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No es no
Por
Sánchez, Aldama y la orgía de la corrupción
La mayor habilidad de las declaraciones del comisionista consiste en enfatizar las relaciones orgánicas y personales del presidente del Gobierno con los protagonistas de la trama, como si fuera inverosímil no saber cómo operaban
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La declaración de Aldama recordaba al desenlace de "Carrie", la novela de Stephen King cuya protagonista venga las humillaciones del instituto prendiendo fuego al colegio con los estudiantes y profesores dentro.
Una orgía de sangre, una venganza hiperbólica que evoca el desquite polifacético del comisionista. Aldama se ha quemado a lo bonzo con sus inculpaciones. Y ha convertido su martirio en la mejor prueba acusatoria.
¿Por qué iba a mentir cuando los embustes le perjudican?
Los detalles de sus propios delitos incriminan a los primeros espadas de la trama vertical. Tan vertical que Sánchez ocupa la X de la cúspide. Y figura como el arquitecto de una tramoya nauseabunda que compromete los cimientos del partido, del Gobierno, de la coalición y del sanchismo mismo.
Los detalles de sus propios delitos incriminan a los primeros espadas de la trama vertical
Y no porque Aldama haya relacionado a Sánchez con delito alguno, sino porque la reacción hipersensible del presidente del Gobierno identifica o define el territorio inflamable en que puede dirimirse el escándalo.
Para controlarlo, la consigna monclovense consiste en exponer la falta de credibilidad de Aldama. Caricaturizarlo como a un epígono de Villarejo. Y demostrar que un tipo entre rejas carece de argumentos verosímiles.
No les pareció que semejantes escrúpulos hubieran de contemplarse con Luis Bárcenas. Al tesorero del PP se le convirtió en el caballero de la verdad cuando más convenía resaltar la nobleza del presidiario y demostrar que Génova 13 alojaba una estructura mafiosa. De hecho, fue Ábalos quien diseñó la moción de censura de la liquidación marianista y quien utilizó la corrupción de los populares como el puente de la gloria de Sánchez.
Al tesorero del PP se le convirtió en el caballero de la verdad cuando más convenía resaltar la nobleza del presidiario
Semejantes antecedentes identifican un escarnio comparativo, sobre todo porque los mismos artífices de la purificación son quienes ahora aparecen como feroces corruptos. Ábalos mismo se concedió un ritmo de vida sin mesura ni miramientos que lo retrata en el éxtasis de la impunidad.
Puede estar mintiendo Aldama, o diciendo medias verdades, pero a Sánchez debe preocuparle haber consolidado la versión de toda extrañeza al comisionista. No sabe quién es Aldama. Y la foto que los reúne en La Latina no expondría otra cosa que la devoción accidental de un groupie.
Hay que reconocer a Sánchez que se maneja mejor que nadie en el terreno de la mentira y de la impostura, pero debe inquietarle no ya lo que Aldama ha cantado al juez, sino las pruebas que dice tener y las acusaciones y revelaciones todavía pendientes en su estrategia defensiva. Bastaría un WhatsApp para desmantelar la estupefacción del timonel socialista.
Hay que reconocer a Sánchez que se maneja mejor que nadie en el terreno de la mentira
Aldama se ha cuidado mucho de implicar a Sánchez en los delitos, pero lo ha situado en el centro de las conexiones, hasta el extremo de convertirlo en el compadre de Koldo y de exponer que se lo recomendó a Ábalos.
El comisionista insiste en la familiaridad de los actores, como si fueran indisociables los unos de los otros. Y como si resultara imposible que Sánchez mismo no estuviera al tanto de las corruptelas. La cuadrilla operaba de manera sincronizada. No hay corruptor sin corruptos.
Otra cuestión es la repercusión política del escándalo. Y las limitaciones de Feijóo para liderar la ensoñación de la moción de censura. No ya porque ha consumido las balas de plata de tanto pedir la dimisión, sino porque la soledad del PP y de Vox enfatiza la complicidad de los socios de Sánchez.
La cuadrilla operaba de manera sincronizada. No hay corruptor sin corruptos
Lo demuestra el consenso con que salió adelante la reforma fiscal en coincidencia con la declaración de Aldama. O el descaro con que Gabriel Rufián (ERC) mencionó a los jueces prevaricadores, consciente de que el desprestigio de la Justicia equivale al desprestigio del Estado.
Van a mantener en vida los compadres a Sánchez porque les conviene la debilidad del presidente. Y porque su precariedad enfatiza las posibilidades de extorsión y de chantaje, naturalmente al precio de degradar la reputación de la política y de las instituciones.
La declaración de Aldama recordaba al desenlace de "Carrie", la novela de Stephen King cuya protagonista venga las humillaciones del instituto prendiendo fuego al colegio con los estudiantes y profesores dentro.