Rubalcaba no logra arrancar el motor del PSOE. El partido sigue inerte desde las elecciones generales -el peor registro histórico del socialismo español- pese a las ventajas y facilidades que le proporcionan a espuertas el Gobierno y el Partido Popular. El secretario general es un hombre que ha entregado a la política todo lo que ha tenido y podido. Rubalcaba no da más de sí porque es él y su circunstancia -González, primero, Zapatero, después, y con ambos desempeñó abrasivas responsabilidades-, pero quiere apurar su mandato obtenido en el congreso de Sevilla hace año y medio por el estrecho margen de 22 votos frente a Carmen Chacón.

Hasta el momento, sus adversarios -aquellos que podrían disputarle el liderazgo- carecían de hechuras. Pese a constituir su apuesta personal, Patxi López es un perdedor sin carisma suficiente que despilfarró la presidencia del Gobierno Vasco; Eduardo Madina, diputado por Vizcaya, una figura emergente pero demasiado joven y, sobre todo, demasiado radical y no en el mejor sentido del término; Emiliano García-Page, alcalde Toledo, otra posible alternativa, que se perfila como el rival de María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha.

Quedaba, neutralizada en su escaño, y en pinza con Pere Navarro, Carmen Chacón, correosa, incómoda para la dirección actual del PSC y del PSOE y que en febrero pasado rompió la disciplina de voto, del uno y del otro, al ausentarse en la votación de la moción de los socialistas catalanes sobre el derecho a decidir. Beligerante con Mas y su proyecto soberanista, suscita el recelo de Navarro -menos brillante que ella- y la hostilidad de Rubalcaba, que la percibe como una amenaza. El cántabro ha congelado el partido de la renovación interna, ante lo que Chacón ha pergeñado una finta que la libra del lodazal político de esta legislatura y del marasmo de su organización.

Su primer acierto es renunciar al escaño distanciándose de las decisiones de su grupo parlamentario y de la melé confusa y turbia que se vive en España

Su primer acierto es renunciar al escaño -hecho poco usual- distanciándose de las decisiones de su grupo parlamentario y de la melé confusa y turbia que se vive en España. Cuando hasta su propio mentor -José Antonio Griñán- se aferra al aforamiento para cubrirse las espaldas ante una posible imputación por el caso de los ERE, la catalana de ancestros también andaluces se sacude la caspa y entrega el escaño al PSC, cuya dirección pierde el control al que la sometía.

El segundo acierto de la decisión de Chacón es demostrar que ella -como proclamó Rajoy el pasado primero de agosto en el Congreso- tiene profesión, en este caso docente. Después de diez años de profesorado en Derecho Público en la Universidad de Girona, Chacón reanuda su trayectoria. Es poco sabido que la dirigente socialista realizó sus posgrados en Canadá, Reino Unido y Suiza, que domina el inglés y el francés y dispone de una preparación académica estimable. En todo caso, muy por encima de la media de la de los dirigentes de su partido.

Y el tercer acierto de Carmen Chacón es haber elegido para este paréntesis el Miami Dade College, un centro de enseñanza superior, el más grande de Estados Unidos con 175.000 alumnos y ocho campus, toda una institución en Florida. Por razones familiares conozco el Miami Dade College. No hay en Estados Unidos un denominado state support college más vinculado a lo hispano. Se fundó en 1960 para atender, entre otros, a los miles de cubanos que huían de la dictadura castrista y es, por ello, un referente de integración a través de la educación. Imparte la docencia en inglés y español y todos sus profesores dominan ambas lenguas. Se considera uno de los mejores community colleges norteamericanos. Su labor adicional a la docente es activísima en el condado de Miami Dade y ha sido especialmente significativa con motivo del quinto centenario del descubrimiento de Florida por Juan Ponce de León. Es muy coherente que Chacón acuda a este centro, donde muchos de sus alumnos son becarios y el resto accede con tasas al alcance de las economías medias y modestas.

Mujer, cuarenta y dos años, catalana, con experiencia política y partidaria, universitaria y políglota, podría ser una combinación que convenza a la militancia socialista

Irse para volver comporta riesgos, pero también ofrece oportunidades. Carmen Chacón ha sido ministra y el estigma de haber desempeñado dos carteras con Zapatero pesa en muchos análisis y en determinados sectores del PSOE. No es la candidata del leonés -lo es Madina-, si acaso fuese relevante el criterio del expresidente del Gobierno en el futuro del PSOE. Pero Chacón -que fue la primera mujer en la historia que desempeñó el Ministerio de Defensa con una buena aceptación por parte de los militares- ha madurado políticamente y se ha desprendido del buenismo progresista, al tiempo que ha fortalecido determinados criterios sustanciales para aspirar a la secretaría general del PSOE, como lo demostraría su defensa de la unidad constitucional de España.

Es pronto para vaticinar derrotas y victorias. Pero no para juzgar los movimientos personales, profesionales y políticos en su inteligencia y oportunidad. El alejamiento de Chacón, su renuncia al escaño, la demostración de que dispone de formación y capacidad intelectual para la docencia en Estados Unidos y su propósito de mantenerse conectada con la vida del partido pero sin responsabilidades orgánicas ni representativas, sugiere que en 2014 -quizás en 2015- dará la batalla por el liderazgo socialista. Mujer, cuarenta y dos años, catalana, con experiencia política y partidaria, universitaria y políglota, podría ser una combinación que convenza a la militancia socialista que, con porcentajes aún bajos, la prefiere según las encuestas a Rubalcaba y otros posibles candidatos a sucederle. Tiempo al tiempo, porque sus adversarios no guardarán ausencias.