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¡Por nosotros, por Esparta… y por la democracia!
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Galo Mateos

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¡Por nosotros, por Esparta… y por la democracia!

“El enemigo únicamente nos triplica en número”. (Leónidas, rey de Esparta)Necesitamos que al menos 3 millones de personas cambien de actitud y dejen de votar a

“El enemigo únicamente nos triplica en número”. (Leónidas, rey de Esparta)

Necesitamos que al menos 3 millones de personas cambien de actitud y dejen de votar a PSOE y PP en estas próximas elecciones de mayo, para percibir de modo sustantivo y práctico que la sociedad ha tomado medidas contra quienes juzgamos culpables del intolerable mal estado actual de nuestra democracia. En solo cinco semanas, tendremos nuestro test de esfuerzo sobre nuestra capacidad para convencer a nuestros conciudadanos de que no entreguen su voto (su arma más poderosa en democracia) sin reflexionar antes acerca de qué sociedad queremos.

En términos prácticos, significaría haber convencido a 1 de cada 8 ciudadanos de evitar ese voto que consideramos perjudicial. Parece fácil, pero obedecemos a ese automatismo desde 1982 y algo tiene que suceder en nosotros para cambiar de actitud.  Diez millones de electores votaron PSOE en 1982, y un 10% más volvieron  hacerlo 26 años más tarde, con solo dos mandatos para el PP. Un aumento del censo a 35 millones de habitantes, con un 25% de abstención, significaría que 176 escaños podrían ‘costar’ 11,8 millones de votos. Que el PSOE creciese en 700.000 votos o pactase con fuerzas autonómicas por ese volumen, sería normal si nada hubiese pasado. Pero ha pasado, y mucho. Por otra parte, el PP tiene que ganar 1,6 millones de votos para asegurarse la victoria. Y es ahí donde, si no los alcanzase, entrarían en juego nuestras opciones de partidos nacionales menores y voto en blanco.  

¿Pero de dónde vamos a sacar esa firmeza individual y colectiva para hacer algo distinto a lo que hemos venido haciendo durante los últimos 26 años? Y entendemos como distinto, romper con el sentido de nuestro voto anterior y otorgarlo a cualquiera que no pueda sumar con PSOE o PP, la mayoría absoluta. Eso requerirá romper los parámetros del abundante escepticismo personal y ambiental que puebla nuestras conciencias, así cómo participar activamente en la divulgación de nuestras opiniones.

Tras los decálogos de política y economía, hablábamos de cómo combatir esa sensación 3-D, desolación por los efectos personales y colectivos de la crisis, reconocimiento de una deuda que ha de limitar el bienestar, y la desconfianza absoluta de que los dirigentes venidos a la política en esos 26 años, con seguridad no tendrían nada nuevo que ofrecernos, distinto de su impunidad frente a la corrupción (más de 100 imputados se presentan a las elecciones del 22-M), la no asunción de responsabilidades y la consolidación de beneficios de su casta y círculo empresarial cercano.

Bien, vamos pues con algunas reflexiones útiles para motivar y fundamentar el cambio, esta vez de la mano de un psiquiatra y querido amigo, Mario Sobreviela, permanentemente involucrado en estas complejas conexiones entre la razón y el corazón. Juzguen ustedes si las ideas que hemos sintetizado aquí, pudieran ser de utilidad para lo que nos proponemos:

1-    Aceptemos que todo lo valioso requiere de un esfuerzo o sacrificio adicional para conseguirlo.

2-    Que todo esfuerzo compartido hace más llevadera la carga. No estamos solos, hay millones como nosotros en internet, esperando unir sus esfuerzos con los nuestros en el momento oportuno.

3-    Solo tenemos una vida y las sensaciones que generamos hacia ella son únicas e irrepetibles. Posponer el esfuerzo, bajar los brazos y entregarnos a la voluntad de quien nos ha forzado a renunciar a nuestras propias ideas para someternos injustamente a las suyas, es una indignidad de la que nuestra autoestima saldría, forzosamente, lesionada. La debilidad en la acción acaba por manifestar una debilidad en el carácter.

4-    Freud definía la salud mental como la capacidad de amar y trabajar. En  nuestro caso, es, el nuestro, un esfuerzo con gran trascendencia sobre las personas que amamos. Renunciar a nuestros principios, solo para que otros abusen, es mentalmente insalubre y, sin rebelarnos, formamos parte de su cadena de transmisión. Solo con desarrollar una mínima parte de la capacidad de amar que atesora la condición humana, la Tierra sería un lugar sin conflictos. En esa materia estamos todavía en la fase más preliminar de nuestro desarrollo. Los mayores logros esperables de la Humanidad, provendrían del amor que apliquemos a todas nuestras concepciones, ya sea hacia la ciencia o hacia la convivencia, en cuya construcción tiene mucho que ver ese sentimiento.

Tal vez estemos ante el penúltimo combate, en el que oponer nuestro coraje frente a la mentira programada de una partitocracia que, tarde o temprano, ha de rendir cuentas y desaparecer de nuestras vidas

No hay que perder la esperanza de encontrar alguien en política que pueda querernos más que a sí mismo. La historia nos aportó ejemplos brillantes y, recientemente, algunos sobrecogedores testimonios de heroísmo en Japón, nos recuerdan de cuánto amor somos capaces. Con solo una mínima parte de esa energía en política, obtendríamos un salto cualitativo excepcional.

5-    La OMS (Organización Mundial de la Salud) define con más amplitud la buena salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.

6-    Asumir las responsabilidades adecuadas a nuestro nivel es crecer. Y asumir nuestros errores y pagar por ellos, nos hace dignos. Aceptamos la responsabilidad de nuestro propio comportamiento, si renunciamos a combatir lo que nos duele. Somos responsables de las cuestiones que competen a la sociedad y, por ello, hemos de estar listos para exigir responsabilidades a los culpables sin vacilar.

7-    Podemos ser dueños de nuestras emociones y tener bajo control los efectos negativos de asumir la deuda y sus consecuencias, de asumir el desempleo que golpea nuestro entorno personal y profesional, y de asumir con entereza ser gobernados incluso por ineptos y corruptos. Solo si hemos combatido la causa y los efectos de esas perturbaciones, podremos controlar esas malas sensaciones, sabiendo de donde proceden y los pasos que pretendemos dar para su erradicación.

Es hora eliminar la ira en nuestros planteamientos y relaciones. La ira no crea, solo destruye y fundamentalmente, la convivencia. Ni siquiera Alemania, con un pasado más cercano y moralmente insoportable que el nuestro, ha quedado tan dañada por el rencor. En nuestro caso, resulta inadmisible la permanencia de una confrontación política pasada, que nos impide votar con racionalidad.

8-    Escuchar con atención y adaptarnos a cualquier auditorio, con la certeza de que nuestras ideas sin ser únicas, son valiosas y responden con precisión  a la excelencia exigible en la solución de este problema. No estamos en posesión de la verdad. Solo sabemos que, frente a la inacción actual, el consenso existente en internet significa ver el futuro a través del parabrisas y no del retrovisor, como parecen insistir nuestros principales partidos.

9-    En todo caso, estar preparados para aceptar serenamente las decepciones que pudieran venir de nuestras iniciativas y reflexionarlas, llegado el caso, como fruto de nuestra condición humana. Hagamos fértil cada fracaso, estudiando su etiología y consecuencias.  Aprendamos qué es lo que debemos evitar para el siguiente combate. Muy conscientes de que la bondad necesaria para transformar nuestra sociedad, no hade conllevar el menor rastro de ingenuidad.

10- La firmeza en las creencias, no ha de estar reñida con la amabilidad y la    tolerancia.

Estas son nuestras 10 ideas básicas, y seguro que de sus afilados lápices y de la energía de sus conciencias pueden llegar a salir bastantes más. Estamos en un momento muy peligroso de nuestra historia. Si nos quedamos quietos, se consumará la tragedia de dar por buena esta democracia, y por bueno este sistema económico que solo favorece a unos cuantos, indiferentes a la destrucción de empleo, y que se niegan a poner en cuestión su vigencia. Si algo facilitan las crisis, es la concentración del capital en menos manos. Y cuando estas se mezclan con el poder político, el riesgo que corre la sociedad civil de ver alterados sus principios y mermadas sus conquistas, es muy elevado. Alerta, pues, con las intenciones de este primer círculo de poder. 

La suma de todas nuestras voces e iniciativas, deberían aportar  motivación suficiente  para que al menos 3 millones de electores abandonen su automatismo y mediten su voto. Basta, como decimos, la voluntad de uno de cada ocho, para ser oídos en cuanto a los cambios a introducir en nuestra Constitución y en la dinámica del Estado. Solo queremos proponer un referéndum, en el que cada hombre sea un voto.

La próxima semana, analizaremos nada menos que al PSOE. Les haremos llegar ordenadamente nuestras ideas sobre política y economía - ya con una redacción final que recoge el denso y rico debate de la semana pasada-, y veremos a lo que están dispuestos. Nos hemos esforzado en priorizar las ideas sobre lo que necesitamos más perentoriamente, y, posiblemente, este repaso a los fundamentos morales de nuestra acción, nos permita recargar baterías, para no dejarnos vencer al final por el escepticismo y confiar en nuestras fuerzas.

Viene al caso Leónidas, rey de Esparta, que clamaba de este modo, contra  sus magistrados legisladores (éforos): ¡Éforos… cerdos endogámicos pomposos, inútiles, enfermizos, podridos… corruptos!"… sin imaginarse que  25 siglos después, nosotros seguiríamos clamando casi por lo mismo y en parecidos términos. Tal vez estemos ante el penúltimo combate, en el que oponer nuestro coraje frente a la mentira programada de una partitocracia que, tarde o temprano, ha de rendir cuentas y desaparecer de nuestras vidas.   

“El enemigo únicamente nos triplica en número”. (Leónidas, rey de Esparta)