Fotos que hablan

En ocasiones, aunque no siempre, “una imagen vale más que mil palabras”. Tal puede decirse de la de Soraya Sáez de Santamaría en el diario El Mundo ataviada vaporosamente y en actitud insinuante; de la ministra de Defensa, Carmen Chacón, con un smoking adaptado para una ceremonia de gala o la de las titulares socialistas en Vogue luciendo moda española.

Al margen de otras consideraciones, entre la imagen y la sustantividad de la fotografiada –circunscribo esta digresión a mujeres, siempre, no sé por qué, más polémicas- debe existir una cadena de valor que resulte coherente con el rol social y político de la imagen de la persona y la realidad del personaje. Cuando esa lógica se rompe se quiebra también el proceso mental que encaja a cada cual en su propio estereotipo.

A veces la imprevisibilidad de la fotografía –caso, a mi juicio, de Chacón- es positiva porque reinventa correctamente a la protagonista. Pero otras veces la distorsiona. Parece imprevisible, pero también lógico, que la titular de Defensa trate de presentarse en la Pascua Militar con una indumentaria que, con elegancia, no la diluya entre los tafetanes de los vestidos largos porque su inserción en un acto de esa naturaleza de tal guisa resultaría más chocante que su smoking. Carmen Chacón debió actuar a ciegas porque no tenía un precedente en el que refugiarse, así que, puristas al margen, creo que la ministra estuvo acertada y nadie, salvo los habituales, reprocharon a la joven titular de Defensa un decisión inusual pero en absoluto incorrecta.

No es lo que ocurrió con las ministra socialistas en Vogue. Por supuesto: militar en un partido de izquierdas es perfectamente compatible con indumentarias, además de caras, propias de diseños inequívocos. No vayamos a hacer demagogia. La cuestión es si esa fotografía coral transmitía aquello que se esperaba de responsables socialistas en el Gobierno. Seguramente, no. Como le ha ocurrido a Soraya: esa foto en un hotel, vaporosa y sugerente ¿es ella o es una caricatura, forzada pues, de la portavoz parlamentaria del PP? ¿cree que sus votantes la reconocen en esa tesitura o les rompe los esquemas? ¿gana o pierde en ese envite mediático? Muchas preguntas con respuestas en general negativas. Operación comunicacional fallida porque lejos de añadir valor al personaje, lo distorsiona, lo hace irreconocible y no le asigna los atributos políticos y profesionales que conforman su perfil.

La cuestión es tan sencilla como queda descrito arriba. Sin argumentos machistas o feministas; sin fobias ni filias. Sólo aplicando la lógica implacable de un cierto sentido común y alguna habilidades prácticas y teóricas de la ciencia de la comunicación. En la que los políticos españoles no progresan adecuadamente porque ni aprenden ni se dejan enseñar.

* José Antonio Zarzalejos es Vicepresidente de LLORENTE&CUENCA para Asuntos Corporativos.