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Ucrania y “Barcelona as Kabul”
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José Antonio Zarzalejos

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Ucrania y “Barcelona as Kabul”

Quiso la casualidad –inoportuna casualidad- que ayer en este diario el compañero Iván Gil, en la sección de Cultura, glosase el último ensayo de Antonio Baños,

Foto: Una persona sostiene una caricatura del presidente ruso, Vladimir Putin. (EFE)
Una persona sostiene una caricatura del presidente ruso, Vladimir Putin. (EFE)

Quiso la casualidad –inoportuna casualidad– que ayer en este diario el compañero Iván Gil, en la sección de Alma, Corazón y Vida, glosase el último ensayo de Antonio Baños, periodista catalán que acaba de publicar La rebelión catalana. España ante sus naciones. Según entrecomillaba Gil, Baños considera que el “primer conflicto europeo del siglo XXI es el que protagoniza Cataluña”. Volveré sobre este despropósito.

Tal afirmación se publica al tiempo que en Ucrania se vive una situación inusitadamente grave, debida no sólo a las debilidades de un Estado fallido como el que se decía dirigir desde Kiev, sino también a los muy serios errores cometidos por la Unión Europea y Estados Unidos en su relación tanto con Ucrania como con Rusia. Y en último término, una crisis causada por la capacidad de audacia de Putin frente a Obama.

El primer ministro ruso ya ganó al presidente estadounidense en la crisis siria y desde entonces le lleva la delantera. Como recuerdan ahora algunos políticos y analistas, la Cámara de los Comunes británica no autorizó en agosto a David Cameron una intervención armada en Siria pese a los crímenes de lesa humanidad que allí perpetraba Bashar al-Asad, quebrando la determinación del inquilino de la Casa Blanca que, en septiembre, también supeditó sus facultades ejecutivas al Congreso, renuente a secundarle en la “acción punitiva” contra Damasco. París, a la vista del tembleque de EEUU y del Reino Unido, plegó velas y Putin se adueñó de la crisis en Siria. Allí sigue Bashar al-Asad.

No falta quien vincule la ausencia de determinación occidental ante el régimen de Damasco por parte de las potencias occidentales, y su subordinación a la estrategia de Vladimir Putin en Siria, al descaro ruso actual de invadir de facto la península de Crimea, de vital importancia geoestratégica para Rusia porque desde sus puertos la armada rusa accede al Mediterráneo y Oriente Medio. No habrá guerra –siguen los analistas y políticos que ayer en Madrid valoraban la situación–, pero sí una extremada tensión y la casi seguridad de que Rusia implantará en Crimea una especie de protectorado que, integrándose formalmente en Ucrania, responderá a sus estrictos intereses.

Baños está en esa onda en la que toma por desavisados o lelos a unos españoles atacados de casticismo e ignorancia. Habla del paradigma BaK, acrónimo de 'Barcelona as Kabul' que atribuye a la mad-press que sería 'la alocada prensa de Madrid'. Un espacio épico que va desde 'La Gaceta' a 'El País''

Putin –dicen estas fuentes– no está en condiciones de ir mucho más allá: Rusia dispone de un PIB poco mayor del de Italia, está aquejada de profundos males económicos y Ucrania está quebrada. Se impone un arreglo que será político y debilitará la integridad ucrania pero no desintegrará su precario Estado. El rublo se desplomó ayer y lo hicieron también las bolsas europeas. A la economía de unos y de otros no le sienta bien el conflicto, que se resolverá con ventaja para Putin y con coste altos para Occidente y sus débiles liderazgos.

¿Qué tiene que ver todo esto con Cataluña? Nada, salvo algunos espejismos como el de Antonio Baños, que ha escrito un libro sobre la rebelión catalana, de complicada calificación. Leídas las 159 páginas del texto, es difícil sustraerse a una cierta perplejidad. Baños se declara indepe (así, como está escrito) y parece desear la secesión de Cataluña como una forma de implosión del Estado español que, según él, sería “el peor enemigo de España” (página 75). No se sabe si el libro está escrito en clave de intentado rigor o de una ironía que se introduce de lleno en la frivolidad. Todo el ensayo está transido de una cierta jocosa épica insurreccional que en Cataluña ahora parece contagiosa. Es esa épica –interiorizada o impostada– la que lleva a afirmar, ahora, precisamente ahora, que “Cataluña es el primer gran conflicto europeo del siglo XXI”. Demasiado, a tenor de lo que estamos viendo, aunque algunos aseguren que el día 10 de noviembre amanecerá Barcelona bajo “la republica catalana” (Albert Bosch, diputado de ERC en la tribuna del Congreso en su intervención en el debate sobre el estado de la nación).

Baños está en esa onda en la que toma por desavisados o lelos a unos españoles atacados de casticismo e ignorancia. Habla del paradigma BaK, acrónimo de “Barcelona as Kabul” que atribuye a la mad-press, que sería “la alocada prensa de Madrid. Un espacio épico que va desde La Gaceta a El País (página 25). Y se queda tan ancho. Lean esta perla (página 101): “Las noticias llegadas desde Cataluña siempre desprenden un aire de corresponsalía de guerra. (…) Cataluña, según esta perspectiva, no se visita para informarse (…) todo es confuso, como si se cortase el télex a diario. El periodista mad-press, el madpresser, no conoce bien el dialecto indígena, no ha leído a Valentí Almirall ni a Xammar. No conoce el hit parade del pop catalán, no sintoniza la fumanchunesca TV3 y, claro está, el tema se le hace ininteligible. Aquí, mientras tanto, esperamos la visita de Jon Sistiaga, con el chaleco de Coronel Tapioca y el casco que ponga press en pintura blanca, para que se pasee por la siempre peligrosas calles de las aldeas de montaña catalanas donde solo por mirarle el burka a una mujer, o por hablar en castellano, pueden decapitarte al grito de Hunquerah akbar”.

A algunos este tipo de relatos les parecerán muy graciosos, ocurrentes y provocadores. En realidad son bastante banales y oportunistas. Aunque lo peor es que resultan peligrosos. El común de los mortales ni entiende según qué sentidos del humor –en el caso de que lo sean— y mucho menos la ironía –en el caso de Baños sepa manejarla–, especialmente cuando se habla de insurrecciones y “choque de trenes”, y, mientras tanto, en Crimea se cuece –ese sí– el conflicto europeo más grave que se ha registrado en Europa en este siglo. Es de suponer que el victimismo secesionista de algunos catalanes no les juegue una mala pasada y se entreguen a extrañas y arriesgadas competiciones.

Quiso la casualidad –inoportuna casualidad– que ayer en este diario el compañero Iván Gil, en la sección de Alma, Corazón y Vida, glosase el último ensayo de Antonio Baños, periodista catalán que acaba de publicar La rebelión catalana. España ante sus naciones. Según entrecomillaba Gil, Baños considera que el “primer conflicto europeo del siglo XXI es el que protagoniza Cataluña”. Volveré sobre este despropósito.

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