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El plan B de Vox para doblegar a Feijóo
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Pilar Gómez

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El plan B de Vox para doblegar a Feijóo

Los de Abascal aspiran a gobernar en cuatro años aupados por la crisis migratoria como ha ocurrido en Italia. Un sector pide no entrar en el Gobierno y arrodillar al PP en día a día

Foto: Abascal durante un discurso para la campaña electoral. (Reuters/J.Nazca)
Abascal durante un discurso para la campaña electoral. (Reuters/J.Nazca)
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Mohamed no conocía a Concha. Tampoco estaba en Tirso de Molina cuando la apuñalaron para robarle la caja de su tienda de ropa. Mohamed es inocente pese a los miles de tuit que jalearon su culpabilidad con la única certeza de que era magrebí. No asesinó a nadie porque Mohamed no existe. No es real pese a que representa la realidad de millones de personas cuyo único delito es jugarse la vida para llegar a Europa en busca de un futuro mejor. No votan, no tienen derechos, pero están en la agenda política de los partidos de ultraderecha como reclamo electoral.

La líder de Hermanos de Italia, Georgia Meloni, ya ha testado el rédito en las urnas del discurso del odio. Llegó a la presidencia jaleando el vídeo de la violación de una mujer ucraniana de 55 años en plena calle por un hombre al que definió como solicitante de asilo. Criminalizar al inmigrante para conmover los bajos instintos. Abascal ha empezado a ensayar la estrategia usando a Concha. “Ni Sánchez ni su vicepresidenta se acordarán de esta mujer. No habrá minutos de silencio, ni portadas, ni programas especiales… Solo Vox se acuerda de que hay españoles que están sufriendo el disparate migratorio abalado por todos los partidos”.

Foto: Unos de los carteles instalados por Vox en estaciones de Metro. (Vox)

Poco importa que el detenido por el homicidio sea un español con antecedentes penales. La mecha ya está ahí, solo hay que esperar a que prenda. En España aún no hemos llegado a las cotas de rechazo a los inmigrantes de Italia o Francia. El país vecino está incendiado por una nula política de integración. Disturbios raciales que evidencian la falta de políticas de integración para las segundas y terceras generaciones de inmigrantes. Franceses que odian a la patria que acogió a sus padres, a sus abuelos.

En esto no se puede confiar en la excepción ibérica. Somos una península, no una isla. Si hay políticos que siguen poniendo precio al coste de dar una oportunidad a los menores que llegan a nuestras costas arrojados por la pobreza de sus países, en unos años estaremos como en Italia o Francia y Vox lo sabe. El debate político es cortoplacista, pero ellos tienen un plan a largo plazo. Mientras debatimos cuántos ministerios exigirá Abascal a Feijóo si necesita sus votos, ellos ponen las luces largas.

Foto: Agentes de la Policía Nacional delante de la tienda donde se produjo el suceso. (EFE/Daniel González)

En Vox se ha impuesto un sector que aspira a gobernar en cuatro años sin tener que ser la muleta de nadie. El cálculo pasa por no entrar en el gobierno de Feijóo. Una coalición les devoraría como ha ocurrido con Podemos. El plan se basa en firmar un acuerdo programático con el PP a cambio de una abstención. Con un Feijóo en minoría los de Abascal tendrían margen para hacer valer sus diputados en cada votación del Congreso. Son conscientes de que el “otro Rajoy” buscará pactos trasversales con el PSOE y los partidos minoritarios de la Cámara. Harán de esa condición del gallego su fortaleza.

La ultraderecha no nace con vocación de partido bisagra. Abascal no se ve de vicepresidente sino de presidente. Las comunidades serán el campo de adiestramiento de sus cargos, el laboratorio donde demostrar que son capaces de gestionar. Qué mejor escenario que una España gobernada por un PP asediado por una extrema izquierda desbancada del poder. Un Pablo Iglesias agitando a las masas desde su condición de okupa de la comunicación, mientras Feijóo es incapaz de dar soluciones a las pasiones de unos ciudadanos que se revolverán ante una Europa que vuelve a imponer austeridad.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Borja Sánchez Trillo) Opinión

En la siguiente campaña electoral sería Abascal el que apelará al “voto útil” para dar a nuestro país un presidente con “mano dura”. “¿Quieren que Vox no tenga que gobernar con el PP? Pues vote a Vox para lograr una mayoría suficiente. En Italia ya ha ocurrido, Francia lo ha evitado gracias al cordón sanitario de la derecha y la izquierda. Pronto se romperá. En España no somos capaces ni de intentarlo. Sánchez ya ha dejado claro que no dará sus votos a Feijóo para frenar a la ultraderecha. Está dispuesto hacer de liebre para que Abascal conquiste la Moncloa, pero Vox ha marcado sus propios tiempos.

Mohamed no conocía a Concha. Tampoco estaba en Tirso de Molina cuando la apuñalaron para robarle la caja de su tienda de ropa. Mohamed es inocente pese a los miles de tuit que jalearon su culpabilidad con la única certeza de que era magrebí. No asesinó a nadie porque Mohamed no existe. No es real pese a que representa la realidad de millones de personas cuyo único delito es jugarse la vida para llegar a Europa en busca de un futuro mejor. No votan, no tienen derechos, pero están en la agenda política de los partidos de ultraderecha como reclamo electoral.

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