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Podemos se hace con el tema de la campaña y Margallo le ayuda
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José Antonio Zarzalejos

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Podemos se hace con el tema de la campaña y Margallo le ayuda

El equipo de Rajoy está abrasado en su proyección exterior y sus ministros enfrentados en banderías que dirigen, una, la vicepresidenta, y otra, precisamente, García-Margallo

Foto: Un activista muestra un cartel que reza 'TTIP: golpe de Estado corporativo' durante una protesta. (EFE)
Un activista muestra un cartel que reza 'TTIP: golpe de Estado corporativo' durante una protesta. (EFE)

Ayer fue el día de Europa. Y los partidos políticos españoles creyeron que era una simple efeméride. Más aún, el Gobierno 'celebró' el evento con la metedura de pata de García-Margallo reconociendo -a buenas horas, mangas verdes- que se han “pasado cuatro pueblos con la austeridad”. No está mal que toda la referencia europea del titular de Exteriores y Cooperación, o la más llamativa, consista en criticar incoherentemente la política del gabinete de Rajoy -la austeridad- desplegada por indicación permanente de la troika: el BCE, el FMI y la Comisión Europea. El equipo de Mariano Rajoy está abrasado en su proyección exterior y sus ministros, enfrentados en banderías que dirigen, una, la vicepresidenta, y otra, precisamente, García-Margallo. Late en el fondo de esta riña -que es la que acabó con Soria, además de sus propias torpezas- la sucesión ineludible de Rajoy, que ayer volvió a plantear Albert Rivera como inexcusable para un pacto poselectoral entre el PP y Ciudadanos.

Al tiempo que el responsable de Exteriores, apenas corregido desde Bruselas por Luis de Guindos, neutralizaba las posibilidades argumentales de su partido en la campaña, Podemos anunciaba que un elemento central de la suya será el rechazo sin contemplaciones ni matices del Tratado de Libre Comercio (TTIP, según sus siglas en inglés) que se negocia entre los Estados Unidos y la Unión Europea. Según una oportunísima filtración de Greenpeace, las negociaciones se llevaban casi en secreto, de forma opaca, porque el borrador del Tratado de Libre Comercio con USA conllevaría, de prosperar tal y como está ahora planteado, una fortísima desregulación de la economía europea, con sensibles repercusiones en el ámbito laboral y medio ambiental. La izquierda en Europa recela de este convenio que, de suscribirse, implicaría una gran revolución comercial con beneficios inmediatos para la Unión Europea, pero a cambio de establecer unas reglas más parecidas a las de plena liberalización norteamericana que a las prudenciales europeas actuales sobre aspectos nucleares.

Podemos anunció en el día de Europa, mientras trataba de cerrar el pacto con Izquierda Unida-Unidad Popular, que va a extender el debate sobre el Tratado de Libre Comercio, que se va a oponer a él y que va a obligar a los demás partidos, y sobre todo al PSOE, a que tomen posición ante este trascendental acuerdo con Estados Unidos. Aunque no haya tiempo suficiente durante el ya escaso tramo de Gobierno de Obama para que el pacto llegue a firmarse y ratificarse por los parlamentos nacionales, este y no otro es el gran tema del debate general en Europa y, también, se configura -si prospera o no- como un factor determinante de su futura economía.

Podemos anunció que va a extender el debate sobre el TTIP, que se va a oponer a él y que va a obligar a los demás partidos, sobre todo al PSOE, a tomar posición

En varios países de nuestro entorno -Francia y Alemania- la discusión sobre el Tratado con EEUU es un tema común, aunque no ha alcanzado la dimensión que le corresponde. En España, apenas ha emergido como el gran asunto de fricción política, social y económica de los próximos tiempos. Podemos, con notable habilidad, y a través de las declaraciones de Pablo Bustinduy, ha diagnosticado con acierto que este asunto es y será capital y lo ha introducido en la precampaña el mismo día en que García-Margallo ponía en solfa las políticas europeas -y específicamente la española- sobre la austeridad. De tal manera que Podemos no solo logra la colaboración del ministro de Exteriores en su crítica a la política económica del Ejecutivo popular, sino que además, en una prueba adicional de versatilidad, introduce en el ajado temario de los debates de campaña un asunto nuevo y decisivo.

Los Estados Unidos, con grandes dificultades, han logrado suscribir tratados de libre comercio con países y grupos de países latinoamericanos y especialmente con Canadá y México, creando un potentísimo espacio comercial que amenaza seriamente las posibilidades de futuro de la Unión Europea. La ideología cuenta, y mucho, en cómo abordar este tratado e, incluso, en la decisión de negociarlo. Hay que oponer determinadas cautelas (especialmente, en la protección de los trabajadores), pero lo coherente es que en el espectro de la derecha al centro, se apueste por un futuro comercial con USA que permita un estirón de la economía europea, aunque haya que dejar algunos pelos en la gatera del intervencionismo continental frente a la desregulación norteamericana. Y Podemos lo ha planteado, mientras los demás partidos han dejado pasar la ocasión, salvo el ministro García-Margallo, que ha echado una mano -qué oportuno- a la dirección de campaña del partido de Iglesias. Mariano, Pedro, Albert… tienen ahora la palabra sobre el asunto más decisivo para el futuro de la economía (y la política) europea.

Ayer fue el día de Europa. Y los partidos políticos españoles creyeron que era una simple efeméride. Más aún, el Gobierno 'celebró' el evento con la metedura de pata de García-Margallo reconociendo -a buenas horas, mangas verdes- que se han “pasado cuatro pueblos con la austeridad”. No está mal que toda la referencia europea del titular de Exteriores y Cooperación, o la más llamativa, consista en criticar incoherentemente la política del gabinete de Rajoy -la austeridad- desplegada por indicación permanente de la troika: el BCE, el FMI y la Comisión Europea. El equipo de Mariano Rajoy está abrasado en su proyección exterior y sus ministros, enfrentados en banderías que dirigen, una, la vicepresidenta, y otra, precisamente, García-Margallo. Late en el fondo de esta riña -que es la que acabó con Soria, además de sus propias torpezas- la sucesión ineludible de Rajoy, que ayer volvió a plantear Albert Rivera como inexcusable para un pacto poselectoral entre el PP y Ciudadanos.

José Manuel García Margallo Unión Europea