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Laura, Diego, Anastasia… nunca tendrán edad de votar
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Pilar Gómez

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Laura, Diego, Anastasia… nunca tendrán edad de votar

El año pasado más de novecientos menores intentaron suicidarse. Otros lo consiguieron. ¿Qué lleva a un niño de once años a no querer vivir? No está en la agenda política

Foto: Velas, flores y pancartas en el domicilio de las menores de 12 años que se suicidaron en Sallent (Barcelona). (EFE/Siu Wu)
Velas, flores y pancartas en el domicilio de las menores de 12 años que se suicidaron en Sallent (Barcelona). (EFE/Siu Wu)
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Hace seis meses que lo primero que veo cada día es a Rafael. A veces ni siquiera se ha despertado cuando le dejo estirándose en la cuna, otras, las más, me recibe con una sonrisa por la que se atisban sus futuros dientes. A mí se me llena el alma. He sido madre a los 44 años. Cumplo todos los tópicos. Las mujeres retrasamos cada vez más la edad de tener hijos por factores como el trabajo, el estrés o simplemente porque hay mucho de instinto. Quizás es uno de los rasgos que más conservamos de nuestro pasado animal.

Aunque siempre dudé de que me pasara, soy una madre más. Aquí estoy escribiendo sobre mi hijo. Procuro no abusar de presumir de bebé, pero reconozco que identifico en mí la mayoría de los síntomas que diagnostiqué durante años en otras mujeres. Soy hipersensible a cualquier asunto relacionado con los niños. Sufro como si fueran cada uno de ellos parte de mí. No concibo su dolor y ahora entiendo aún mejor el vacío que nos dejó Paula. Cuántas veces me viene a la cabeza ese: "¿Qué hago yo aquí sin mi hija?" que su madre repite desde que se fue. Aún no he podido llevarle a Rafael. Me fallan las fuerzas.

Foto: Vecinos recuerdan a joven arrollada en Alfafar, Valencia. (EFE/Ana Escobar)
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Hace unos días estaba escribiendo sobre la campaña, los trackings, las estrategias… y como es habitual en ella, mi madre irrumpió en escena sin avisar. En la televisión se superponían los mítines de unos y otros. Que si embarran, que si pactan, que si váyase, pero no les prestaba atención. Nada de lo que decían calaba. Ella venía a hablar de otra cosa. Me confesó que no dejaba de pensar en la madre de una niña que se había suicidado por acoso escolar. También lo contaban en las noticias, pero no en la sección política. Eso no está en las agendas de los gurús.

El testimonio era desgarrador. Impotencia, dolor, culpa. Describía como a su hija la llamaban en el colegio "puta", "zorra", "cerda". No le dejaban entrar al baño y sus compañeros le incitaban a quitarse la vida porque si no sería un infierno. La pequeña intentó suicidarse, pero no lo logró. Laura, Anastasia, Alejandra, Diego… sí acabaron con su sufrimiento. Sacaron fuerzas de sus diminutos cuerpos para saltar al vacío. Buscaban llenar algo.

El suicidio infantil, expresión que debería ser un oxímoron de entrada, ha alcanzado en España cotas alarmantes. Las estadísticas arrojaron en 2021, último año del que se tienen datos, que los casos habían aumentado un 57% con respecto al año anterior. 22 niños de menos de 15 años se quitaron la vida. Demasiadas madres sin hijos. Va contra natura ver morir a quien has traído al mundo. En mi cabeza ni lo concibo. No puedo ni pensarlo. Seguramente ellas tampoco.

¿Qué falla para que niños inciten a niños a saltar por un balcón? Todo ¿Qué hacemos? Nada

¿Qué falla para que nuestros niños quieran morirse? Todo. Cada uno de nosotros por no tener la suficiente conciencia, los medios por esquivar la problemática, el sistema educativo por no detectar los avisos, el sanitario por no dedicar recursos. ¿Qué falla para que niños inciten a niños a saltar por un balcón? Otra vez todo. ¿Qué hacemos? Nada ¿Quién tiene que hacer algo? Los políticos que hoy nos piden su voto. Su trabajo es facilitar a la sociedad las herramientas para afrontar los problemas. Es la base de nuestros estados. Es una misión dificilísima, pero voluntaria.

El año pasado hasta agosto hubo 906 tentativas de suicidio de menores, la cifra más alta en los últimos diez. No habrá escuchado un solo mensaje electoral sobre ello. Los menores, por ahora, no votan en nuestro país. Una relación de ideas cruel, pero real. El político habla para los que pueden determinar su futuro en lugar de hacerlo para aquellos que necesitan que ellos lo cambien. Quizás la explicación de que no lo hagan es que, como nosotros mismos, son causa y efecto de que una mañana Rafael deje de sonreír.

*Teléfono 116000 de fundación ANAR para prevención suicidio.

*Teléfono 024 ministerio de Sanidad.

Hace seis meses que lo primero que veo cada día es a Rafael. A veces ni siquiera se ha despertado cuando le dejo estirándose en la cuna, otras, las más, me recibe con una sonrisa por la que se atisban sus futuros dientes. A mí se me llena el alma. He sido madre a los 44 años. Cumplo todos los tópicos. Las mujeres retrasamos cada vez más la edad de tener hijos por factores como el trabajo, el estrés o simplemente porque hay mucho de instinto. Quizás es uno de los rasgos que más conservamos de nuestro pasado animal.

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