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No es no
Por
Sánchez nos ha devuelto la luz y nos deja ir de puente
El presidente del Gobierno recrudece su ataque contra la abstracción de los "operadores privados", hace acopio de argumentos ideológicos para atacar la energía nuclear y alimenta temerariamente la versión del ciberataque
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Pedro Sánchez nos ha dicho que podemos irnos tranquilamente de puente, como si unas pequeñas vacaciones fueran un remedio al Apocalipsis y como si pretendiera revestirse de normalidad el trauma de un apagón eléctrico que nuestro timonel pretende conjurar desde el fanatismo ideológico.
Váyanse de puente, nos recomienda el patriarca, pero emprendemos la huida del fin del mundo sin habérsenos resuelto el problema nuclear -¿qué ha pasado?-, sin habérsenos aclarado la duda del ciberataque y sin podérsenos garantizar que pueda repetirse el "black out" camino de Benidorm.
Y no es que Sánchez haya contribuido desde el inicio de la crisis a la incertidumbre general -comparecencia tardía, especulación informativa-, sino que pretende remediar los riesgos del apagón y del porvenir energético haciendo acopio de ideología y de sectarismo. Lo prueba la batalla extemporánea contra la energía nuclear. Lo demuestra la algarada contra los "operadores privados". Sánchez ignora las razones, el origen de la catástrofe, pero ya ha localizado a los responsables. Y ha formulado un sintagma -"operador privado"- cuya reiteración -"operación privado"- tanto implica una defensa implícita del sector público como demoniza al capitalismo energético.
La diatriba de Pedro Sánchez revestiría mayor credibilidad si no fuera porque nuestro presidente enfatizaba en el Senado, no hace tanto, la extraordinaria cualificación del sistema y porque cuesta trabajo etiquetar a Red Eléctrica como una expresión pura del sector privado. Es el Estado el que posee la mayor participación del holding -20%- y es su presidenta, la silente Beatriz Corredor, una exministra de Sánchez ungida a dedo en el palacio de la Moncloa, sin olvidar la posición insólitamente monopolística que Red Eléctrica desempeña en las coordenadas del mercado nacional.
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Semejantes evidencias deberían matizar la agresión del patrón socialista a los "operadores eléctricos", pero la decisión de señalarlos sin pruebas ni criterio suscribe un discurso justiciero en defensa de los ciudadanos. Lo "operadores eléctricos" nos martirizan con los precios y con los apagones, como si fuéramos cobayas del capital. "Los operadores eléctricos" tratan de eludir las responsabilidades, incluso cuando descartan la hipótesis del ciberataque. Pedro Sánchez prefiere mantener viva la versión de la injerencia. No ya con el propósito de cuestionar la versión de los "operadores eléctricos", sino perseverando en la confusión informativa y despojando de responsabilidad la manera de proceder del Gobierno. Sánchez culpa a los "operadores privados" del caos y se atribuye a sí mismo habernos devuelto a la normalidad. Nos ha devuelto la luz. Le ha robado el fuego a los dioses, como Prometeo.
La perspectiva exculpatoria ha precipitado la solución tradicional de una comisión de investigación. Se la califica de independiente y se le otorgan capacidades extraordinarias, pero los antecedentes, la experiencia manipuladora, sobrentienden que se trata de un juguete arbitrario al antojo del líder socialista: primero se establece la conclusión y luego se amontonan los argumentos. Sánchez ya ha juzgado y condenado en 48 horas.
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Y no es que se haya declarado inocente, sino que ha redundado en las convenciones del populismo oportunista para forzar el antagonismo de los "operadores eléctricos" y los ciudadanos remarcando, además, la apología de las energías renovables y el discurso medioambientalista.
Viene a reproducirse la dialéctica del bien contra el mal. Y vuelve a erigirse Sánchez en portavoz y paradigma de la causa justa, aunque la gran paradoja que desnuda la responsabilidad del Gobierno consiste precisamente en la decisión de adoptarse nuevas medidas regulatorias y técnicas que nos preserven del Apocalipsis. ¿Por qué no se aprobaron antes? ¿Por qué nos dijo Sánchez que nuestra red eléctrica era modélica e invulnerable?
El gran apagón nos ha descubierto que caminar es un medio autónomo de transporte, pero la dependencia de los navegadores también nos demuestra que nos sabemos hacia dónde ir. Es una buena alegoría del sanchismo. Moverse sin dirección. Gobernarnos sin rumbo.
Pedro Sánchez nos ha dicho que podemos irnos tranquilamente de puente, como si unas pequeñas vacaciones fueran un remedio al Apocalipsis y como si pretendiera revestirse de normalidad el trauma de un apagón eléctrico que nuestro timonel pretende conjurar desde el fanatismo ideológico.