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Zapatero cede ante los mercados y se apea de su programa político
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Carlos Sánchez

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Zapatero cede ante los mercados y se apea de su programa político

Viernes. 26 de noviembre. La vicepresidenta Salgado declara a La Vanguardia: “Hemos comenzado a crecer, aunque tímidamente, y no vemos ninguna razón para adoptar ahora medidas

Viernes. 26 de noviembre. La vicepresidenta Salgado declara a La Vanguardia: “Hemos comenzado a crecer, aunque tímidamente, y no vemos ninguna razón para adoptar ahora medidas adicionales”. Martes. 30 de noviembre. El diferencial del bono español a 10 años se dispara hasta el 5,55%. En paralelo, la prima de riesgo supera por primera vez la barrera de los 300 puntos básicos (tres puntos porcentuales). Miércoles. 1 de diciembre. Pasadas las nueve de la mañana, el presidente Zapatero anuncia -por sorpresa- un nuevo paquete de medidas de carácter económico. El mercado aplaude y tanto las bolsas como el precio de los bonos rebotan con fuerza. ¿Fin de la crisis?

 

La secuencia de los hechos no deja lugar dudas. Los mercados han echado un pulso a la Moncloa y lo han ganado. Al menos, por ahora. Por primera vez desde que comenzó la crisis -al margen de la reforma laboral- el Gobierno toma medidas de carácter irreversible. No tienen marcha atrás. Su eficacia va más allá de la (mala) coyuntura económica. En particular, la política de privatizaciones, algo a lo que hasta el momento Zapatero siempre se había negado por razones ideológicas. No sólo eso. El Gobierno ha roto definitivamente con los sindicatos y ha hecho saltar por los aires el único puente que le quedaba expedito, el programa de los 426 euros mensuales para los parados que hayan agotado sus prestaciones. La guinda la ha puesto con la inmediata regulación de las agencias privadas de colocación (con ánimo de lucro), la vieja ‘bicha’ del movimiento sindical.

 

Un viraje de indudable calado que para el PSOE significa apropiarse de uno de los banderines de enganche de la oposición (PP y CiU), que viene reclamando desde hace mucho que para salir de la crisis hay que bajar impuestos y no subirlos. Y eso es lo que se ha hecho el Gobierno (a la fuerza ahorcan). Las empresas tendrán hasta 2015 libertad de amortización en el Impuesto de Sociedades -una medida que beneficia a la mayor parte del tejido productivo-, y, en paralelo, se aumenta el umbral de beneficios para que una empresa se pueda acoger al tipo reducido del Impuesto de Sociedades (25%).

Las nueve medidas suponen un reconocimiento explícito de que las previsiones para 2011 en materia de déficit presupuestario difícilmente se podían cumplir con una economía que apenas crecerá el 0,7%

Medidas de mucha enjundia con las que el Gobierno apura sus últimas bazas para poder presentarse a las elecciones con alguna probabilidad de ganar: recuperar el centro político y económico. Algo que en última instancia explica la foto del sábado en Moncloa con el G-37. Paradojas de la política, Zapatero espera renacer políticamente gracias a los mercados (¿Que fue del ‘efecto Rubalcaba’?). Aunque sea -paradojas de la economía- bajando la presión fiscal sobre los beneficios empresariales.

Las nueve medidas, en cualquier caso, suponen un reconocimiento explícito de que las previsiones para 2011 en materia de déficit presupuestario -6% del PIB- difícilmente se podían cumplir con una economía que apenas crecerá en el entorno del 0,7% (consenso de los expertos), casi la mitad de lo que prevé el Gobierno. Por eso, el Gobierno ha sacado a la lonja el único tesoro que realmente le quedaba en su magra caja de caudales: AENA y la lotería nacional, por las que podría ingresar nada menos que unos 14.000 millones de euros (cerca del 1,4% del PIB). El tiempo dirá si esa previsión se ajusta a la realidad, pero hoy por hoy el regreso a la política de privatizaciones es una condición necesaria para calmar a los mercados.

Un problema de credibilidad

No está claro si además será una condición suficiente. Entre otras razones, porque la crisis económica ha acabado por derivar en una crisis política. Aunque Zapatero y su fiel escudero Vallés sacaran de la chistera de Moncloa cinco mega medidas para salir de la crisis, nadie las echaría en cuenta, que se dice en Andalucía. Es un problema de credibilidad. Y la credibilidad, como el honor, una vez que se pierde tiene difícil recuperación.

 

La derecha desconfía de un presidente que articula medidas incoherentes (ahora toca subir impuestos, ahora toca bajarlos) y la izquierda ha descubierto que el ‘trasnochado’ e ‘idealista’ Zapatero es más de lo mismo. El presidente se ha quedado, por lo tanto, en tierra de nadie. Y lo que es todavía peor, ha embarcado en su proyecto a todo el partido, sin capacidad de respuesta en los territorios que gobierna. Los barones socialistas no van a tener fácil ‘vender’ que el Gobierno retira el subsidio precisamente a los que más lo necesitan. 

Árido proyecto en un país en el que 1,29 millones de hogares tienen a todos sus miembros desocupados. Y en el que 362.000 parados tienen más de 55 años, por lo que sus probabilidades de encontrar empleo son escasas. Y en el que entre enero y septiembre 130.000 trabajadores han perdido ya su prestación contributiva tras estar más de dos años en paro. Y en el que el año próximo 700.000 parados perderán, igualmente, su derecho a seguir cobrando una prestación.

Con razón, el diputado Tomás Burgos recordaba ayer en la comisión del Pacto de Toledo una frase de Keynes en la que el genio Cambridge recordaba que se puede obligar al caballo a ir al abrevadero a beber agua, pero lo que no se puede es obligarle a tragarla. En esas estamos. Ya no basta con medidas aisladas, aunque vayan en la buena dirección.

Viernes. 26 de noviembre. La vicepresidenta Salgado declara a La Vanguardia: “Hemos comenzado a crecer, aunque tímidamente, y no vemos ninguna razón para adoptar ahora medidas adicionales”. Martes. 30 de noviembre. El diferencial del bono español a 10 años se dispara hasta el 5,55%. En paralelo, la prima de riesgo supera por primera vez la barrera de los 300 puntos básicos (tres puntos porcentuales). Miércoles. 1 de diciembre. Pasadas las nueve de la mañana, el presidente Zapatero anuncia -por sorpresa- un nuevo paquete de medidas de carácter económico. El mercado aplaude y tanto las bolsas como el precio de los bonos rebotan con fuerza. ¿Fin de la crisis?

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