Es noticia
Melchor
  1. España
  2. Mirada Ciudadana
Begoña Villacís

Mirada Ciudadana

Por

Melchor

La ciudad de Madrid, cosas de la Historia, no ha reconocido hasta la fecha una sola calle al último alcalde que dio la República, Melchor Rodríguez: anarquista, sindicalista y republicano para más señas

Foto: Melchor Rodriguez (c), acompañado de dos oficiales republicanos, durante la Guerra Civil. (EFE)
Melchor Rodriguez (c), acompañado de dos oficiales republicanos, durante la Guerra Civil. (EFE)

Puede seguir leyendo, algunos hemos tenido a bien superar la cabalgata de la capital, aun con aquellos belenes y aquellas túnicas. Esto no va de Reyes a lomos de carrozas futuristas. Hoy, la sorpresa dura en España exactamente un cuarto de hora, es de forma natural sobrepasada por el siguiente capítulo de historieta chusca nacional, sea de cutre revelación de contador de billetes en automóvil o trátese de un régimen teocrático conjurado para la desestabilización de nuestro sistema a través de un partido instrumental. Hace pocas horas, Transparencia Internacional no ha querido ahorrar méritos a nuestro país, situándonos en lo alto del podio en cuanto a crianza, curación y cuidado del chorizo ibérico, y lo que te rondaré morena.

En momentos como este, apetece realmente evadirse de este infecto panorama de traficantes de influencias, comisionistas y trileros organizados para el mangoneo más descarado. Es necesario aire fresco e inspiración, y ayer decidimos traerla al pleno del Ayuntamiento de Madrid. Entre los puntos del día, los esenciales, los que nos traen de cabeza a esta ciudad. La limpieza, multas de tráfico, un reconocimiento más al entrañable alcalde Tierno, etcétera. Nosotros, entre otras cosas, pedíamos que el nomenclátor de nuestra ciudad reconociese la deuda que Madrid mantiene con las víctimas del terrorismo, y les reservase un espacio preferente en las nuevas denominaciones viarias.

Pero también quisimos cumplir con una asignatura pendiente, tanto nuestra, por ser una idea que nos ilusionó ya en plena campaña, como de la ciudad de Madrid, que, cosas de la Historia, no ha otorgado hasta la fecha una sola calle al último alcalde que dio la república, D. Melchor Rodríguez: anarquista, sindicalista y republicano para más señas. Como decía, no hay calle de Melchor, ni cuadro ni placa ni parque ni estatua. Madrid borró al 'ángel rojo'. Se sucedieron gobiernos, alcaldes y nombramientos, y nadie se acordó de reconocer a quien llevó hasta las últimas consecuencias una extraordinaria humanidad, quien declaró “por las ideas se muere, pero no se mata” a un pueblo no preparado para aquel mensaje. A un pueblo sediento de revancha.

Murió un 14 de febrero de 1972, y fue enterrado al arropo de una bandera anarquista que no sin cierto susto expandió un amigo, ante una extraña comitiva franquista que quiso, por una vez, mirar para otro lado. Se lo debían.

Años antes, Melchor no quiso hacer lo mismo como delegado de Prisiones de la CNT, y se dedicó en cuerpo y alma a frenar aquel modelo de cárcel de puertas abiertas, de preso extraído y ajusticiado. Melchor literalmente se desvivió por parar las 'sacas' masivas, retando a la mismísima Junta de Defensa de Madrid de José Cazorla y Santiago Carrillo. Los historiadores calculan en miles las vidas que salvó. Y cada vida salvada le acercaba más al calificativo de traidor que logró labrarse. Traidor por conseguir arrancar de las garras de la muerte a los condenados a un paseo por Paracuellos. Traidor porque un 8 de diciembre de 1936 evitó, junto a un puñado de aterrorizados funcionarios de prisiones, el linchamiento masivo de 1.532 presos, sospechosos de fascismo todos ellos y, a la postre, venganza en bandeja con la que cobrarse un reciente bombardeo. Siete horas de negociación con una masa incontrolada, violenta y violentada.

Tiempo después, ya como alcalde, habría de ceder la ciudad a Franco y lo hizo para evitar la masacre. El franquismo no frenó su actividad, aunque en este caso los presos eran otros. Los pocos parones se debieron a sus propias entradas y salidas de la cárcel, ya que nunca renunció a sus ideas, como nunca renunció a su humanidad, que la guerra no supo cambiar.

Madrid ya tendrá una calle de Melchor Rodríguez. Con 44 años de retraso, vuelve a cosechar el mismo consenso y concordia con que se fue, logrando que el pleno exprese, con voz única, el deber de reconocer también a este alcalde y darle el gran honor que supone tener una calle en su ciudad.

Puede seguir leyendo, algunos hemos tenido a bien superar la cabalgata de la capital, aun con aquellos belenes y aquellas túnicas. Esto no va de Reyes a lomos de carrozas futuristas. Hoy, la sorpresa dura en España exactamente un cuarto de hora, es de forma natural sobrepasada por el siguiente capítulo de historieta chusca nacional, sea de cutre revelación de contador de billetes en automóvil o trátese de un régimen teocrático conjurado para la desestabilización de nuestro sistema a través de un partido instrumental. Hace pocas horas, Transparencia Internacional no ha querido ahorrar méritos a nuestro país, situándonos en lo alto del podio en cuanto a crianza, curación y cuidado del chorizo ibérico, y lo que te rondaré morena.

Ayuntamiento de Madrid
El redactor recomienda