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El tren bala de Monasterio, las hostias de Ortega
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Rubén Amón

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El tren bala de Monasterio, las hostias de Ortega

Las soluciones del tique de Vox a los problemas del tráfico y la okupación demuestran la negligencia de un partido que lanza ocurrencias y dogmas sin la responsabilidad de ejecutarlos

Foto: Rocío Monasterio y Ortega Smith en un mitin de Vox en una imagen de archivo. (Europa Press/Jesús Hellín)
Rocío Monasterio y Ortega Smith en un mitin de Vox en una imagen de archivo. (Europa Press/Jesús Hellín)
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Las soluciones de Vox al problema del tráfico y de la okupación demuestran hasta qué extremo la ultraderecha madrileña representa una opción excéntrica y estrafalaria en la recta final del 28-M. Lo digo porque Rocío Monasterio —la candidata a la Comunidad— pretende solucionar los atascos con la velocidad del tren bala, y porque Ortega Smith —candidato al Ayuntamiento— piensa desalojar los okupas… a hostias.

Es cuanto se desprende de un vídeo que él mismo se okupó de divulgar con ademanes chulescos. Primero se encara con el “inquilino” irregular de una vivienda. Después amenaza con evacuarlo el 28-M. Y finalmente reacciona con una bravuconada a la pasividad del sujeto: “¿Subo y te los explico?”.

Se calentaba el sargento de hierro en la controversia con el okupante. Y parecía descuidar las obligaciones que conllevan el cargo de diputado, el oficio de concejal y la expectativa misma de convertirse en alcalde.

Es más, Ortega Smith, jurista de formación, incluso abogado, prometía comparecer con los efectivos de la Policía Municipal para dirigir él mismo la evacuación, como si no fuera competencia de un juez la decisión. Y como si no competiera a la Policía Nacional la ejecución del eventual desahucio.

Impresiona la naturalidad con que el candidato de Vox pretendía combatir el antisistema de la okupación con la conducta antisistema de un justiciero. “Subo y te lo explico” quiere decir que Ortega Smith acabará con la okupación a su manera. Con la mano abierta. Y emulando la virilidad de Charles Bronson en las escenas testosterónicas de Yo soy la justicia.

La ventaja de Voxun partido friqui y holgazán— consiste en proponer ocurrencias impracticables sin responder de ellas ni de su ejecución. La posición comodísima que implica no gobernar predispone la extroversión y afluencia de las astracanadas. Por ejemplo, la implantación del tren bala como respuesta a los embotellamientos urbanos de Madrid.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Ángel Medina)

San Sebastián de los Reyes sería una estación lanzadera. Y propiciaría el hito de desplazarse al centro en 2 minutos y 28 segundos, si es que los pasajeros, se me ocurre, viajaran en el modelo chino Maglev.

Los trenes bala se crearon en Japón para acercar ciudades muy distantes entre sí, pero Monasterio pretende convertirlos en servicio de Cercanías. Te subes al vagón y te bajas casi a la vez. Imaginemos la experiencia de recorrer a 460 por hora los 19 kilómetros que distancian el centro de Sanse.

Y no sería la única línea operativa. Los trenes bala funcionarían como la munición de la ametralladora de Stallone. Un remedio definitivo al problema de los atascos. Un milagro de la comunicación ferroviaria que ya había sugerido Esperanza Aguirre en 2008, reconociendo ella misma entonces el obstáculo que supondría el trajín de las paradas intermedias. Ay.

Es preferible que dedique sus energías a los trenes de levitación magnética que a perseguir a menas o acosar a mujeres que deciden abortar

Monasterio se mostraba evasiva respecto a la financiación del proyecto. O respecto a los plazos de ejecución. Son los privilegios que adoptan quienes no tienen responsabilidades ni quieren tenerlas, aunque es preferible que Vox dedique sus energías a los trenes de levitación magnética que a perseguir a los menas o acosar a las mujeres que deciden abortar.

El bagaje doctrinal e ideológico de la ultraderecha se desfigura en los ámbitos de la política local y concreta. No puede dirigirse una comunidad ni un municipio desde los presupuestos patrioteros y confesionales. Le sucedió a Bildu en los dominios del País Vasco y Navarra. No se resuelven desde el independentismo los problemas de la basura o del tráfico. Y no es que puedan hacerse analogías específicas entre la ultraderecha y los herederos de Batasuna, pero sí reviste interés exponer hasta qué extremo Vox define a un partido de ruido y negligencia que aspira oficialmente al Gobierno y a los gobiernos sin el menor ánimo de llegar a desempeñarlos. Se demostraría entonces su precariedad y su indigencia —sucede en la experiencia piloto de Castilla y León— , aunque ya me gustaría coger el tren bala para llegar al puesto de trabajo en tres minutos con el abono de Cercanías.

Las soluciones de Vox al problema del tráfico y de la okupación demuestran hasta qué extremo la ultraderecha madrileña representa una opción excéntrica y estrafalaria en la recta final del 28-M. Lo digo porque Rocío Monasterio —la candidata a la Comunidad— pretende solucionar los atascos con la velocidad del tren bala, y porque Ortega Smith —candidato al Ayuntamiento— piensa desalojar los okupas… a hostias.

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