres más allá de a quién voten.
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En las elecciones de mayo de 2023, los madrileños tendrán al menos dos mujeres entre las que elegir a su presidenta. Están pendientes de oficializar las candidaturas de Podemos, Ciudadanos o Vox, que no ha confirmado que Rocío Monasterio repita. Sí estarán Ayuso y su alter ego, la líder de Más Madrid, Mónica García. Dos programas opuestos, igualmente legítimos. Ambas cada día dan un paso más para abrir camino a las de su género. También lo hacen muchos hombres. Ayuso no duda de que Mónica García esté en esta batalla, la líder de Más Madrid sí lo hace de su rival. Hay discriminación ideológica que es tan grave como la de género. Las etiquetas generan odio.
De las actuales lideresas, Ayuso es la que más opciones tiene de acabar en un futuro en La Moncloa. Es una carrera de fondo que en la política actual es mucho decir. Yolanda Díaz e Inés Arrimadas lo intentarán antes, pero con pocas posibilidades. La primera aún no tiene partido y la segunda está al borde de perder el suyo. Es difícil que tengan una segunda oportunidad. Si nos guiamos por los sondeos, Alberto Núñez Feijóo será el futuro presidente. Si no lo logra, Ayuso podría optar. Se disputaría el liderazgo del partido con Juanma Moreno. Este es el escenario menos probable porque el gallego parece llamado a gobernar ante el desgaste sin precedentes de Pedro Sánchez. No hay prisa, incluso puede que no llegue a conseguirlo, lo importante es que hay mujeres, más allá de su signo político, que son algo más que una cuota. Están preparadas y cualquier momento puede ser el suyo.
Con la llegada de Giorgia Meloni a la presidencia de Italia, nuestro país ha pasado a ser el único de Europa que no ha tenido una mujer al frente del Gobierno. El hecho de que los italianos se hayan estrenado con una candidata de ultraderecha ha hecho enmudecer a las feministas de carnet. Los triunfos de las mujeres en la lucha por la igualdad deben celebrarse más allá de la ideología.