¿Y si Felipe González tiene un plan?

"No puede haber amnistía porque no cabe en la Constitución española", porque "mientras más pierden más chantajean" y "no nos podemos dejar chantajear por nada y mucho menos por minorías en vías de extinción". Las declaraciones son de Felipe González, pero las podrían suscribir el 70 por ciento de los españoles, según una encuesta de Metroscopia, los mismos siete de cada diez que el 23-J votaron PP y PSOE y que hoy ven como su futuro está en manos de aquel 1,6 por ciento que optó por el partido de Carles Puigdemont.

También las suscribirían en privado muchos de los ministros y exministros que un día las defendieron en público, de los líderes territoriales que miden sus palabras porque, pese a lo que predica María Jesús Montero, en este PSOE el que se mueve tampoco sale en la foto. Nicolás Redondo Terreros fue la cabeza de turco porque incluso para Sánchez, matar a Felipe es demasiado. No le echarán del partido, ni a él ni a Alfonso Guerra, pero quizás deberían irse ellos si se consuma la amnistía.

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Es de agradecer que alcen la voz ante los planes de su secretario general. Son voces autorizadas, no solo por su papel de refundadores del socialismo español, también porque lo hacen en defensa de la democracia que ayudaron a traer. Parieron la Constitución y nadie mejor que ellos para interpretar hasta dónde se pueden forzar las costuras. Pero es necesario un paso más. Sánchez no escucha, pero se tambalea. Desprecia a la vieja guardia, pero le incomodan. Sigan adelante y cada vez los acompañará un socialista más.

¿Podría soportar Sánchez una deserción en masa de históricos socialistas? Si Felipe entrega su carné, ¿se podrá seguir llamando PSOE al PSOE? Y si lo hace Guerra, Elena Valenciano, Lambán, Almunia, Eguiguren, Susana Díaz, García-Page y los muchos otros que son contrarios a que en nombre de las siglas que siempre han defendido que se cuestione que España es un país de pleno derecho. Porque lo que nos jugamos es mucho más que el hecho de que un corrupto como Puigdemont evite la cárcel, nos jugamos el prestigio de nuestras instituciones. Indultar a los líderes independentistas es tanto como decir que la sentencia del Tribunal Supremo fue injusta, que se violentaron sus derechos, que el rey Felipe VI se dirigió a la nación el 3-O en defensa de un Estado represor.

"Lo que nos jugamos es mucho más que el hecho de que Puigdemont evite la cárcel, nos jugamos el prestigio de las instituciones"

No nos debemos conformar. Por mucho que apelen a la democracia parlamentaria para justificar que Sánchez dinamite la separación de poderes a cambio de siete votos para seguir en La Moncloa, ustedes saben que las urnas no dijeron eso. PP y PSOE mejoraron sus resultados, los extremos como Sumar y Vox retrocedieron y los separatistas catalanes quedaron por detrás del PP en Cataluña. Los votantes no pidieron amnistiar a Puigdemont. Sánchez retuerce el sistema en su propio beneficio.

Si realmente creen, y estoy convencida de que es así, que nuestro modelo de convivencia está en riesgo, sigan presionando para evidenciar que Sánchez está un poco más solo. Que su carné sea papel mojado, que los que le arropan sientan que son señalados. Que se remueva alguna conciencia si es que cerca del presidente queda algo de cordura. Busquen opciones porque las hay.

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No hace falta que cuatro diputados del PSOE favorezcan la investidura de Feijóo. Hay otro camino para evitar que Sánchez nos someta a Puigdemont. Sus señorías pueden forzar una repetición electoral. Que la investidura de Sánchez también sea fallida. Echen cuentas. En segunda vuelta el candidato necesita más síes que noes. Suena a quimera, pero me resisto a creer que un partido con más de cien años de historia baje los brazos. Me inclino por pensar que Felipe tiene un plan.