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Un diagnóstico de las cardiopatías de España
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José Antonio Zarzalejos

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Un diagnóstico de las cardiopatías de España

En 'El corazón del presente', Esteban Hernández desafía las perplejidades en las que se sume la sociedad española y nos descubre el “mapa de una sociedad desconocida”. Será un éxito

Foto: 'El corazón del presente', de Esteban Hernández.
'El corazón del presente', de Esteban Hernández.

En ocasiones, el subtítulo de un texto literario —en particular, de un ensayo— alcanza mayor expresividad que el título. Es el caso, quizá, del último de Esteban Hernández, que se presentó ayer en Madrid. Porque si sugestivo es adentrarse en El corazón del presente (Círculo de Tiza), lo es más aún describir el “Mapa de una sociedad desconocida”. El autor desdobla así la denominación de un relato diagnóstico en el que trata de desafiar el orteguiano “nos pasa que no sabemos lo que nos pasa”, e intenta una articulación de reflexiones a modo de respuestas que nos urgen a superar la “mentalidad protocolaria” con la que despachamos habitualmente una explicación más o menos convencional sobre los sucesos contemporáneos.

Hernández, en línea con un ensayismo personal, argumentativo, sobrio en las notas a pie de página y sin excesos bibliográficos, empieza su relato con dos anécdotas categóricas que, con concisión, sitúan el convencimiento del que parte: la aplicación de protocolos, muy cómodos y predecibles, ya no sirve para explicar y entender el devenir de los acontecimientos. Por eso la potencia de su averiguación es notabilísima y se ancla en seis epígrafes que le sirven para no dejarse ni un solo síntoma del presente por analizar.

El autor diluye el estupor y el desconcierto en su inicial capítulo titulado “Los caminos de lo humano”, en el que completa una interpretación perspicaz —que no será pacífica— del porqué de los resultados electorales del 23 de julio pasado; en “Aspiracionales contra avergonzados”, Hernández nos regala un retrato impagable de una ciudad global como Madrid y sus "burbujas", que califica de “segmentada”, una urbe “de decepciones” en la que la movilidad se convierte en un factor definitorio; en “Conectados contra inmóviles”, la brillantez ensayística muta en un trepidante relato sobre tres ciudades (Talavera de la Reina, Burgos y Badalona) que le sirven como referentes de actitudes colectivas que describen estados de ánimo, “humores” e idiosincrasias distintas ante las circunstancias cambiantes; en “Optimistas contra hartos”, sitúa cara a cara las visceralidades de los primeros y los motivos de los segundos, y en “Innovadores contra experimentados”, el autor nos señala el horizonte inquietante de la tecnología con una digresión aguda sobre la inteligencia artificial.

No hay en el ensayo conclusiones terminantes (ni siquiera en el estuario del texto: “La importancia del equilibrio”) porque Esteban Hernández aplica dos criterios prudenciales: el de la duda —sus tesis carecen de dogmatismos, son siempre de aproximación— y el de un intento de ecuanimidad, lo que le conduce con naturalidad a formular reparos a derecha e izquierda, aunque no oculte dónde se instalan sus convicciones. Así, este El corazón del presente respeta la inteligencia del lector acompañándole, no imponiéndole, los perímetros de un “mapa de una sociedad desconocida” para deambular en ella con menos dosis de perplejidad.

Foto: Esteban Hernández. (Salomé Sagüillo)

Puede que otras miradas discrepen de la mía, pero al leer este ensayo en estado febril —tan propicio para la quietud que reclama de lectura interesante e instructiva— percibo una visión cenital de España porque Esteban Hernández va insertando lo que nos ocurre en un contexto general, geopolítico, de modo que las digresiones relativas a China, a Rusia, a Estados Unidos, a nuevos fenómenos sociales, económicos y políticos en partes cercanas y alejadas de nuestro país lo hacen más entendible, desbaratando el excepcionalismo español. Una afirmación de singularidad castiza (España es diferente) que encubre tantas veces la pereza intelectual de salir del área de confort pensante enque se aplican paradigmas explicativos que no aclaran nada, sino que reiteran el discurrir yermo ante las demandas de la difícil comprensión de los acontecimientos.

Este ensayo es de obligada prescripción para el que desee honradamente conocer cuáles son las cardiopatías de España, su enfermedad visceral (emocional e ideológica). Una patología agravada por la ansiedad, el estrés y la imprevisibilidad gaseosa de las circunstancias que nos redefinen en un mundo global. Ese gran angular es el que Esteban Hernández ha tenido en cuenta para componer, con calidad expositiva y profundidad de observación y abundancia de lecturas y conversaciones, un ensayo con vocación de éxito editorial. Se lo deseo como amigo, pero también, y sobre todo, como ciudadano.

En ocasiones, el subtítulo de un texto literario —en particular, de un ensayo— alcanza mayor expresividad que el título. Es el caso, quizá, del último de Esteban Hernández, que se presentó ayer en Madrid. Porque si sugestivo es adentrarse en El corazón del presente (Círculo de Tiza), lo es más aún describir el “Mapa de una sociedad desconocida”. El autor desdobla así la denominación de un relato diagnóstico en el que trata de desafiar el orteguiano “nos pasa que no sabemos lo que nos pasa”, e intenta una articulación de reflexiones a modo de respuestas que nos urgen a superar la “mentalidad protocolaria” con la que despachamos habitualmente una explicación más o menos convencional sobre los sucesos contemporáneos.

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