Es noticia
¿Qué hay de lo mío?
  1. España
  2. Mirada Ciudadana
Begoña Villacís

Mirada Ciudadana

Por

¿Qué hay de lo mío?

Cuando una formación es el producto de la suma de muchas entidades, posicionamientos e intereses, es más complejo saber cuál es el discurso

Foto: El coordinador federal de IU y número cinco de la lista de Unidos Podemos por Madrid, Alberto Garzón (i) saluda al candidato a la presidencia del Gobierno de Podemos, Pablo Iglesias. (Efe)
El coordinador federal de IU y número cinco de la lista de Unidos Podemos por Madrid, Alberto Garzón (i) saluda al candidato a la presidencia del Gobierno de Podemos, Pablo Iglesias. (Efe)

La pregunta que hoy intentan responderse unos cuantos millones de españoles es, básicamente, si esta vez las papeletas serán capaces de devolvernos un gobierno, en lugar de un puñado de historias de encuentros y desencuentros.

A estasalturas de la película, si hay una alternativa impensable, es la posibilidad de una mayoría absoluta. Es impensable un gobierno en solitario, porque ninguna formación ostenta una clara posición dominante. Nadie tiene garantizado el éxito, una vez más puede ser inútil ser la lista más votada, y puede ser inservible una vez más para frenar a quién ha querido elevar a la categoría de adversario, el populismo. Tampoco, como también se ha demostrado, parece resultar suficiente lograr la mayoría parlamentaria en el centro. Va a haber que hablar. Aunque no quieras, aunque te caigan mal, aunque lleve siendo uno enemigo desde que el mundo es mundo, aunque se hayan “metido” contigo, habrá que hablar, madurar, y pactar.

Y es en este escenario cuando se hace más evidente de qué madera está hecha cada formación. Su capacidad para el pacto, la negociación, para ponerle sentido común y sentido de Estado a las cosas será clave.

Cuando una formación es el producto de la suma de muchas entidades, posicionamientos e intereses, es más complejo saber cuál es el discurso

Por eso, cuando una formación es el producto de la suma de muchas entidades, posicionamientos e intereses, es más complejo saber cuál es el discurso, y, ya en la negociación, saber la propia capacidad o legitimidad del interlocutor para hablar, ceder y pactar en nombre de todos los factores de esa suma. Puede ser incluso peor si esa suma se ha realizado artificialmente sin otro propósito que el de alcanzar el poder, o una mera transacción de votos por deudas, como en el caso de Izquierda Unida. El “obstáculo insalvable” para ir junto a Podemos en diciembre–así lo dijo Garzón- se ha vuelto “una posibilidad ilusionante con sentido propio”, una vez que ambas formaciones han medido sus fuerzas.

De poco o nada han servido las críticas de sectores de IU, cocidos, a estas alturas, en su sopa de estrellas rojas. Se vislumbran más sillones y eso lo cambia todo.
Pero es que, además, esta no es una suma de dos, que con matices podrían acabar entendiéndose. Podemos e IU tienen cada una de ellas, sus “confluencias” que se suman con sus propios matices a la coalición. Y les aseguro que he tardado un rato en recopilar, pero les confieso que he encontrado este ejercicio tan entretenido, como revelador. Vamos a ello.

Para empezar, oficialmente la candidatura la componen 11 siglas, muchas de las cuales son a su vez coaliciones de otras siglas: Podemos, Izquierda Unida (PCE, Izquierda Anticapitalista), EQUO (fundado por 20 partidos), Batzarre (que a lo largo de su historia ha dado su apoyo a Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Nafarroa-Bai), Més per Balears, Unidad Popular en Común (Ganemos), Izquierda Asturiana, Construyendo la Izquierda-Alternativa Socialista, Segoviemos e Izquierda Castellana.

Así, en total serán 15 papeletas distintas las que Unidos Podemos va a poner en los colegios electorales en toda España

A estos 11 se les une la sensibilidad distinta de En Comú-Podem (casi 100 entidades) en Cataluña, En Marea (9 entidades) en Galicia y Compromís en Valencia (5 entidades). Además, se añaden como independientes el PUM+J (Por un mundo más justo), Puyalón (Independentistas de Aragón) y Alternativa 25 de mayo de Lanzarote. Todo un lío como pueden ver.

Así, en total serán 15 papeletas distintas las que Unidos Podemos va a poner en los colegios electorales en toda España. De esa forma, además, intentarán formar diversos grupos parlamentarios en el Congreso, para acaparar más tiempo en los debates.

Es una suma de desiguales, en tamaño y en posicionamiento ideológico. Partidos muy distintos. Compromís es abiertamente catalanista, mientras que Esquerra Unida de Valencia no lo es. Antagónicos en cuanto al futuro que quieren para su región. Lo mismo pasa con las diversas formaciones de En Marea, donde están desde el PCE de Galicia hasta el independentismo del BNG y sus escisiones. En Cataluña, la marca En Comú Podem son 100 entidades cada una de las cuales reivindica cosas concretas desde Procés Constituent (nacionalista radical, cercana a la CUP) a IC-V (ecologista) pasando por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca

Esas banderas rojas que Pablo Iglesias quiere esconder pero que a la vez necesita para ganar y a las que tiene que alimentar

Tenemos desde representantes de los nacionalistas e independentistas regionales hasta miembros de la izquierda internacionalista por definición, aquella con la URSS como modelo. Esas banderas rojas que Pablo Iglesias quiere esconder pero que a la vez necesita para ganar y a las que tiene que alimentar.
A ellos se unen formaciones tan pequeñas como Segoviemos, Ecosocialistas de Murcia o Puyalón, cada una con su acuerdo que exige introducir su discurso e intereses en las iniciativas de Podemos.

Los conflictos futuros están servidos. En algunos casos, los “contrapesos” en las listas obligarán a determinados representantes electos a dimitir para que roten las formaciones por los escaños. Y es que el reparto de sillones, ya se sabe, facilita eso de confluir. Lo mismo ha pasado con la perspectiva de recibir subvenciones electorales.

Pero es que no va a haber una mayoría absoluta. Todos los partidos van a tener que hablar con todos. Unos con su programa bien claro y un discurso único, e Iglesias – aún más que en diciembre- sin tocar las líneas rojas de esta gran amalgama. Cualquier detalle puede romper la coalición desde dentro. Independentistas, federalistas, confederalistas e internacionalistas se han puesto de acuerdo… por el momento. Porque cada uno sigue teniendo su propia agenda.
Cuando Podemos se siente a negociar, más de un centenar de formaciones le recordarán aquello de “Que hay de lo mío”. Habrá quien le pida romper España y habrá quien le pida unir a las clases trabajadoras de España. Y así va a ser imposible.

Lo más grave, además es que desaparece el gran beneficio que trajo el final del bipartidismo: que en España no volviese a haber un gobierno controlado por nacionalistas. El entierro definitivo de los gobiernos obligados a sobrevivir a base de dar distinto trato a unos territorios y a otros no será posible porque las confluencias han resultado ser un revoltijo de nacionalismos más o menos radicales.

La pregunta a hacerse será, ¿qué ocurrirá cuando desaparezca su pegamento, que no es otro que la ocupación del poder?, ¿qué ocurrirá cuando el caballo de Troya haya accedido y suelte tan heterogénea carga? Pues lo que ustedes anticipan, que lo que fue pegamento tornará en disolvente y que, expirada la razón de la UTE, cada uno empezará a requerir lo suyo en detrimento de lo de todos y así, señores, una tiene la sensación de haber vuelto al inicio de toda esta historia.

La pregunta que hoy intentan responderse unos cuantos millones de españoles es, básicamente, si esta vez las papeletas serán capaces de devolvernos un gobierno, en lugar de un puñado de historias de encuentros y desencuentros.

Izquierda Unida Deudas Valencia Compromís Unión Soviética (URSS) Nacionalismo BNG Canarias