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Rubén Amón

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Por qué Sánchez prefiere Ayuso a Feijóo

La propaganda socialista desprestigia al líder gallego y fomenta el cuerpo a cuerpo con la candidata madrileña, sabiendo que un gran duelo con ella le permite asegurarse el plácet nacionalista y los votantes que podrían fugarse hacia Feijóo

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/J. J. Guillén)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/J. J. Guillén)
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"Rodolfo Lasparri procede de una famosa familia. Su madre fue una conocida barítona y su padre fue el primer hombre que rellenó los macarrones con bicarbonato de sosa, de modo que uno se cura de la indigestión al mismo tiempo que se los come".

Tiene sentido acordarse de Groucho Marx y de este pasaje específico de Una noche en la ópera porque define la estrategia y la expectativa del PSOE respecto a la "candidatura" de Isabel Díaz Ayuso.

Foto: Sánchez y Feijóo, en el Senado. (EFE/Fernando Alvarado) Opinión

El proyecto político-mediático consiste en postularla como alternativa a Núñez Feijóo… y degradarla a la vez. Hablar mucho y mal de Ayuso. Demostrar, por un lado, que su gestión es un desastre —sanidad, bajada de impuestos, populismo—, pero reivindicarla como antagonista de Sánchez en las elecciones generales. Por esa razón, Sánchez y sus rapsodas necesitan demoler la credibilidad de Núñez Feijóo, deprimirlo. Y forzar una crisis sucesoria que precipitaría el relevo de Ayuso, no digamos si la emperatriz de Lavapiés arrasa en las elecciones autonómicas de primavera.

Ya las ganó hace un año, pero las reglas de la comunidad madrileña —a diferencia de otras— establecen que los procesos electorales no alteran el principio y el final de la legislatura. Ayuso comparece otra vez en posición de favorita a la mayoría absoluta. Y el PSOE lo hará sin opciones de discutírsela, resignado a un papel de irrelevante comparsa.

Foto: El presidente del Gobierno durante el mitin del PSOE en Vitoria. (EFE/L. Rico)

Se explica así mejor que el plan de Ferraz y de la Moncloa —tanto montan— consista en aprovechar el repunte de euforia del ayusismo para deteriorar la imagen de Feijóo. Y ponerle delante todos los cebos que hagan falta para que ella misma se sienta dispuesta a la gran batalla de las generales.

El escenario es una mezcolanza de voluntarismo y de disparate. No está en cuestión el liderazgo de Feijóo pese a los recientes síntomas de precariedad. Y no parece verosímil que Díaz Ayuso vaya a reclamar la cabeza del compadre gallego cuando ya la sació el sacrificio de Casado.

Sánchez prefiere Ayuso a Núñez Feijóo, en efecto, porque el aspirante gallego le disputa el caladero de la moderación y de los socialistas antisachistas

Otra cuestión es que al PSOE le convenga fantasear con un duelo perfecto entre Sánchez y Ayuso. Un mano a mano polarizado. Y un esquema de antagonismo que el presidente del Gobierno conduciría a su favor porque los nacionalistas forman parte de sus huestes y porque los socialdemócratas huérfanos —y los huérfanos de Cs— se alinearían antes con él de cuanto podrían hacerlo con la candidata de la derechona-populista. Ayuso crecería a expensas de Vox, de acuerdo. Y Ayuso ganaría incluso con holgura las elecciones generales, pero la euforia de una victoria numérica difícilmente podría alcanzar o predisponer la proeza de la mayoría absoluta, ni siquiera sumando entre sus cálculos el favor necesario de Santiago Abascal.

Sánchez prefiere Ayuso a Núñez Feijóo, en efecto, porque el aspirante gallego le disputa el caladero de la moderación y de los socialistas antisachistas. La única manera de llevarlos a su terreno consiste en promocionar el "espantajo" de la gran diva del PP. Y de perseverar en la propaganda con que se degrada al candidato gallego. Ha llegado a clasificársele como antisistema. Y no hace otra cosa que socavarse su reputación, como si fuera Núñez Feijóo una excentricidad de provincias, un político irresponsable al que le viene grande la política de la corte.

Foto: Feijóo, en un acto del PP en Lugo. (EFE/Eliseo Trigo) Opinión

Nadie mejor para suplantarlo que Isabel Díaz Ayuso. Y ninguna oportunidad más fértil para hacerlo que convertir las elecciones autonómicas de primavera en la ocasión idónea del duelo perfecto. Más todavía si el PP no alcanzara un buen resultado en las comunidades y municipios clave, y si el ayusismo representara el mejor revulsivo imaginable para reanimar la partida y el partido. Ayuso contra Sánchez. Sánchez contra Ayuso.

Es el contexto en que se abre camino la receta culinaria del padre del tenor ficticio Rodolfo Lasparri. Macarrones rellenos de bicarbonato. O sea, atiborrarse de pasta con las garantías de una digestión agradable. Promocionar el mal (Ayuso) a cambio de neutralizar sus efectos dañinos. Y llevarse por delante la amenaza que representa Núñez Feijóo.

El planteamiento es muy atractivo para Sánchez, pero también excesivamente especulativo. No parece verosímil un recambio de urgencia en Génova. Sí, es urgente, en cambio, que Núñez Feijóo consolide su candidatura, recupere su credibilidad y disipe todas las dudas que ha engendrado él mismo y que el PSOE instrumentaliza para llevar al extremo ese gran duelo de las generales que Ayuso espera salivando.

"Rodolfo Lasparri procede de una famosa familia. Su madre fue una conocida barítona y su padre fue el primer hombre que rellenó los macarrones con bicarbonato de sosa, de modo que uno se cura de la indigestión al mismo tiempo que se los come".

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