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Pilar Gómez

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Moncloa, Manolo y la cabeza de turco

La crisis de Volkswagen evidencia la peligrosa ruptura con los empresarios. El responsable económico de Presidencia está en el disparadero, aunque la culpa sea de 'Quijote' Sánchez

Foto: Sánchez en un acto en Madrid. (EFE/Chema Moya)
Sánchez en un acto en Madrid. (EFE/Chema Moya)
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Sánchez ha convertido a los empresarios en su bestia negra. No hay intervención en la que no los enfrente al resto de la sociedad. Atribuye a la patronal "estarse forrando" con la crisis de inflación mientras aprietan a las clases trabajadoras. Son unos desalmados "cómplices" de la derecha. Maniobran estos "poderes oscuros" para "pervertir" la democracia y echar a la coalición PSOE-Podemos del Gobierno. Un Quijote que lucha contra los molinos. El principal problema es que ante todo es el presidente.

Sus acciones y declaraciones tienen consecuencias. La desconfianza de las empresas es mayúscula. La interlocución se ha roto y el primer gran susto lo ha dado Volkswagen. La compañía alemana amenazaba hace unos días con retirarse de un megaproyecto para construir baterías en Sagunto. Cerca de 3.000 empleos están en juego. Los fondos europeos comprometidos para el PERTE del vehículo eléctrico no llegan. La ministra Teresa Ribera ha tenido que salir al rescate ante el riesgo de colapso en la operación.

Foto: Ximo Puig, con los directivos de Volkswagen cuando se presentó la gigafactoría de Sagunto. (EFE/Biel Aliño)

En Moncloa han saltado todas las alarmas. El avispero de Presidencia se ha agitado y los "koalas", Óscar López y Antonio Hernando, buscan una cabeza de turco. El elegido es Manuel de La Rocha, responsable de Asuntos Económicos y G-20. Los tres son viejos conocidos. En 2015 ya maniobraron para destituirle como secretario de Economía del PSOE tras entrar en la Ejecutiva de Sánchez pese a apoyar a Eduardo Madina. Ahora es el encargado de gestionar la gallina de los huevos de oro, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

El presidente siempre ha confiado en su "gurú" económico, pero ahora le susurran los que un día le traicionaron. Las espadas llevan meses en alto. En los pasillos de Presidencia se escuchan las críticas. Nadie cuestiona cómo se ha enconado la relación con los empresarios por la estrategia política de ocupar el espacio de Podemos. La culpa de que los dirigentes de las compañías adjuren de Sánchez es de la "incapacidad de Manolo". Es cierto que es la crisis con Volkswagen es una cuestión de dinero. Nada más y nada menos que 3.000 millones.

Se elevaron demasiado las expectativas y aquí De la Rocha es el que tiene que dar la cara. Hay muchos dispuestos a partírsela. El conflicto con Volkswagen afecta no solo a la carrera electoral de Ximo Puig sino también a la de Navarra, María Chivite, que está moviendo piezas para alimentar el malestar contra De la Rocha. Los catalanes, terceros en discordia en este proyecto que se tambalea, están por ahora tranquilos.

"El odio al empresario cotiza al alza como reclamo electoral, pero pone en riesgo la paz social"

Su nexo en Moncloa para estos asuntos es Raúl Blanco, secretario general de Industria y por ahora amigo de "Manolo". El manguerazo de los Next Generation no termina de llegar, pero aquí poco tiene que decir el señalado. La UE nos reclama el cumplimiento de los hitos. Calviño es la que maneja esos hilos. Es arriesgado afrontar una situación económica como la que se avecina con los que tienen que crear empleo en contra. El odio al empresario cotiza al alza como reclamo electoral, pero pone en riesgo la paz social. Veremos a los sindicatos haciendo una huelga contra los empresarios. Jamás contra Sánchez.

Los Presupuestos serán una victoria en lo político para el presidente, pero una hipoteca para los españoles. Los sacará adelante en el Congreso con sus socios sin importarle el precio a pagar. Ya se sabe que ahora está todo muy caro. Los votos de Bildu y ERC también. Ignorará los avisos de organismos independientes como el FMI porque a él le importa su relato. Habita en una realidad paralela en la que todos están en su contra, pero como ya nos demostró con su abrazo a Iglesias no le importa despertarse acalorado blandiendo los brazos contra fantasmas inexistentes.

Sánchez ha convertido a los empresarios en su bestia negra. No hay intervención en la que no los enfrente al resto de la sociedad. Atribuye a la patronal "estarse forrando" con la crisis de inflación mientras aprietan a las clases trabajadoras. Son unos desalmados "cómplices" de la derecha. Maniobran estos "poderes oscuros" para "pervertir" la democracia y echar a la coalición PSOE-Podemos del Gobierno. Un Quijote que lucha contra los molinos. El principal problema es que ante todo es el presidente.

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