Es noticia
Ábalos despacha "cash" en la charcutería de Ferraz
  1. España
  2. No es no
Rubén Amón

No es no

Por

Ábalos despacha "cash" en la charcutería de Ferraz

La Guardia Civil desmonta la trama financiera del PSOE con el eufemismo de la "reserva de efectivo desconocido" y provoca un nuevo terremoto político que no contradicen la ternura ni la picaresca

Foto: El exministro y diputado José Luis Ábalos. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
El exministro y diputado José Luis Ábalos. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
EC EXCLUSIVO

La corrupción española siempre tuvo denominación de origen, pero el caso Ábalos rebasa las cotas gastronómicas. Según la UCO, los billetes de 500 euros eran chistorras. Los de 200, soles. Los de 100, lechugas. El dinero negro, folios. Un sistema lírico y nutricional. Y todavía habrá quien diga que el socialismo no innova.

José Luis Ábalos hablaba en clave, pero no hacía falta recurrir al sistema Enigma para descifrarlo. Bastaba abrir la nevera. "Tengo una pequeña alegría para el día de elecciones", escribió Koldo a su mujer. "Dos mil chistorras". La Guardia Civil no necesitó criptógrafos. Le fue suficiente el diccionario de Arguiñano.

La escena aloja más ternura que escándalo. Ábalos, exministro y ex de casi todo, no delegaba su fortuna en un banco suizo, sino en una cooperativa doméstica: su hijo, su asesor y la esposa de su asesor. Tres almas, seis manos y una sola fe: que el dinero no se declare, pero se comparta.

Y vaya si se compartía. Koldo pagaba las flores, Patricia apuntaba los gastos y el ministro devolvía, cuando se acordaba, alguna lechuga suelta. El socialismo sentimental. La versión ibérica de Robin Hood: robar al contribuyente para mantener a "España", que no es un símbolo, sino el nombre en clave de su amante.

Foto: corrupcion-politica-sanchismo-espana-1hms Opinión
TE PUEDE INTERESAR
…¡Y se llaman "compañeros"!
Ignacio Varela

No es metáfora: España era su novia. España volaba a Bruselas con billetes pagados por Koldo. España recibía flores con dinero del partido. España era el gasto público. Y Ábalos lo hacía todo por España, empezando por la economía sostenible: la chistorra, la lechuga y la conciencia ecológica de los soles.

El exministro practicó el socialismo emocional. Redistribuyó el afecto. Dejó que Koldo hiciera de tesorero, Patricia de escribana, y Ferraz de confesoría. Los sobres entraban y salían con el mismo ritmo que las campañas electorales. Un sistema circular, virtuoso y con denominación de origen: Txistorra Beltza.

Foto: abalos-corrupcion-gobierno-venezuela-1hms Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Ábalos y el agujero de Venezuela
Javier Caraballo

No es sátira: es administración pública. Y así todo el caso, tan español, tan culinario, tan sentimental, que cuesta indignarse sin sonreír. Ábalos fue ministro de Transportes, y el título se le ajusta. Transportó sobres, chistorras y lechugas. De la cuenta A a la B. De Ferraz a "España". De la ética al costumbrismo.

Ferraz hacía de notaría espiritual. Allí se imprimían los sobres, se firmaban las confidencias y se depositaban los folios. No hay maldad, sino rutina. La corrupción española es un oficio artesanal. Los sobres se doblan como se doblan las camisas. Se entregan con devoción. Se justifican con poesía.

Los agentes llaman al sistema "reserva de efectivo de origen desconocido". Qué forma tan casta de decir "dinero que huele a chistorra". Y no cualquiera: billete de 500, grasa noble, corte limpio.

Lo extraordinario del caso Ábalos no es su ilegalidad, sino su coherencia. La izquierda también tiene derecho a la épica del sobre. Llevaba demasiado tiempo dejándola en manos de Bárcenas. Tocaba democratizar el escándalo.

Foto: abalo-crisis-corrupcion-uco-1hms

Y ahí está el exministro, aplicando el marxismo en clave de chacinería: de cada cual según su nómina, a cada cual según su billete. El socialismo de proximidad.

La Guardia Civil, que no tiene sentido del humor, habla de "circuito económico alternativo". No ve el arte. No entiende la alegoría. Porque el dinero, en manos de Ábalos, no corrompe: se humaniza. Financia amores, hipotecas, pensiones y flores. Redistribuye la ternura.

El resto es papel timbrado. La UCO lo llama "operativa económica irregular". Pero huele a guiso. A cocina lenta. A tradición. El socialismo español ha mutado del marxismo al monetarismo sentimental. No promete igualdad, promete liquidez. Y en eso, Ábalos fue un visionario: el único capaz de fundir ideología, metáfora y embutido en un mismo sobre. Un patriota. De los que se comen el dinero. Y de quienes desafían al sistema bancario -y Hacienda- recuperando la tradición del fajo.

Foto: feijoo-dispara-balas-fogueo-sanchez Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Feijóo dispara balas de fogueo contra Sánchez
Antonio Casado

No hay tragedia en este caso. Hay costumbre. Los sobres son tan españoles como el carajillo. Y tan de izquierdas como los fondos reservados. Lo asombroso no es la corrupción, sino su estética. Ábalos es un personaje extemporáneo de Berlanga: un ministro sentimental con cuenta B, un devoto del efectivo, un hombre que confundió la caja del partido con el cajón de la mesilla.

Todo esto duró años, incluso después de dejar el Gobierno. Nadie sospechaba. Nadie investigaba. Nadie veía nada. La corrupción en España no necesita esconderse: se disfraza de rutina y de aquiescencia cuando fluye el dinero marcado de chistorra.

El caso Filesa tuvo su épica. El de los ERE, su tragedia. El de Ábalos tiene su ternura. Es el relato de un hombre que amaba tanto al partido que lo usó como tarjeta de crédito. Un militante del afecto, un comunista del talonario, un ministro de Transportes que solo viajaba de la cuenta A a la cuenta B.

Foto: jose-luis-abalos-koldo-garcia-caso-mascarillas-psoe Opinión

De ahí que el informe de la UCO suene casi piadoso. No es una imputación, es una elegía. Se advierte la nostalgia de una época en la que los sobres eran discretos, los contables fieles y los ministros sentimentalmente solventes.

El socialismo español ya no promete justicia social. Promete liquidez. Y en eso, hay que reconocerlo, Ábalos fue un visionario.

Y ahí está el exministro, aplicando el marxismo en clave de chacinería: de cada cual según su nómina, a cada cual según su billete. El socialismo de proximidad.

La Guardia Civil, que no tiene sentido del humor, habla de "circuito económico alternativo". No ve el arte. No entiende la alegoría. Porque el dinero, en manos de Ábalos, no corrompe: se humaniza. Financia amores, hipotecas, pensiones y flores. Redistribuye la ternura.

La corrupción española siempre tuvo denominación de origen, pero el caso Ábalos rebasa las cotas gastronómicas. Según la UCO, los billetes de 500 euros eran chistorras. Los de 200, soles. Los de 100, lechugas. El dinero negro, folios. Un sistema lírico y nutricional. Y todavía habrá quien diga que el socialismo no innova.

Guardia Civil UCO José Luis Ábalos
El redactor recomienda