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Rubén Amón

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Dios salve a la reina… Letizia

La esposa de Felipe VI cumple 50 años de edad y 18 en la Zarzuela, la mayoría de edad de una trayectoria impecable y 'profesional' que ha resistido a la crisis de la Corona

Foto: La reina Letizia, en una imagen de archivo. (Getty/Carlos Álvarez)
La reina Letizia, en una imagen de archivo. (Getty/Carlos Álvarez)
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Puede que le haya convenido a Letizia el cráter mediático de la muerte de Isabel II, reina de todas las reinas y protagonista absoluta de la actualidad y de los medios que normalmente escrutan a la esposa de Felipe VI. La hubieran abrumado con ocasión de su 50 cumpleaños. Y no escasean los libros, los reportajes ni los seriales televisivos, pero las exequias escalonadas de The Queen han relativizado la repercusión de la efeméride que conmemora medio siglo del nacimiento de la reina consorte.

Una tregua accidental se le ha concedido a Letizia, se le ha otorgado una excepción al ajetreo e intensidad con que acostumbran a medirse e interpretarse sus movimientos y sus palabras. Y, por supuesto, cómo se viste. O qué retoques ha podido hacerse. O cómo se trabaja el tríceps. Bien lo saben los instructores de la prensa del corazón, conscientes de que Letizia es noticia cuando engendra noticias y también cuando no las engendra. O sea, que si los medios sensacionalistas no tienen tema del día ni actividad visceral en el bestiario, pues recurren a Letizia. Haya o no haya dicho nada. Y se haya puesto o no se haya puesto un vestido de 50 euros o una diadema que antaño perteneció a Isabel II (de Borbón).

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La desmesura con que se escudriña a Letizia describe una asimetría derivada del cargo. Ni el rey titular ni su mujer pueden responder ni pueden defenderse. O solo pueden hacerlo en situaciones extremas, de tal manera que las noticias falsas cohabitan con las falsas noticias. Y los rumores lo hacen con cotilleos. Y campan a sus anchas los expertos de lenguaje no visual, igual que proliferan los periodistas que aluden a 'fuentes de Zarzuela' para imaginarse las noticias y rellenar una portada de saldo.

Letizia ha cumplido 50 años de civil y 18 años en la Zarzuela —los ocho últimos con el rango de reina—, equivalente cronológico de una mayoría de edad que redunda en una trayectoria impecable. Tiene sentido el adjetivo no ya por los méritos reunidos y por el camino de exigencia que ella misma ha descrito, sino porque su 'reinado consorte' ha coincidido con los mayores escándalos de la propia familia real. Y porque la vulnerabilidad de la Corona no ha comprometido su prudencia ni sus obligaciones. Los orígenes plebeyos que le reprochan los cortesanos del Ancien Régime parecen haber estimulado el perfeccionismo de su reinado, más o menos como si la propia Letizia fuera mejor reina que cualquiera de las ungidas por la pureza de la sangre.

Foto: El rey emérito Juan Carlos presencia en Pontevedra un partido de balonmano que disputa su nieto Pablo Urdangarin. (EFE/Salvador Sas) Opinión
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Una reina profesional, podríamos definirla. Ni muy cercana ni muy distante. Carismática en su economía de gestos. Inquieta en sus hábitos culturales. Involucrada en las misiones humanitarias. Y consciente de los peligros comparativos con la emérita Sofía. Letizia ha conservado la personalidad. Nunca ha parecido ni sumisa ni un florero. No se le conocen errores ni momentos de pánico. Incluso ha conseguido una reputación y una popularidad que impresionan hasta a sus detractores. No ya la corte decimonónica que recela de sus apellidos, sino los republicanos a quienes desorienta o desquicia la contribución de Letizia a la credibilidad de la Corona en su fase crítica.

Como reina, como esposa del rey Felipe y como madre de la heredera del trono. Es el contexto en el que tiene sentido enfatizar el papel de 'regente' que desempeña Letizia, precisamente porque la experiencia consorte, el sentido de la responsabilidad, el conocimiento de la sociedad española y las evidentes razones sentimentales explican el centro invisible que va a tener entre sus manos la princesa Leonor cuando llegue el día.

Puede que le haya convenido a Letizia el cráter mediático de la muerte de Isabel II, reina de todas las reinas y protagonista absoluta de la actualidad y de los medios que normalmente escrutan a la esposa de Felipe VI. La hubieran abrumado con ocasión de su 50 cumpleaños. Y no escasean los libros, los reportajes ni los seriales televisivos, pero las exequias escalonadas de The Queen han relativizado la repercusión de la efeméride que conmemora medio siglo del nacimiento de la reina consorte.

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