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De augures, oráculos y cifras de paro
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Carlos Sánchez

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De augures, oráculos y cifras de paro

Los augures tienen mala fama. Y probablemente con razón. Sólo es mejor conocer el futuro cuando el presagio es favorable. Nadie acude a un supuesto vidente

Pero hubo un tiempo en que los augures eran gente seria que se creía su papel y hasta decía las verdades del barquero. En la antigua Roma eran los sacerdotes encargados de interpretar la voluntad de los dioses a partir del estudio del vuelo de las aves. Mientras que en la Grecia clásica eran las pitonisas o las sibilas quienes descifraban la voluntad de la deidad a través de los oráculos. Al más famoso de ellos, el de Delfos, acudían los griegos en masa para conocer su futuro.

Ni que decir tiene que hoy augures, pitonisas y sibilas estarían en paro. O a punto de verse afectado por un ERE. Simplemente como consecuencia de que existen métodos más sofisticados para predecir el futuro. Pero a veces da la sensación de que en algunos sectores se ha recuperado el espíritu de los adivinos de la antigüedad. Se analizan los datos como si detrás de ellos se escondiera la voluntad de los dioses. Como si con sólo echar algo de voluntarismo -ahora se llama optimismo antropológico- fuera suficiente para cambiar la realidad. Sucede en las dos direcciones, cuando los números son buenos y son malos. Lo hace la oposición cuando está en el Gobierno y el Gobierno cuando está en la oposición.

Pero ocurre que los datos están ahí. Y lo que dice el registro de parados -no se trata de una estadística- es que el mes de mayo tiene mucho de ilusión óptica, y por lo tanto no conviene confundir a los ciudadanos. La razón tiene que ver con la alta estacionalidad de la economía española, lo que obliga a tener en cuenta series más largas. De esta manera el análisis es más representativo.

Por eso, precisamente, lo habitual es la publicación de series desestacionalizadas, ya que permite un análisis más certero. Para ello se suelen utilizar modelos macroeconómicos, y probablemente uno de los más utilizados es el denominado ARIMA, que en inglés significa Modelos Autorregresivos Integrados de Medias Móviles.

Predecir el futuro

“Se analizan los datos como si escondieran la voluntad de los dioses. Como si el voluntarismo fuera suficiente para cambiar la realidad”

Detrás de esta palabreja no hay más que un modelo que utiliza datos estadísticos con el fin de encontrar patrones históricos para una predicción del futuro. Dicho en términos más coloquiales, se trata de repartir a lo largo del ejercicio las variables puramente estacionales. Y así ocurre que en otoño e invierno (meses en los que la economía se contrae) las cifras de paro que publica el INEM están sobreestimadas, ya que están afectadas por razones estacionales. Mientras que en primavera y verano, por el contrario, los datos tienen un sesgo a la baja. Precisamente porque se alimentan y benefician de los efectos del calendario.

De ahí la importancia de la información en términos desestacionalizados, algo que obvia inexplicablemente el Ministerio de Trabajo en sus notas oficiales, como si fuera un asunto baladí.

Unos datos pueden explicar mejor que nada lo que está pasando. Según las cifras oficiales, en estos momentos hay en España apuntadas al INEM como demandantes del empleo 3.620.100 personas, pero si se elimina la estacionalidad estaríamos hablando de 3.690.300, es decir unos 70.000 parados más. En enero pasado, sin embargo, y aquí está la paradoja, el INEM publicó que había 3.327.800 desempleados. Pues bien, si se eliminan los factores estacionales estaríamos hablando de 3.178.400 parados. O sea, que en realidad había 149.400 parados menos de los que comunicó el Ministerio de Trabajo.

¿Quiere decir esto que se manipulan los datos? En absoluto, sólo quiere decir que las cifras hay que analizarlas sin apriorismos ideológicos y sin orejeras. De otra manera se puede repetir -pero ahora al revés- el espectáculo que dieron hace poco más de un año algunos finos analistas que negaban la existencia de la crisis. De aquel fallo clamoroso de los augures del Gobierno vienen estos lodos.

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