El efecto mariposa: Ortega Smith lastra el futuro de Monasterio

Un efecto mariposa ha provocado que la crisis de Vox por la salida de Macarena Olona haya acabado condenando a Ortega Smith a Madrid. Si las expectativas electorales de los de Abascal están a la baja, solo pueden empeorar si finalmente repite como candidato. Despojado de galones en la Secretaría General del partido por su choque con la Meloni española, un destierro a Castilla-La Mancha hubiera sido un castigo demasiado severo, incluso para un soldado como el “capitán Smith”.

Durante meses la formación de ultraderecha manejaba el desembarco de Rocío Monasterio como rival de Almeida. La jugada era acertada. Ayuso ha eclipsado a la “baronesa” de Vox que ya no es noticia. Incluso aunque algunas de las medidas anunciadas por la Comunidad, como la de que el Canal de Isabel II no facture el agua a los propietarios de casas okupadas, fueran de Monasterio. En la última campaña sufrió. Abascal acudió al rescate y lograron salvar los muebles ante unos sondeos que no les eran favorables.

Con la presidenta madrileña a tiro de mayoría absoluta, Monasterio puede acabar condenada a la irrelevancia en las elecciones de mayo de 2023. En el PP manejan alguna encuesta que podría dejar fuera de la Asamblea a Vox. Su falta de conexión con Ayuso nunca ha favorecido que formen un tándem. Pelean por el mismo espacio y cuando Monasterio intenta hacer oposición, como en el caso de la investigación sobre la gestión de las residencias en pandemia, acaba junto a la izquierda.

Como candidata al Ayuntamiento tendría más posibilidades frente al alcalde. Ortega Smith es un personaje antipático incluso para sus votantes. Monasterio hubiera brillado en un pleno donde solo busca sacar la cabeza Rita Maestre, que también está achicharrada políticamente por las purgas internas de la izquierda. El PSOE está en busca de otro paracaidista para no desaparecer. Baraja desde ministros hasta personalidades del mundo de la cultura, pero le falta lo más importante saber qué proyecto quiere para la ciudad.

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Con Ciudadanos en extinción y Begoña Villacís presionada para que coja las riendas del partido a nivel nacional, era una oportunidad para Monasterio, incluso con la posibilidad de acabar como vicealcaldesa. Almeida nunca ha renegado de su acuerdo con Vox. No es de los líderes del PP que evitan citarlos como si las siete plagas descendieran sobre ellos. Viendo como se comporta el vicepresidente de Castilla y León, es cierto que algo o mucha de razón tienen. Pero Monasterio es otra cosa.

Ortega Smith ha vuelto a ser Ortega Smith y esa es la peor noticia. Tras sufrir el covid en los pasillos del Consistorio madrileño, se comentaba cómo se había endulzado su carácter. Era dialogante y comprensivo con el rival político. La pandemia pasó y con ella el espejismo. Olona lo sabe bien. Quizás ahora entendemos aquellas declaraciones a lo Cayetana Álvarez de Toledo sobre el exceso de testosterona en la cúpula de Vox.

La mártir de la causa tuvo que tragarse sus propios argumentos contra las mujeres que denuncian el maltrato de los hombres y el machismo que aún se sufre en determinados puestos. Bienvenida Olona a la realidad: la violencia de género existe y la discriminación por ser mujer también. Esto no es un debate ideológico.

El aleteo de la mariposa será un lastre para Monasterio, incluso como candidata a la Comunidad. Smith no le ayudará a arrastrar voto. Vox se está haciendo el haraquiri. Desde las elecciones andaluzas ha sido incapaz de sobreponerse a la derrota frente a las expectativas. Era el momento de replantearse el discurso y las caras y por ahora todo es lo mismo, incluso siendo susceptible de empeorar. El PP se frota las manos.