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A Albert Rivera le toca el cuponazo navarro

El previsible pacto entre UPN, PP y Ciudadanos para ir juntos en Navarra es más que un movimiento táctico. Ciudadanos, el partido más jacobino, acepta los sistemas forales

Foto: El secretario general de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)
El secretario general de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

Ningún partido del arco parlamentario ha sido históricamente tan crítico con la vigencia de los sistemas forales en la Constitución como Ciudadanos. Probablemente, porque el partido de Albert Rivera nació en Cataluña, donde los partidos nacionalistas han gestionado de manera exhaustiva un formidable nivel de autogobierno. Parece obvio que esta realidad inapelable es la que llevó a la formación naranja a cuestionar desde su nacimiento no solo los regímenes económicos del País Vasco y Navarra sino, en general, el título VIII de la Carta Magna, que consagra una España autonómica.

Sin embargo, a medida que Ciudadanos se ha ido consolidando políticamente en el resto de territorios, la posición del partido de Rivera se ha ido modulando y ya no reivindica la devolución de competencias como la sanidad o la educación. Entre otras cosas, porque se ha visto obligado a pactar con el PP o con el PSOE para garantizar la gobernabilidad de algunas comunidades autónomas.

Nada indica, de hecho, que Ciudadanos se vaya a plantear en su próximo programa electoral una recentralización del Estado autonómico o, al menos, una devolución de determinadas transferencias asumidas en Andalucía, donde gobierna junto al Partido Popular (PP).

Foto: El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

La única frontera que hasta ahora no había traspasado Ciudadanos se refiere a los regímenes forales, que los dirigentes de Cs siempre han considerado un privilegio de una parte de España respecto de la otra. Para llegar a esa conclusión, solo hay que volver a leer la intervención que tuvo el propio Rivera el 23 de noviembre de 2017, con ocasión de la tramitación parlamentaria del proyecto de ley que actualizó tanto el concierto económico del País Vasco como la metodología de señalamiento del cupo, el sistema que calcula la aportación de las instituciones vascas al sostenimiento del Estado, muy parecidos al régimen fiscal navarro.

Rivera no quiso entrar en el fondo del asunto “porque está en la Constitución y se necesitan dos tercios para cambiarla”, pero dicho esto recordó que “ni el concierto ni el cupo garantizan la solidaridad; todo lo contrario”, porque “trabajan por la desigualdad e inciden todavía más en la insolidaridad territorial, y por eso votamos en contra”. Es más, según Rivera, estamos ante “un fraude a la Constitución” porque la Carta Magna “reconoce la foralidad, pero también en su artículo 138 dice que ningún estatuto de autonomía ni ninguna comunidad, a pesar de sus diferencias, podrá tener ningún privilegio económico ni social”. Fue entonces cuando habló del 'cuponazo' que le había tocado al País Vasco y, por ende, a Navarra.

Sistema foral

Que se sepa, ni la Constitución ha cambiado ni el convenio económico de Navarra —que garantiza el sistema foral— ha sido derogado, pero Ciudadanos lo ha aceptado por la puerta de atrás.

Ciudadanos y UPN firman un principio de acuerdo para ir juntos a las elecciones

Alcanzando un preacuerdo con UPN y con el PP que en la práctica supone el reconocimiento explícito de la singularidad navarra, sin que haya sido necesario aquello que dijo el diputado Alli Martínez en esa misma sesión parlamentaria: “Los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro estamos dispuestos a ir a explicarles a cada uno de los diputados que tengan duda que, al menos en cuanto a la singularidad de Navarra, deben entender que el convenio económico forma parte del ser colectivo de los navarros y no tanto de un poder competencial, que también lo es”.

Este es el discurso —el del ser colectivo navarro— que ha comprado Rivera, que de esta manera entierra una de sus bazas electorales —que ahora cogerá Vox— en aras de lograr mayor presencia en territorios donde la representación de Ciudadanos es irrelevante. En particular, en el País Vasco y Navarra, donde ni siquiera los partidos más españolistas cuestionan sus respectivos sistemas forales. Tampoco en Galicia tiene una posición relevante.

Es probable que Rivera lo venda como una contribución a la gobernabilidad de Navarra y en aras de evitar que los partidos más euskaldunes insten a activar la célebre disposición transitoria cuarta de la Constitución que, como se sabe, establece que Navarra puede incorporarse al régimen autonómico vasco. La iniciativa, según la Constitución, corresponde decidirla al Parlamento navarro “por mayoría de los miembros que lo componen”, aunque posteriormente lo deba ratificar un referéndum que requiere mayoría simple de los votos válidos emitidos.

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el consejero de Hacienda vasco, Pedro Azpiazu. (EFE)

Es decir, tras el pacto, lo que parece dibujarse es la creación de un espacio político propio de los partidos de centro derecha que sea capaz de competir con los partidos de izquierdas, con fuerte influencia euskaldún. Y eso pasa por abrazar los fueros, como ha reconocido Ruth Goñi, secretaria de Organización de Ciudadanos. “Respetamos absolutamente el régimen foral”, ha dicho Goñi.

Es probable, incluso, que haya más. Ciudadanos, el partido más jacobino, sabe que si quiere crecer debe aceptar la realidad de la España autonómica, y si antes podía criticarla con fuerza porque le daba votos, ahora es algo más que complicado, y no solo porque ha aparecido Vox con ese mensaje.

No parece muy coherente estar en el Gobierno y, al mismo tiempo, recelar de las propias competencias de los gestores, lo que llevaría a perder poder en beneficio del Gobierno central. Es por eso que el movimiento de Ciudadanos va mucho más allá que un simple pacto en Navarra. Es el reconocimiento de que la España autonómica está consolidada y ningún partido sería capaz de poner el título VIII de la Constitución patas arriba. Ciudadanos, desde luego, va camino de olvidarlo y Rivera de dejar de pelearse con Aitor Esteban, el portavoz del PNV, a cuenta del concierto y del cálculo del cupo. Amigos para siempre.

Ningún partido del arco parlamentario ha sido históricamente tan crítico con la vigencia de los sistemas forales en la Constitución como Ciudadanos. Probablemente, porque el partido de Albert Rivera nació en Cataluña, donde los partidos nacionalistas han gestionado de manera exhaustiva un formidable nivel de autogobierno. Parece obvio que esta realidad inapelable es la que llevó a la formación naranja a cuestionar desde su nacimiento no solo los regímenes económicos del País Vasco y Navarra sino, en general, el título VIII de la Carta Magna, que consagra una España autonómica.

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