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Larga vida al diputado Gutiérrez
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Carlos Sánchez

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Larga vida al diputado Gutiérrez

El mundo gira tan deprisa que los pequeños gestos -también los grandes-  son devorados por la máquina del tiempo.  Es muy probable que la decisión del

El mundo gira tan deprisa que los pequeños gestos -también los grandes-  son devorados por la máquina del tiempo.  Es muy probable que la decisión del diputado Gutiérrez de negarse a aprobar la reforma laboral acabe en las alcantarillas de la historia dentro de apenas 24 horas. Ya lo decía un veterano periodista a un joven colega: ‘Tus exclusivas de hoy servirán para envolver los bocadillos de mañana’.

Nadie se acordará del sentido de voto del diputado Gutiérrez la semana que viene. Pero lo cierto es que estamos ante un gesto que reconcilia con una parte de la denostada clase política, peligroso caldo de cultivo para quienes sólo buscan una solución autoritaria.

Lo cierto es que estamos ante un gesto que reconcilia con una parte de la denostada clase política, peligroso caldo de cultivo para quienes sólo buscan una solución autoritaria

Sorprende que un país que apenas ha vivido en democracia un tercio de sus últimos 200 años de historia considere hoy a los partidos políticos como una parte principal de sus problemas, lo cual dice muy poco en favor de la calidad del sistema de representación. Precisamente, por la ausencia de gestos como el que ha tenido el diputado Gutiérrez.  

Algo se ha hecho mal en este país si en tan poco tiempo de democracia los principales actores de la cosa pública sufren tamaño descrédito. Los políticos están mal vistos porque para muchos no son más que una casta de privilegiados que sólo busca el beneficio propio. Probablemente con alguna razón. Probablemente con alguna injusticia. En cualquier caso, porque gestos como el del diputado Gutiérrez son hoy noticia.

El parlamento se ha convertido en una cámara hueca sembrada de brazos de madera que repiten de forma mecánica lo que les ordena su jefe de filas. Y así se ha llegado a una especie de oligopolio del poder -en el sentido que daban a este término Michels y Duverger- que limita y restringe el valor y los usos democráticos a la obligación de pasar cada cuatro años por las urnas. En palabras de Ostrogorski, los partidos han sido exitosos para asegurarse el control del gobierno, pero han fracasado miserablemente en sus funciones representativas.

Un sistema perverso

La vida política, que es competitiva por naturaleza, repudia las organizaciones débiles, y eso provoca un sistema perverso de elección de los líderes. Se impone lo que en la jerga política se conoce como cooptación. Los dirigentes, en lugar de ser elegidos de forma democrática, responden a una configuración determinada de antemano por parte del jefe, que es el encargado de mover los hilos del poder dando a la elección una apariencia democrática. Algo a lo que contribuye la natural tendencia del individuo a desaparecer ante las mayorías. Y por eso son necesarios gestos como los del diputado Gutiérrez.

Esta degradación de la democracia puede explicar divorcios sonados en la reciente historia de España. A Felipe González  -con su mayoría absoluta a cuestas- le pararon millones de ciudadanos que estaban contra su política económica en el célebre 14-D. Y lo mismo le sucedió a José María Aznar -con su mayoría absoluta a cuestas- en plena borrachera de poder, cuando millones de ciudadanos (muchos votantes del PP) le desbordaron en las calles por cuestiones como la guerra de Irak o el Prestige. En ambos casos, los diputados de los dos grupos parlamentarios acataron disciplinadamente las órdenes del jefe y cavaron un poco más su tumba política.   

La democracia, de esta manera, se cuartea bajo la púrpura del poder. Y de ahí la importancia de gestos como el que ha tenido el diputado Gutiérrez.

El mundo gira tan deprisa que los pequeños gestos -también los grandes-  son devorados por la máquina del tiempo.  Es muy probable que la decisión del diputado Gutiérrez de negarse a aprobar la reforma laboral acabe en las alcantarillas de la historia dentro de apenas 24 horas. Ya lo decía un veterano periodista a un joven colega: ‘Tus exclusivas de hoy servirán para envolver los bocadillos de mañana’.

José María Gutierrez 'Guti' Democracia