Es noticia
PSOE-PP, el pacto de la vergüenza
  1. España
  2. No es no
Rubén Amón

No es no

Por

PSOE-PP, el pacto de la vergüenza

Al PSOE le escandaliza cooperar con el PP en los asuntos capitales de la nación —la ley del solo sí es sí—, pero le agrada pagar el soborno que exigen los verdaderos partidos antisistema, de ERC a Bildu

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha a Feijóo en una sesión del Senado. (EFE/Juanjo Martín)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha a Feijóo en una sesión del Senado. (EFE/Juanjo Martín)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El PSOE y el PP han formalizado este jueves en el Congreso el acuerdo de enmiendas a la ley del solo sí es sí, aunque impresiona la beligerancia con que los socialistas agreden a los populares en todas las restantes materias de actualidad, incluidos el parque de Doñana o la crisis de vivienda.

Se trata de relativizar la excepción del gran pacto parlamentario. Y de sobreactuar contra la oposición de Feijóo hasta caricaturizarla o catalogarla como “antisistema”. No sirven estos cataplasmas sensacionalistas para serenar la iracundia de Unidas Podemos, aunque son descriptivos de la gran anomalía de la política nacional. En lugar de celebrarse el consenso bipartidista en un asunto de extraordinaria sensibilidad social —la indulgencia con los agresores sexuales—, prevalece el estigma de la vergüenza. Quizá porque Patxi López había descartado la oportunidad de acuerdo alguno con el PP para remediar las vías de agua de la ley Montero. Y porque la tensión electoral contraindica la menor alusión a los pactos de Estado.

Foto: La diputada del PSOE en el Congreso, Andrea Fernández (EFE/Mariscal)

Se explican así mejor los eufemismos que ha empleado el PSOE para renegar del abrazo. No se habla de convenios nucleares, sino de pormenores técnicos. Como si no se hubiera producido un verdadero rescate. Y como si Sánchez temiera hacerse una foto con Feijóo.

La normalidad política —la convivencia salubre— se ha convertido en una anomalía. Y la anomalía ha degenerado en normalidad, precisamente por el orgullo recíproco con que Bildu, ERC y el PSOE celebran los grandes acuerdos de la legislatura. Acaba de ocurrir con la ley de vivienda. No hubiera prosperado sin el amparo de las fuerzas soberanistas, cuya posición de chantaje forma parte de un insólito proceso de normalización.

Ha dejado de escandalizar la intromisión de Bildu en las iniciativas del Gobierno. Los chacales se han transformado en mascota

Ha dejado de escandalizar la intromisión de Bildu en las iniciativas del Gobierno. Los chacales se han transformado en mascotas. Sostienen los partidarios de estas componendas que las instituciones amaestran a los herederos de Batasuna. Y que nada puede objetarse a los asuntos consensuales donde opera la relación del PSOE con los partidos indepes, como sería el caso de la reforma laboral o de la vivienda.

El problema de semejante credulidad —y candidez— consiste en subestimar las contrapartidas que Bildu y ERC reclaman a cambio de la manutención de Sánchez: privilegios territoriales, política penitenciara, reconstrucción de la memoria, injerencia judicial, acuerdos estructurales en el ámbito autonómico.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, se saludan durante una sesión plenaria. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Al PSOE le escandaliza cooperar con el PP en los asuntos capitales de la nación, pero le agrada pagar el soborno que exigen los verdaderos partidos antisistema. Más todavía cuando la diferencia cuantitativa y cualitativa de Sánchez frente a Feijóo en la disputa electoral consiste en la adhesión incondicional de las fuerzas independentistas. Necesita cuidarlas y custodiarlas, precisamente porque alojan la llave de la Moncloa y porque el PP no puede hacer las cuentas con el favor de las huestes soberanistas.

Sí les conviene a los populares exponerse como partido de Estado. Por sentido de la responsabilidad. Y porque los acuerdos con los socialistas en la exhumación del maltrecho bipartidismo pretenden recabar simpatías entre los votantes centristas, moderados y hasta socialdemócratas que reniegan de los acercamientos a la ultraderecha de Santiago Abascal.

Este paso es un mero accidente, una tregua forzada por la indignación del público por el bienestar de un millar de agresores sexuales

El paso a dos de este jueves es un mero accidente, una tregua forzada por la impopularidad e indignación que ha precipitado en la opinión pública el bienestar de un millar de agresores sexuales. Al PSOE le desquicia entenderse con los populares. Y los populares han apoyado el PSOE no por el bien del Estado ni por las convicciones institucionales —sigue paralizada la renovación del CGPJ—, sino porque rectificar la ley del solo sí es sí supone un acierto estratégico en los tiempos en que el electoralismo ha sustituido a la política.

El PSOE y el PP han formalizado este jueves en el Congreso el acuerdo de enmiendas a la ley del solo sí es sí, aunque impresiona la beligerancia con que los socialistas agreden a los populares en todas las restantes materias de actualidad, incluidos el parque de Doñana o la crisis de vivienda.

PSOE Partido Popular (PP) Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo
El redactor recomienda