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La trampa de la democracia asamblearia
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La trampa de la democracia asamblearia

Carmena permitió que la alianza de comunistas y populistas deslegitimase los plenos del consistorio y los votos recibidos por los grupos municipales con su pleno abierto

Foto:  La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. (EFE)

Los populistas y los totalitarios, cuando aún no han llegado al poder en los países democráticos, se ocupan concienzudamente en descalificar la democracia que llaman “formal” con el pretexto de que no es auténtica democracia.

Esas descalificaciones las hacen siempre en nombre de unos entes abstractos y colectivos, como el 'pueblo', la 'gente' o la 'clase obrera', de los que se arrogan su representación.

Para completar su estrategia en contra de la democracia liberal de los países occidentales, esos populistas y esos totalitarios (si es que no son lo mismo) propugnan de manera sistemática la que llaman democracia “participativa” o “asamblearia”. Es decir, que las decisiones de gobierno sean tomadas por asambleas de ciudadanos, siempre con la fundada esperanza de que, como son especialistas en agitación, propaganda y movilización, esas asambleas siempre contarán con una mayoría de militantes y simpatizantes suyos.

Los populistas que ampara Carmena buscan la sustitución de la democracia representativa por asambleas en las que se mueven como pez en el agua

El análisis y la crítica de esa falsa democracia, por mucho que se adorne con simpáticos adjetivos, han ocupado miles de páginas de los mejores tratadistas de ciencia política, como Giovanni Sartori, por citar un solo nombre.

Pero para demostrar hasta qué punto es una trampa lo que se esconde detrás de esas maniobras, más que la lectura de esos miles de páginas puede servir el espectáculo que el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por una amalgama de populistas y de comunistas bajo el liderazgo de Podemos, ha ofrecido este fin de semana.

Porque el equipo de gobierno del ayuntamiento, con su alcaldesa a la cabeza, a pesar de estar en el poder gracias a las formas de la democracia que llaman 'formal' o 'representativa', sigue en la estrategia de desprestigiar esa democracia y en el decidido propósito de cultivar la 'asamblearia'.

Para eso, para hacer un experimento práctico de ese tipo de democracia, tuvieron la ocurrencia de convocar al 'pueblo' de Madrid a un pleno del Ayuntamiento, que, siempre con su afán de utilizar epítetos de connotaciones positivas, llamaron “abierto”.

El primer engaño -ya se sabe que, desde Lenin, la mentira es un arma revolucionaria- era llamar pleno a una asamblea carente de ninguna de las atribuciones del pleno.

Hay que decir que los madrileños no se tragaron ese anzuelo, ni siquiera los más conspicuos militantes de Podemos, porque el 'pueblo' (en una ciudad de 3,2 millones de habitantes) allí presente fueron las primeras personas que llegaron al salón de pleno, unas 100, y las que se sentaron delante de una pantalla de vídeo en el patio, que fueron unas 10 o 12.

A todos los madrileños se les había dado la oportunidad de presentar preguntas y propuestas en una página web durante cuatro días (por cierto, no sé cómo controlan si las preguntas las presentan madrileños o ciudadanos de Honduras, por ejemplo). Ese proceso participativo seleccionó cinco preguntas con la exigua cifra de 766, 534, 106, 73 y 60 votos, y cinco propuestas con 794, 693, 562, 540 y 451 votos. Creo que no merece el menor comentario hasta qué punto los madrileños han dado la espalda a esta tramposa iniciativa.

La trampa continuaba con la invitación a los portavoces de los grupos municipales a contestar unas preguntas y unas propuestas que, lógicamente iban dirigidas al equipo de gobierno, que es el único responsable de lo que se hace y de lo que se deja de hacer en Madrid.

Pero donde estaba la profunda carga ideológica de toda la maniobra de deslegitimación de la democracia era en el texto de la convocatoria, porque se presentaba el falso pleno como un acto para la apropiación y la revitalización del pleno por parte de los vecinos (¡y vecinas, claro!) de Madrid.

El pleno abierto se presentaba como una revitalización del mismo, como si los concejales elegidos de forma democrática los hubiéramos usurpado

Como si los concejales libre y democráticamente elegidos hubiéramos robado los plenos de verdad a los madrileños y los hubiéramos convertido en algo mortecino.

Eso es mentir.

Los plenos de verdad, esos sí que son propiedad de los vecinos de Madrid y esos sí que están llenos de iniciativas vivas.

No hay más que compararlos. Cuando el Grupo Municipal Popular interviene en un pleno de verdad, lo hace en nombre de los 563.292 madrileños que nos votaron, mientras que la iniciativa que más votos ha tenido entre las presentadas ha sumado 794 votos. Sin comentarios.

Detrás del acto de ayer, lo que hay es una voluntad implícita de deslegitimar la democracia representativa (la única que funciona en los países libres de Occidente) para sustituirla por asambleas que ni tienen competencias ni atribuciones ni normas de funcionamiento.

Es la tarea fundamental a la que están dedicados el ayuntamiento y su alcaldesa: propagar esa concepción falsa de la democracia para avanzar hacia su proyecto populista.

Por eso, y para aumentar la confusión entre los ciudadanos, el cartel anunciador del falso pleno era una composición en la que al Salón de Plenos del Ayuntamiento se le sobreponía una imagen de la Puerta del Sol ocupada por los del 15M. ¡Imposible dejar más clara la voluntad de confundir!

Los populistas y los totalitarios, cuando aún no han llegado al poder en los países democráticos, se ocupan concienzudamente en descalificar la democracia que llaman “formal” con el pretexto de que no es auténtica democracia.

Ayuntamiento de Madrid Manuela Carmena