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¿Votará de verdad Pablo Iglesias a Yolanda Díaz?
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Pilar Gómez

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¿Votará de verdad Pablo Iglesias a Yolanda Díaz?

Se sentiría más cómodo votando a ERC o Bildu si pudiera. El fracaso de Sumar es su victoria. Su plan pasa por dinamitar el grupo de la que fuera su pupila y devolver a la izquierda del PSOE a la lucha en la calle

Foto: Pablo Iglesias, en una imagen de archivo. (EFE/Kai Forsterling)
Pablo Iglesias, en una imagen de archivo. (EFE/Kai Forsterling)
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En la tradición de los partidos se impone la lógica de los dioses en la que el hijo nace para matar al padre. En la mitología el parricidio se envuelve en una suerte de conjura entre divinidades que hacen enloquecer a los protagonistas, en la política es todo más mundano. Es simplemente una lucha de poder más o menos disimulada. En el caso de Yolanda Díaz y Pablo Iglesias ha sido cruenta. El exlíder morado ya fue devorando a cada una de sus criaturas hasta acabar con el partido. Podemos ha muerto. ¿A quién votará entonces Iglesias?

Lejos de pedir el voto para la que fuese su pupila, ha boicoteado la candidatura desde su canal y las redes sociales sin disimulo. "Hablemos de política de verdad", espoleaba a la tropa para afear a Yolanda Díaz que trabajase en base a "ver qué dicen señores de 50 y 60 años sobre feminismo, sobre los malvados catalanes o sobre el terrible Puigdemont, y en función de eso, diseño mi estrategia". Ha dibujado a la vicepresidenta a través de sus declaraciones como una persona desleal, injusta y títere de la “mafia mediática” por apartar a Irene Montero, quien ha sido una losa para la candidatura de Sumar desde la ausencia.

Sigo preguntándome a quién votará, pese a confesar que lo haría por Sumar. Me inclino por ERC o Bildu, en caso de que pudiera

Iglesias es un machista. Entiende la relación con las mujeres desde la superioridad. A mí me guiñó un ojo de forma condescendiente en una tertulia. Mi deber era sucumbir al encanto de su discurso, el de Yolanda Díaz plegarse a sus directrices. Él la designó y ella debía acatar sus órdenes. No lo hizo porque ella sí cree en que detrás de una gran mujer puede haber un gran hombre. Los tiempos han cambiado, también en política, aunque Iglesias sigue anclado en otro siglo en sus convicciones y actitudes. Yolanda Díaz no le representa.

Sigo preguntándome a quién votará, pese a confesar que lo haría por Sumar. Me inclino por ERC o Bildu. En caso de que fuese posible, aclaro, dado que vota en Madrid y para evitar confusiones bien y mal intencionadas o falta de imaginación. Tanto Gabriel Rufián como Arnaldo Otegi son buenos camaradas. Con el primero además le une la animadversión por Yolanda Díaz. Los republicanos siempre han considerado que su figura estaba sobrevalorada. El "no" a la reforma laboral fue una enmienda a la totalidad, un aviso a "Pedro". Desde que Iglesias salió del Consejo de Ministros, las relaciones de Moncloa con los independentistas catalanes se complicaron. La sintonía entre ERC-Bildu y Podemos es tal que se llegó a barajar por parte de los morados concurrir juntos a las generales tras los feos de Yolanda Díaz. Ni a Junqueras ni a Otegi les interesó esta opción. Su guerra está en el territorio.

El primer envite pasa por los resultados. Si se cumplen las encuestas y Sumar queda por debajo de los escaños de Podemos se agitará el "fracaso"

No será la primera vez que un político no vota a los suyos. Cuentan que Rodrigo Rato o Bárcenas cogieron la papeleta de ERC cuando compartían prisión con Junqueras. Su relación llegó a ser tan estrecha, y el odio al PP tan grande que usaron la urna a modo de catarsis. Iglesias también repudia a Sumar. No se ha rendido. Vengará a Montero como buen macho alfa. El plan está trazado. Desde hace meses la consigna es "acabar con Yolanda".

El primer envite pasa por los resultados. Si se cumplen las encuestas y Sumar queda por debajo de los escaños de Podemos se agitará el "fracaso". El "castigo" por haber marginado a la ministra de Igualdad. Si se hace imposible reeditar la coalición con el PSOE se intensificará el bombardeo buscando las fugas en el grupo parlamentario. Sin el pegamento de la gobernabilidad las 15 formaciones que conviven en Sumar empezarán a evidenciar sus diferencias. Ione Belarra ejercerá de caballo de Troya para maniobrar desde dentro. Fuera, Iglesias liderará a una izquierda radical que volverá a las calles. Se reivindicarán como los únicos capaces de luchar contra un gobierno de "ultraderecha". El resurgimiento de Iglesias pasa por la destrucción de su estirpe política. No hay ninguna razón para que le dé su voto. Además, es secreto.

En la tradición de los partidos se impone la lógica de los dioses en la que el hijo nace para matar al padre. En la mitología el parricidio se envuelve en una suerte de conjura entre divinidades que hacen enloquecer a los protagonistas, en la política es todo más mundano. Es simplemente una lucha de poder más o menos disimulada. En el caso de Yolanda Díaz y Pablo Iglesias ha sido cruenta. El exlíder morado ya fue devorando a cada una de sus criaturas hasta acabar con el partido. Podemos ha muerto. ¿A quién votará entonces Iglesias?

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