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El dramático chotis electoral de Casado y Rivera
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José Antonio Zarzalejos

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El dramático chotis electoral de Casado y Rivera

Una extrapolación de los resultados de las generales en la Comunidad de Madrid y en la capital daría la victoria a las tres derechas en una fórmula como la andaluza

Foto: Casado y Rivera. (EFE)
Casado y Rivera. (EFE)

Ya se sabe que el chotis es un baile castizo pero menos madrileño de lo que parece, porque sus orígenes serían vieneses. Juntos, y muy pegados, es el que bailan ante las elecciones del 26 de mayo (municipales y europeas en toda España y autonómicas en 12 comunidades) Pablo Casado y Albert Rivera. Podría ser una segunda vuelta de las generales del pasado 28-A si no fuera porque la disposición mental de los votantes es diferente en función del ámbito y naturaleza de los comicios. PP y Ciudadanos no pueden gobernar España, y ahora de lo que se trata es de saber cómo se configura el mapa del poder —a todos los niveles— para la derecha española.

Según el barómetro del CIS publicado el pasado jueves (léase el análisis de Ignacio Varela publicado aquí ayer), a las tres derechas les espera una auténtica debacle. Pierden hasta el bastión de Madrid que es su reducto esencial desde hace décadas. Ni Puerta del Sol, ni Cibeles: Gabilondo y Carmena —siempre según Tezanos— se aposentarían en la sede gubernamental y en la municipal como presidente de la comunidad y como alcaldesa de Madrid, respectivamente. La medida del éxito y del fracaso en estas elecciones municipales y autonómicas lo dará la capital, su comunidad y el ayuntamiento de Barcelona.

Foto: Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara, Susana Díaz, Javier Fernández y Emiliano García-Page, el 6 de diciembre de 2018. (EFE)

El sondeo del CIS está elaborado, sin embargo, antes del 28-A. Una extrapolación de los resultados de las generales en la Comunidad de Madrid y en la capital daría la victoria a las tres derechas en una fórmula como la andaluza. Ciudadanos obtuvo en la comunidad 786.000 votos y el PP 699.000, pero fue el PSOE con 1.024.000 el que obtuvo la victoria. Vox logró un buen resultado: 520.000. En la ciudad también ganó el PSOE con 502.000 sufragios, seguido por el PP con 389.000 y Ciudadanos con 370.000. Vox consiguió 306.000 papeletas. Unidas Podemos fue la cuarta fuerza política en la autonomía y en la capital (609.000 y 306.000 respectivamente). Con estas cifras, PP, Cs y Vox —si se repiten o aproximan a las que obtengan el 26-M— sumarían mayorías absolutas.

Casado y el PP se juegan en Madrid su última carta y por partida doble: deben evitar ser sobrepasados por Ciudadanos y, con el pacto a la andaluza, gobernar en la comunidad y en el municipio. Y Rivera y Ciudadanos apuestan por superar al PP para arrebatarle la hegemonía de la derecha pero, a la vez, gobernar con los populares e, inevitablemente, con Vox. Ignacio Aguado, aspirante de los naranjas, ya vetó un posible acuerdo con Gabilondo. La suerte de los pactos en Madrid está echada.

Si el PP se desploma por la inercia generada tras las generales de abril y después del abrupto proceso de rectificación centrista, el sorpaso de Ciudadanos será pírrico. Y el partido de Abascal se habría demostrado, de nuevo, como un factor divisivo y condicionante del voto concentrado de la derecha. Hay que dar un margen a que la campaña electoral revierta la dinámica declinante en la que se han introducido los populares, y se sostenga la más entonada de Ciudadanos. Una de las claves de estos próximos días es que Casado y Rivera recompongan sus relaciones y conviertan ese chotis en un baile acompasado. Habría que olvidar —¡qué difícil!— la operación Garrido.

placeholder El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

¿Es dramática la actual situación de la derecha? Lo es. Porque en la democracia española se cumple un 'dictum' según el cual el partido que gana las elecciones generales proyecta su éxito sobre el poder autonómico y municipal. Esa lógica de nuestro sistema favorecería al PSOE que, en colaboración con Unidas Podemos y con las plataformas de izquierda, gobernaría el mayor número de autonomías y grandes ayuntamientos, lo que implica un soporte muy sólido para la legislatura de Pedro Sánchez.

Las autonomías y los municipios grandes (estamos en el siglo de las ciudades) asumen la mayoría de los servicios públicos esenciales (educación, sanidad, servicios sociales…), consumen el mayor porcentaje del gasto público y de la inversión y, no se olvide, son las administraciones que proporcionan más empleo a los militantes y simpatizantes de los partidos gobernantes. Y otro dato: en estas elecciones del 26-M no hay que esperar una participación de más del 75% de las generales, no solo por un efecto fatiga del elector, sino porque —también puede verse la serie histórica— el cuerpo electoral les otorga una importancia menor, lo que es un error de juicio colectivo.

Barcelona está totalmente perdida para la derecha. Allí, la batalla se plantea entre ERC (Ernest Maragall) y los Comunes (Ada Colau), PSC mediante (Jaume Collboni) y con un muy previsible cuarto puesto de la candidatura de Manuel Valls (Ciudadanos y otros) sin opción para entrar en pactos.

Ya se sabe que el chotis es un baile castizo pero menos madrileño de lo que parece, porque sus orígenes serían vieneses. Juntos, y muy pegados, es el que bailan ante las elecciones del 26 de mayo (municipales y europeas en toda España y autonómicas en 12 comunidades) Pablo Casado y Albert Rivera. Podría ser una segunda vuelta de las generales del pasado 28-A si no fuera porque la disposición mental de los votantes es diferente en función del ámbito y naturaleza de los comicios. PP y Ciudadanos no pueden gobernar España, y ahora de lo que se trata es de saber cómo se configura el mapa del poder —a todos los niveles— para la derecha española.

Pablo Casado Campañas electorales Ciudadanos