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Begoña Villacís

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Qué Madrid queremos

No es cometido del Ayuntamiento explicarles a sus vecinos ni qué vida deben vivir, ni cuáles son sus necesidades, sino convertir la democracia en algo que no sucede sólo cada cuatro años

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"¿Qué modelo de ciudad quiere Vd. para Madrid?". En plena vorágine campañera, sucesión de entrevistas, medios, debates, rebates, dimes, diretes y mensajes, determinadas preguntas son tan anticipables como principales. Son las que le bajan a una a tierra y elevan la calidad de los planteamientos.

A dicha pregunta clásica, recientemente escuché a un portavoz entregarse a lo esperable, la respuesta típica, “quiero un Madrid verde, limpio, amplio, armónico… bla, bla, bla”. A lo que una sensata asistente advirtió con razón “pues váyase Vd. al bosque”. En fin, amén. Una metrópoli europea puede reverdecer, pero nunca ser verde, podemos regular su ordenación, pero sería delirante renunciar a su diversidad forjada por la superposición de conceptos que de la vida tuvieron los madrileños a lo largo de los siglos.

Y es que, señores, no seré yo quien imponga mi verdad a Madrid, porque Madrid no es sino sus 128 barrios, cada uno de su padre y de su madre, barrios abrigados o expulsados por la M-30 que se resisten a una verdad absoluta. “Con su hoguera de nieve, su verbena y su duelo, su dieciocho de julio, su catorce de abril. A mitad de camino entre el infierno y el cielo, yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid”, resumía acertadamente Sabina. Ser desleal a su diversidad no dejaría de ser un acto de falsificación de Madrid.

Comprenderán, pues, que no es cometido del Ayuntamiento explicarles a sus vecinos ni qué vida deben vivir, ni cómo, ni cuáles son sus necesidades, sino dar un paso más, convertir la democracia en algo que no sucede esporádicamente cuando no queda más remedio, cuatro años mediante. Por ello, procuraré en el futuro resistirme a la tentación de sugerir a una asociación de vecinos la necesidad que pueda tener su barrio de aumentar sus zonas verdes, porque lo siguiente que ocurra será que me acepten la idea, pero que por favor, les solucionen antes el problema de mosquitos que les supone la depuradora de la China.

La experiencia en primera persona de la vida madrileña es el valor añadido de quien mejor sabe, por sufridora, cuáles son los retos reales

Esto eslo que en definitiva proponemos en primera instancia a Madrid, reconocer que nuestro jefe no es otro que el madrileño, y nuestro discurso no ha de ser sino el ajeno, el del ciudadano, y les juro que no estoy haciendo un juego de palabras. Para ello, hemos tenido la voluntad de concentrar en nuestro programa las distintas fórmulas de garantizar una escucha activa y efectiva, de someter la Administración al gobierno y escrutinio del madrileño, hacerle partícipe y protagonista de su ciudad.

A las puertas de la presentación oficial del Programa de Ciudadanos para la Ciudad de Madrid, el próximo día 6, les adelanto algunas de las medidas que implantaremos en el Ayuntamiento. Citas de rendición de cuentas semestrales, abiertas, donde se explique y analice el grado de cumplimiento del programa que asumimos ya como compromiso, recuperación de competencias de Juntas de Distrito, instrumentalizadas para la efectiva participación ciudadana, ni una inversión más que supere el 10% del PIB sin la autorización de los que tendremos que sufragarla, Vd y yo… son sólo algunos ejemplos que anticipan mi conclusión final.

Y es que, frente a quienes entienden que la política ha de estar reservada al exclusivo coto de aquellos que tienen nombres y apellidos reconocidos y reconocibles (en ocasiones no por las razones que ellos quisieran), la voluntad de anónimos, que, al igual que Vd., pensamos que pisar calle, vivir Madrid puertas afuera de Cibeles, saber lo que es pagar una nómina, recibirla, un retraso en el metro, una multa más por no poder salirte de una reunión de trabajo, otra subida del IBI, el atascazo de las 7:30 que se convierte en el de las 8:30… la experiencia en primera persona de la vida madrileña es precisamente el valor añadido, la legitimación de quien mejor sabe, por sufridora, cuáles son los retos reales en el Madrid del 2015, y cómo solucionarlos.

"¿Qué modelo de ciudad quiere Vd. para Madrid?". En plena vorágine campañera, sucesión de entrevistas, medios, debates, rebates, dimes, diretes y mensajes, determinadas preguntas son tan anticipables como principales. Son las que le bajan a una a tierra y elevan la calidad de los planteamientos.

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