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Rubén Amón

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Sarkozy intoxica la convención 'pepera'

Condenado por corrupción y tráfico de influencias, procesado por financiación ilegal, Casado blanquea al líder fallido de la derecha europea con razones insostenibles

Foto: El expresidente francés Nicolas Sarkozy. (EFE)
El expresidente francés Nicolas Sarkozy. (EFE)

Cuesta trabajo comprender las razones por las que Pablo Casado ha convocado en Madrid al fantasma de Nicolas Sarkozy. Se diría que el expresidente francés representa todo aquello que el PP debería evitar. Porque ha sido condenado a tres años de cárcel y este jueves ha sido condenado a otro año más por una causa abierta sobre financiación ilegal. Porque los cargos están relacionados con la corrupción y el tráfico de influencias. Porque tiene pendientes varios dosieres judiciales de financiación irregular. Y porque trató de corromper a un juez para obtener información privilegiada en una causa penal que le concernía.

No parece el mejor ejemplo ni el contexto más idóneo de redención corporativa, menos aún cuando Casado imparte doctrina sobre la independencia judicial. Y cuando la visita de Sarkozy en el ruedo madrileño sobrentiende un ejercicio de blanqueo que únicamente beneficia al falso mesías de la regeneración política continental. Sarkozy prometió a los franceses el milagro de una República irreprochable, pero todas las expectativas maximalistas sucumbieron al fracaso.

Foto: Pablo Casado y Nicolás Sarkozy en la convención. (EFE)

Mucho antes de que los jueces investigaran y condenaran al patrón del Elíseo, los compatriotas de Sarko lo habían mandado a casa. No ya malogrando un segundo mandato, sino otorgando la victoria de 2012 a la medianía de François Hollande.

¿Qué sentido, entonces, tiene redimir a Sarkozy en Madrid? ¿Y qué motivos tiene Casado para exponer la credibilidad del PP a un líder político que representa probablemente la mayor decepción continental del siglo?

Sarkozy ha recurrido la sentencia que lo condena a tres años de cárcel. Es un derecho, una facultad indiscutible e incuestionable, pero resulta que el marido de Carla Bruni no ha opuesto razones técnicas ni alegaciones jurídicas. Lo que ha hecho ha sido denunciar una conspiración de los jueces, un montaje político-judicial concebido para arruinar su honor y su carrera.

Sarkozy es el primer presidente de la historia de Francia condenado por corrupción

Semejante degradación de la judicatura debería hacer recapacitar a Casado cuando ha decidido traérselo a Madrid. Y debería hacerlo también el fango de las investigaciones en que se halla envuelto Sarkozy a cuenta de la financiación ilegal del partido y de las campañas electorales. Se le ha acusado de asociación de malhechores por haber recibido dinero de Gadafi. Y acaba de reaparecer en la actualidad por haberse desenmascarado una compañía instrumental, Bygmalion, a la que Sarko habría recurrido para recaudar dinero y recursos en la campaña de 2012. Un año de cárcel le reclama la Fiscalía en este proceso, redundando así en los detalles de una trayectoria fallida que desfigura la euforia con que el rey Nicolas I irrumpió gloriosamente en 2007. Sarkozy es el primer presidente de la historia de Francia condenado por corrupción. Y el primero condenado a prisión firme.

Dicho de otra manera, la estrella francesa de la convención 'pepera' alerta de todo aquello que Casado debería evitar. Sarkozy es lo contrario de la regeneración, de la ética y de la estética. Capitaliza los delitos que peor fama han dado al Partido Popular. Significa la agresión más violenta a la separación de poderes. Y representa el peor augurio hacia una victoria que no puede sujetarse en la sordidez de esta clase de padrinos.

Foto: Pablo Casado y Donald Tusk. (David Mudarra)

Por eso hubiera tenido mayor gracia que en lugar de citarse a Sarkozy se hubiera anunciado a Paul Bismuth en la convención. Que fue el alias del que se valió Sarko para disimular su identidad en las corruptelas judiciales. Así se llamaba un viejo compañero de clase, puede que más alto y más guapo, aunque la apropiación del nombre y del apellido engendró una nueva denuncia por un caso de suplantación.

El bochorno se traslada a la 'kermesse' madrileña. Sarkozy ha disertado sobre las sociedades abiertas. No llevaba puesta la tobillera carcelaria porque el recurso ha suspendido la ejecución de la condena, pero la reputación del expresidente francés ha intoxicado la cumbre de Casado y conduce a preguntarse por qué entonces no se ha invitado a Silvio Berlusconi. Podría contar chistes verdes y de maricones. Y ofrecer más detalles del protagonismo que tuvo en la boda escurialense de la hija de Aznar.

Cuesta trabajo comprender las razones por las que Pablo Casado ha convocado en Madrid al fantasma de Nicolas Sarkozy. Se diría que el expresidente francés representa todo aquello que el PP debería evitar. Porque ha sido condenado a tres años de cárcel y este jueves ha sido condenado a otro año más por una causa abierta sobre financiación ilegal. Porque los cargos están relacionados con la corrupción y el tráfico de influencias. Porque tiene pendientes varios dosieres judiciales de financiación irregular. Y porque trató de corromper a un juez para obtener información privilegiada en una causa penal que le concernía.

Pablo Casado Valencia
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