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Así fue la masacre del "héroe"
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José Antonio Zarzalejos

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Así fue la masacre del "héroe"

Este tipo fue elegido parlamentario vasco en 1998 en la lista de Euskal Herritarrok y con los votos del PNV formó parte de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara. Una ignominia

Foto: Un hombre camina frente a un póster de Ternera. (Reuters)
Un hombre camina frente a un póster de Ternera. (Reuters)

"El 11 de diciembre de 1987, a las 6.12 horas, ETA hizo explosionar en Zaragoza un vehículo bomba en las inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil, situado en la avenida de Cataluña. Como consecuencia de la explosión resultaron muertas once personas: el sargento primero José Julián Pino Arriero, su esposa María del Carmen Fernández Muñoz y la hija de ambos Silvia Pino Fernández, de siete años de edad; el cabo José Ballarín Cazalla y su hija Silvia Ballarín Gay, de seis años de edad; el guardia civil Emilio Capilla Tocado, su esposa María Dolores Franco Muñoz y la hija de ambos Rocío Capilla Franco, de doce años; las hermanas mellizas Míriam y Esther Barrera Alcaraz, de tres años de edad, hijas del guardia civil Juan José Barrera Anguita y el civil Pedro Ángel Alcaraz Martos de diecisiete años de edad y cuñado del anterior. También resultaron heridas de distinta consideración otras sesenta y cinco personas más. En la casa cuartel vivían unas cuarenta familias —ciento ochenta personas— y unos veinte alumnos de la residencia que albergaba el edificio, a la que acudían los hijos o familiares de los miembros del Cuerpo que estudiaban en la capital aragonesa".

La descripción transcrita del atentado de la casa cuartel de Zaragoza corresponde a Manuel Sánchez, coronel de la Guardia Civil, y a Manuela Simón, cabo del Cuerpo, autores ambos de 'Historia de un desafío' (editorial Planeta). En su frialdad sobrecogedora, el relato adquiere todo su dramatismo inolvidable que hoy es preciso recordar a sangre y fuego. Porque —siguiendo a los autores citados— "la acción fue realizada por el comando Argala, integrado por Henri Parot, su hermano Jean Pierre (o Jon) Parot, Jacques Esnal y Frédéric Haramboure ('Txistor'), todos ellos franceses. En aquel momento, en la cúpula de la banda terrorista se encontraban, en el aparato político, José Antonio Urruticoetxea Bengoetxea ('Josu Ternera'); en el logístico, José María Arregui Erostarbe ('Fiti') y en el militar, Francisco Múgica Garmendia ('Pakito'). Este último fue el que dio la orden para cometer el atentado, aunque respondía a una decisión adoptada previamente por todo el comité ejecutivo de ETA (…)".

Foto: Refugio de montaña en el que vivía Ternera. (EFE)

La Guardia Civil detuvo a 'Josu Ternera' el pasado jueves en la región de la Alta Saboya en Francia, en desarrollo de una operación policial denominada "Infancia robada", y tras 17 años de huida del terrorista. Este tipo fue elegido parlamentario vasco en 1998 en la lista de Euskal Herritarrok —marca sustitutiva de Batasuna— y con los votos de los diputados del PNV formó parte de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara legislativa vasca. Llamado a declarar en 2002 por su criminal responsabilidad en la masacre de Zaragoza de 1987 huyó y se dedicó a mandar en la banda. Fue uno de los que negoció con Carod Rovira en Perpiñán (2004) para que ETA no asesinase en Cataluña, e interlocutor de los representantes del Gobierno español y de organizaciones internacionales hasta 2006.

El 5 de junio de 2015, el lendakari Urkullu, en un acto celebrado en Guipúzcoa, a propósito de unas jornadas sobre las víctimas del terrorismo (acudieron más de 120) se disculpó por el comportamiento de su partido. Dijo: "Nos ha faltado inteligencia emocional para transmitir lo que más íntimamente sentíamos: la personalización del afecto hacia cada víctima de la injusticia. Debíamos haber expresado más y mejor lo que más profundamente nos unía, la solidaridad ante la barbarie. Debimos reaccionar y hacerlo mejor". Aunque sea ya muy tarde, esas palabras honran al presidente vasco, pero requieren de acciones que materialicen ese pesar. Fueron los votos peneuvistas los que, ante el horror de miles de vascos y del resto de los españoles, convirtieron a Josu Ternera en valedor de los derechos humanos en el Parlamento de Vitoria.

placeholder Imagen de Josu Ternera, justo antes de la detención. (EC)
Imagen de Josu Ternera, justo antes de la detención. (EC)

Jesús Eguiguren, que negoció con el terrorista el fin de las acciones criminales de la banda, ha considerado a Ternera como un "héroe" de la retirada etarra. Ayer se disculpó con las víctimas por el empleo de semejante calificación. El socialista está afectado de una grave distorsión moral y, probablemente, también atrapado por un síndrome de Estocolmo que no le permite emitir un juicio sensato sobre este criminal. Nadie en el PSOE ni en el PSE secunda ese elogio ominoso.

El único propósito de este post es recordar aquella matanza y la ignominia que soportamos muchos vascos cuando vimos a uno de los terroristas que la ordenó sentado en nuestro Parlamento, erigido en autoridad pública que velaba por los derechos humanos. Transcurridos diecisiete años, (¡demasiados!), detenido Josu Urruticoetxea Bengoetxea, seguimos desolados y sobrecogidos.

"El 11 de diciembre de 1987, a las 6.12 horas, ETA hizo explosionar en Zaragoza un vehículo bomba en las inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil, situado en la avenida de Cataluña. Como consecuencia de la explosión resultaron muertas once personas: el sargento primero José Julián Pino Arriero, su esposa María del Carmen Fernández Muñoz y la hija de ambos Silvia Pino Fernández, de siete años de edad; el cabo José Ballarín Cazalla y su hija Silvia Ballarín Gay, de seis años de edad; el guardia civil Emilio Capilla Tocado, su esposa María Dolores Franco Muñoz y la hija de ambos Rocío Capilla Franco, de doce años; las hermanas mellizas Míriam y Esther Barrera Alcaraz, de tres años de edad, hijas del guardia civil Juan José Barrera Anguita y el civil Pedro Ángel Alcaraz Martos de diecisiete años de edad y cuñado del anterior. También resultaron heridas de distinta consideración otras sesenta y cinco personas más. En la casa cuartel vivían unas cuarenta familias —ciento ochenta personas— y unos veinte alumnos de la residencia que albergaba el edificio, a la que acudían los hijos o familiares de los miembros del Cuerpo que estudiaban en la capital aragonesa".

Guardia Civil Josu Ternera