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Errejón, el ángel caído que se la juega a todo o nada
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Errejón, el ángel caído que se la juega a todo o nada

Podemos ha perdido posiciones en estas elecciones, pero peor les ha ido a quienes han abandonado la nave. Mucho tienen que cambiar las cosas para que Errejón levante el vuelo

Foto: El candidato de Más Madrid a la Comunidad de Madrid. (EFE)
El candidato de Más Madrid a la Comunidad de Madrid. (EFE)

Los resultados obtenidos por Unidas Podemos (UP) han provocado un acalorado, y, a veces, agrio debate en una parte de la izquierda. Antiguos dirigentes de la formación morada han aprovechado la pérdida de votos y escaños para atacar a Iglesias, a quien acusan ahora de 'leninista' (sic) y de haber llevado a UP al punto de partida. Es decir, a una especie de refundación de Izquierda Unida, como ha escrito Fernández Liria, para quien UP es ahora un partido subalterno del PSOE. Otros, como Álvarez Peralta, han sacado a pasear los viejos latiguillos del estalinismo y hablan de Monedero y Verstrynge como "los perros de presa del partido, la máquina de fango encargada de hacer el trabajo sucio para que otros no tengan que mancharse".

Los argumentos políticos, más allá de los exabruptos, son sólidos, y se pone el énfasis en las consecuencias que ha tenido para el partido la salida de muchos dirigentes-fundadores y de cuadros de primera hora que, en la práctica, han sido expulsados por Iglesias, que se habría rodeado de una camarilla de fieles que poco tienen que ver con el espíritu del 15-M.

La enésima mutación de Iglesias, ahora como un hombre de Estado a quien le preocupa solo la gobernabilidad del país, sería solo un movimiento táctico construido exclusivamente para taponar la hemorragia de votos. Iglesias, se viene a decir, no busca la célebre transversalidad para ampliar el espacio político de Unidas Podemos, sino que, por el contrario, ha llevado al partido al desastre y hoy no es más que la vieja Izquierda Unida con unos pocos votos más fruto de la fragmentación del sistema político y del fin del bipartidismo imperfecto que ha funcionado durante casi cuatro décadas.

Errejón ha vivido desde la creación de Más Madrid una especie de muerte civil, su estrella se ha apagado más allá de algún acto puntual

Poco se habla, sin embargo, por no decir nada, de las consecuencias electorales negativas que ha tenido para Unidas Podemos la salida de Íñigo Errejón para fundar Más Madrid, junto a Carmena, en el momento más inoportuno: a unos meses de las municipales y autonómicas. Y cuya decisión se transformó en tragedia para UP cuando Sánchez adelantó las elecciones, lo que pilló al partido en una situación algo más que difícil.

Desde entonces, y como suele ocurrir en la política, la actividad más cainita que se conoce, Errejón ha vivido una especie de muerte civil, toda vez que su estrella se ha apagado más allá de algún acto puntual, como fue la presentación de Más Madrid antes 2.000 personas en una de las zonas más deprimidas de la capital, pero regenerada por la inversión municipal.

A Errejón se le ha comparado tradicionalmente con una especie de 'izquierda amable', y él no rechaza esa definición, y aunque ha afirmado que ha votado y pedido el voto para Podemos, pocos dudan que su marcha (aunque formalmente siga teniendo un cargo orgánico) es irreversible.

Tres derechas, tres

Su futuro político dependerá de lo que suceda este 26 de mayo, y a tenor de lo que ha ocurrido el 28-A no parece que pinten bien las cosas para sus intereses. La suma de las tres derechas logró en la Comunidad de Madrid 372.091 votos más que PSOE y Unidas Podemos juntos, mientras que en la capital la diferencia a favor de las derechas fue de 186.524 votos. Es decir, nada indica que Carmena pueda revalidar la mayoría o que el tándem PP-Ciudadanos no vaya a seguir controlando la Asamblea madrileña. Máxime cuando tanto en el ayuntamiento como en la Comunidad competirá una tercera alternativa de izquierdas que dividirá el voto.

Más Madrid es un proyecto personalísimo de Carmena y Errejón que solo ayudará a dispersar un poco más el voto de la izquierda

El concejal Sánchez Mato (IU) competirá contra Carmena e Isabel Serra será la candidata de Unidas Podemos a la Comunidad. Es decir, tres para tres, lo que significa que desaparece la ventaja que ha tenido la izquierda en las últimas elecciones al ser menos partidos a la hora de repartir los escaños. Y eso sin tener en cuenta el efecto que puede tener sobre el electorado el hecho de que la Junta Electoral Central haya excluido a Más Madrid de los debates públicos y de la cartelería al tratarse de un partido de nueva creación.

Se dirá que no es culpa de Errejón la caída en votos de Unidas Podemos y de sus antiguas confluencias, y en verdad que la actual dirección es la máxima responsable. Pero resulta absurdo olvidar que Más Madrid es un proyecto personalísimo de Carmena y Errejón que solo ayudará a dispersar un poco más el voto de la izquierda. Entre otras cosas, porque esa plataforma no nació como un proceso de reflexión de sectores de la izquierda, sino que fue fruto de un pacto 'por arriba' ante la renuncia de ambos a dar la batalla dentro de Podemos.

En el caso de la alcaldesa porque ella, que capitaliza como nadie los éxitos ajenos, se siente una especie de elegida por los dioses que no tiene que dar cuentas a nadie, olvidando que es regidora de la capital, precisamente, porque fue la seleccionada por Pablo Iglesias, que ha tenido que hacer de tripas corazón no presentando su propia candidatura.

¿Está dispuesto Errejón a gobernar con la derecha, como hacen los Verdes en Alemania con la CDU para aislar y no depender de Vox?

La existencia de dirigentes políticos que se sienten la aristocracia de la izquierda, una especie de oligarquía, no es nueva. Pero nunca como ahora la izquierda ha contado con tanto 'regenerador', ni siquiera durante los tiempos en los que Guerra hablaba de los "renovadores de la nada" dentro del PSOE, pero que nunca fundaron otro partido. Y solo con observar lo que ha sucedido en estas elecciones con Compromís, las mareas gallegas (cero diputados) o Llamazares (30.448 votos en toda España) se puede calibrar la inconsistencia electoral de determinadas posiciones políticas en las que han caído algunos dirigentes. Y es posible que también Errejón, que podría haber optado por dar la batalla orgánica dentro de UP o marcharse legítimamente al PSOE, de quien cada vez le separan menos argumentos.

Posibilismo

Como ha escrito en este periódico Iván Gil, la coalición valenciana, un modelo en el que se ha fijado Errejón tanto por su afán de transversalidad como por sus posiciones políticas posibilistas, pasó de contar con cuatro diputados propios, al ir en coalición con Podemos en las generales de 2016, a quedarse en un único escaño. Unidas Podemos, por su parte, obtuvo cinco diputados por esta comunidad autónoma, conservando la misma representación.

Más allá de los resultados electorales y del personalismo que hoy impregna la política en todos los partidos, lo relevante es la falta de profundidad en el análisis sobre lo que le pasa a Unidas Podemos, y que en buena medida (al margen de los numerosos errores de Iglesias) tiene que ver —guste o no— con el progresivo agotamiento de la ola que nació el 15-M, y que llevó a la formación morada a lograr más de cinco millones de votos.

No hace falta ser un lince demoscópico para entender que muchos de esos votos eran prestados y estaban vinculados a la crisis, por lo que, a medida que esta se ha ido alejando, las dificultades de UP para ensanchar su base electoral han sido mayores. En ningún país de Europa, salvo Grecia, un partido como Podemos (14,31%) tiene más del 20% de los votos, por algo será. Ni siquiera Los Verdes alemanes.

Pensar que un partido como UP puede situarse de forma natural con más del 20% tiene que ver con una idealización de la política, no con la realidad

Entre otras cosas, porque los sistemas políticos e institucionales europeos son más sólidos de lo que presume Errejón (y presumía Iglesias), siempre excesivamente influidos por el populismo latinoamericano, lo que explica que los viejos partidos aguanten mejor el empuje del populismo y del neonacionalismo. Y el PSOE, en España, es un claro ejemplo después de haber evitado el 'sorpasso' en 2016. Europa no es Latinoamérica.

Idealización de la política

Y pensar que un partido como Podemos puede situarse de manera estructural por encima del 20% tiene más que ver con una idealización de la política (el viejo voluntarismo de las ideologías) que con la realidad de estructuras sociopolíticas complejas en las que los ciudadanos adoptan posiciones más defensivas (tienen más que perder) y huyen de posiciones más radicales, en el sentido etimológico del término, no en el que se suele utilizar en el guirigay político.

Sobre todo, teniendo en cuenta que esa idea del 'patriotismo' que propugna Errejón no es más que una burda imitación del populismo latinoamericano que difícilmente calará en España. Desde luego, mientras no se encauzan de una vez por todas los conflictos territoriales.

placeholder El candidato de Más Madrid a la Presidencia de la Comunidad. (EFE)
El candidato de Más Madrid a la Presidencia de la Comunidad. (EFE)

Frente a esta realidad incuestionable, Errejón suele esgrimir la manoseada transversalidad o la lucha por la hegemonía en los términos de Togliatti o Gramsci. ¿Pero a qué se refiere con ello? A pactar, por ejemplo, con Rivera o el PP de Casado para frenar a Vox, como se hace en Francia contra Le Pen. O estamos ante un eurocomunismo de nuevo cuño a imitación del que pusieron en marcha Carrillo y Berlinguer a mediados de los 70 para atraerse a los sectores más progresistas de la democracia cristiana. O se trata de poner en marcha un nuevo 'compromiso histórico' como el que diseñó estratégicamente el PCI para salvar la atribulada democracia italiana, y que Giorgio Amendola, en una entrevista con Oriana Fallaci resumió sin tapujos: "Nosotros no queremos asustar. Cometimos un error asustando, y hoy somos conscientes de haber cometido ese error: el del perro que ladra y no muerde". O a seguir los pasos de Los Verdes que cogobiernan con la CDU en varios estados alemanes. ¿Es probable un pacto entre Carmena y Villacís para que la alcaldía no dependa de Vox? ¿Ya no hay que asustar?

Es evidente que Errejón está en esa línea, y lo ha expresado con nitidez en una reciente entrevista: "Para que uno gobierne, alguien tiene antes que imaginarte gobernando, haciéndote cargo de sus asuntos, también de quienes no piensan como tú". ¿Hay alguna diferencia respecto de lo que proponen hoy PSOE y Podemos? O es que, con su salida de Podemos para crear un nuevo partido, se trataba de sembrar un poco más ese culto al líder tan presente en la vida política y que hace, como decía cínicamente Josep Plá, que no haya nada más parecido a un español de derechas que un español de izquierdas.

Los resultados obtenidos por Unidas Podemos (UP) han provocado un acalorado, y, a veces, agrio debate en una parte de la izquierda. Antiguos dirigentes de la formación morada han aprovechado la pérdida de votos y escaños para atacar a Iglesias, a quien acusan ahora de 'leninista' (sic) y de haber llevado a UP al punto de partida. Es decir, a una especie de refundación de Izquierda Unida, como ha escrito Fernández Liria, para quien UP es ahora un partido subalterno del PSOE. Otros, como Álvarez Peralta, han sacado a pasear los viejos latiguillos del estalinismo y hablan de Monedero y Verstrynge como "los perros de presa del partido, la máquina de fango encargada de hacer el trabajo sucio para que otros no tengan que mancharse".

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