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Rajoy y los nacionalismos burgueses fracasados
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José Antonio Zarzalejos

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Rajoy y los nacionalismos burgueses fracasados

Los responsables de los nacionalismos burgueses no van a rehuir el encuentro con Rajoy y lo harán, eso sí, con sus fuerzas electorales muy mermadas y con expectativas bastante limitadas

Foto:  El presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy. (EFE)

El presidente en funciones ha tomado la decisión de, para volver a ser investido, hacer un largo recorrido negociador palpando el estado de ánimo de todas las fuerzas políticas con la excepción de EH Bildu. Se verá, por lo tanto, con CDC (ocho escaños) y PNV (cinco escaños), además de con ERC (nueve escaños), aunque con los republicanos lo hará a beneficio de inventario. ¿Puede Rajoy esperar algo de los convergentes y de los peneuvistas? Quizás, aunque no es probable en el primer caso y muy difícil en el segundo. Por intentarlo que no quede, después de haberles ninguneado durante la X Legislatura. Sin embargo, pelillos a la mar, los responsables de los nacionalismos burgueses, el vasco y el catalán, no van a rehuir el encuentro con Rajoy y lo harán, eso sí, con sus fuerzas electorales muy mermadas y con expectativas bastante limitadas. De esa debilidad quiere Rajoy, seguramente, extraer algún rédito porque, de forma segura el PNV en octubre, y previsible en el caso de CDC en diciembre, tendrán que enfrentarse a unos nuevos comicios en Euskadi y Cataluña.

Los nacionalistas vascos han sido batidos el 26-J por Podemos de manera rotunda. Los morados obtuvieron seis diputados por cinco del PNV. Con una circunstancia especialmente dolorosa para los peneuvistas: Podemos fue la primera fuerza política en los tres territorios forales vascos. Incluso en el bastión vizcaíno, los de Iglesias obtuvieron 4.000 votos más. Impensable en otras circunstancias. Al tiempo, los podemitas postergaban a la izquierda 'abertzale' al cuarto puesto del 'ranking' de fuerzas políticas, por detrás del PSE y a menos de 5.000 votos del PP. Según la extrapolación de estos resultados en el futuro Parlamento de Vitoria (75 escaños en total), realizada por Mikel M. Murga en el semanario 'Ahora', Podemos ganaría las autonómicas de octubre con 27 diputados, seguido del PNV con 18, el PSE con 11 y PP y EH Bildu con 10 cada uno.

De esa debilidad quiere Rajoy extraer algún rédito porque, el PNV en octubre y puede que CDC en diciembre, tendrán que enfrentarse a nuevos comicios

Es cierto que es una extrapolación forzada porque los comportamientos electorales en el País Vasco varían sustancialmente según de qué elección se trate, pero el PNV tiene en cuenta el dato de que quizá para seguir gobernando no le bastaría el concurso del PSE y precisaría también el del PP. En este contexto, Rajoy podría ofrecer un paquete de compensaciones razonables al PNV (hay que remitirse al 'informe Zubía' sobre reclamaciones nacionalistas de transferencias y otras medidas) y, sobre todo, reforzar la garantía de protección del Concierto Económico. En definitiva, y como quiera que los nacionalistas vascos no están en clave secesionista y sí muy amenazados en su hegemonía por una posible pinza entre Podemos y la izquierda 'abertzale', sus responsables podrían ser sensibles a los planteamientos de Rajoy y optar por una discreta abstención en su posible investidura, que el PP retribuiría en el próximo otoño ya en la Cámara de Vitoria. Con lo que el presidente en funciones no puede transigir es con la política antiterrorista y penitenciaria porque esa es cuestión de Estado.

El caso de los convergentes es todavía peor. En Cataluña también ganó ECP, aunque perdiera 80.000 sufragios respecto del 20-D (en el País Vasco, sin embargo, ganó 16.000 votos) y les sobrepasó muy holgadamente ERC (casi 150.000 votos). CDC ha sido la tercera fuerza política -quinta en la provincia de Barcelona- y a solo 96.000 votos del PP, que aumentó sus efectivos allí el 26-J en un diputado y 50.000 votos. Técnicamente, no podría constituir grupo parlamentario, al no haber alcanzado el 15% en todas las circunscripciones catalanas. El partido de Mas se encuentra en fase de refundación. Cambiará probablemente de nombre mezclando el soberanismo con el centrismo social. Una combinación complicada. Iglesias-Colau-Domènech pueden hacerle una pinza con Oriol Junqueras y ERC y tumbar definitivamente a la formación de la burguesía catalana, que ya viene experimentando una fuerte sangría electoral desde 2012.

En el PSOE desean que Rajoy obtenga los apoyos para ser presidente sin su abstención. Son los primeros en animarle a explorar la vía catalana y vasca

¿Cabría algún entendimiento entre Rajoy y CDC? Salvo que el partido nacionalista catalán -instalado ahora en el secesionismo- realice una teorización muy a fondo de su futuro, prioridades y conveniencias que pasen todas ellas por ralentizar y reformular sus objetivos de 'desconexión' con España, las posibilidades de acuerdo parecen muy limitadas. Pero a CDC no le interesan ni unas nuevas elecciones catalanas (dependen de que la CUP renueve la confianza en Puigdemont en el mes de septiembre) ni unas terceras generales. Precisa tiempo muerto para recomponerse y quizás, en un contexto más amplio en el que el PNV secundase la operación, cabría imaginar -muy vagamente- una abstención en la investidura. Los nacionalistas catalanes deben decidir, además, si quieren jugar partida en el Congreso de los Diputados o persistir en una especie de posición estatuaria.

El apoyo indirecto de los nacionalistas y secesionistas de CDC a Rajoy -en el improbable caso de que lo lograse- plantearía graves contradicciones al PP que, no obstante, quedarían oscurecidas por la excepcionalidad de la situación y el alivio socialista de situarse al margen de una investidura en la que solo contemplan la negativa. En el PSOE existe el vivo deseo de que Rajoy obtenga los apoyos necesarios para ser de nuevo presidente sin contar con su abstención. Los socialistas han sido los primeros en animar al presidente en funciones a que explore la vía catalana y vasca. Y tiene lógica que esa incursión se produzca para no dejar ninguna tecla por tocar en tesitura tan difícil como la actual. Difícil para todos, y también para los nacionalistas del PNV y de CDC.

El presidente en funciones ha tomado la decisión de, para volver a ser investido, hacer un largo recorrido negociador palpando el estado de ánimo de todas las fuerzas políticas con la excepción de EH Bildu. Se verá, por lo tanto, con CDC (ocho escaños) y PNV (cinco escaños), además de con ERC (nueve escaños), aunque con los republicanos lo hará a beneficio de inventario. ¿Puede Rajoy esperar algo de los convergentes y de los peneuvistas? Quizás, aunque no es probable en el primer caso y muy difícil en el segundo. Por intentarlo que no quede, después de haberles ninguneado durante la X Legislatura. Sin embargo, pelillos a la mar, los responsables de los nacionalismos burgueses, el vasco y el catalán, no van a rehuir el encuentro con Rajoy y lo harán, eso sí, con sus fuerzas electorales muy mermadas y con expectativas bastante limitadas. De esa debilidad quiere Rajoy, seguramente, extraer algún rédito porque, de forma segura el PNV en octubre, y previsible en el caso de CDC en diciembre, tendrán que enfrentarse a unos nuevos comicios en Euskadi y Cataluña.

Mariano Rajoy PNV Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Convergència Democràtica de Catalunya (CDC)