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El Athletic campeón revienta la campaña del 21-A
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José Antonio Zarzalejos

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El Athletic campeón revienta la campaña del 21-A

Cuando el lendakari convocó las elecciones no parece que tuvo en cuenta que un Athletic campeón de la Copa resultaría un acontecimiento festivo de la magnitud del que se celebra hoy en Bilbao con un millón de personas en las márgenes del Nervión

Foto: Aficionados del Athletic celebran en San Mamés la victoria en la final de la Copa del Rey. (EFE/Javier Zorrilla)
Aficionados del Athletic celebran en San Mamés la victoria en la final de la Copa del Rey. (EFE/Javier Zorrilla)
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Esta tarde la gabarra, con toda la plantilla del Athletic, directivos y tripulación, más de medio centenar de personas, remontará la ría del Nervión desde la bahía del Abra hasta alcanzar el Ayuntamiento de Bilbao, en pleno centro de la capital vizcaína. Un potente remolcador tirará de la embarcación de quince metros de eslora que el lunes fue devuelta a las aguas desde un dique seco del Museo Marítimo en donde reposaba a la espera de repetir el grandísimo espectáculo de 1984, cuando hace cuarenta años, el Athletic celebró con su inmensa afición sus últimos títulos.

"Hoy se reducen en Bilbao y Vizcaya los horarios lectivos y se acorta la jornada laboral para vitorear al equipo"

La gabarra atlética va a ser escoltada en los distintos tramos de la navegación por hasta más de un centenar de barcos y una treintena de traineras. En Bilbao los colegios han reducido los horarios lectivos y las empresas prevén que sus empleados salgan antes del trabajo para apostarse en las dos márgenes de la ría antes de las 16:30, que es cuando comenzará el embarque de los jugadores en la gabarra. Al Botxo han llegado también gentes de fuera de Vizcaya que no quieren perderse un espectáculo único. Muchos, aficionados de las más de 450 peñas del Athletic (266 fuera del País Vasco y 16 en el extranjero) y, otros, turistas y curiosos. La cobertura mediática va a ser extraordinaria, entre otras razones porque el Club tiene 11.500.000 seguidores en las redes sociales.

"El Athletic es un sesgo de la sociedad bilbaína y vizcaína, es de todos porque no es identitario y sí un referente"

El Athletic no es ‘más que un club’ al modo del Barça, no es tampoco, al menos como ahora se entiende, un factor identitario. El Club es un sesgo de las sociedades bilbaína y vizcaína. Un sesgo cultural, emotivo, orgulloso y tozudo. Sus más de 43.000 socios forman una comunidad de pulsiones positivas que encuentran en la tradición del equipo y de sus jugadores una especie de modelo de la idiosincrasia de los ciudadanos de la tierra.

El Athletic ha sido siempre de todos. Por eso, ni antes ni ahora, se ha puesto en duda la forma de ser del Club y su apuesta canterana. La selección de los jugadores del Athletic se basa en el ius soli, es decir, en el fichaje de los nacidos en un perímetro territorial definido en los estatutos del Club, y nunca por razón del ius sanguinis. Por decirlo claro: se prefiere tener que esperar cuarenta años a obtener un título que lograrlo quebrando la identidad y la forma de hacer del equipo.

Esta adhesión a lo que el Club representa es transversal, emotiva y abraza la mejor de las tradiciones. Se calcula que hasta un millón de ciudadanos vitorearán esta tarde a un equipo en el que la mixtificación -de raza, de condición social, de pertenencia ideológica- es un denominador común desde que el Athletic se fundara en 1898. Muchas décadas le contemplan. Por otra parte, el Athletic no es el equipo de Euskadi, sino de Vizcaya. Alaveses y guipuzcoanos (con su Deportivo Alavés y con su Real Sociedad) no se sienten concernidos de un modo vibrante por el Athletic. Y es que así es el país: tres territorios, tres caracteres colectivos, tres maneras de mirar y de mirarse.

"La gabarra que remontará la ría es un espectáculo que tiene hondas evocaciones del pasado en una ciudad portuaria"

Se escuchan algunas frases suficientes sobre el exceso que representa la fiesta atlética hoy en Bilbao. No hay razón. Lo mismo que La Cibeles y Neptuno reciben a los aficionados del Real Madrid y del Atlético, en la capital vizcaína se celebra de otra manera convirtiendo la ría del Nervión, la arteria de la ciudad, en una lámina de agua -ahora limpia- que es un escenario que enlaza con el Bilbao portuario de hace ya muchos años cuando las mercancías llegaban a la ciudad desde el puerto.

Es imposible no reflexionar sobre cómo este acontecimiento – y en un orden de cosas muy distinto, el fallecimiento del lehendakari Ardanza por el que se han decretado tres días de luto- impacta en la campaña electoral del 21-A. En un interesante análisis, Olatz Barriuso (El Correo del pasado día 8 de abril) se preguntaba lo siguiente: “Gana el Athletic, ¿gana el PNV?”. Su conclusión era que el buen humor social favorece el apoyo al estatus quo, de modo que, estando controladas todas instituciones vizcaínas por el PNV, sería verosímil que incrementase su intención de voto en un punto y medio. La cuestión es pertinente, pero tiene escaso recorrido. Vizcaya es el territorio más seguro para las aspiraciones del PNV y en el que, sin duda, obtendrá el mejor resultado.

"La victoria del Athletic mejora el humor social en Bilbao y Vizcaya, pero tiene poco recorrido electoral en una campaña plana y aburrida"

Más importante que ese dato sería otro de carácter ambiental. La campaña está siendo plana, roma, sin ritmo y con una reiteración analítica ad nauseam sobre el empate entre el PNV y Bildu, la aplastante mayoría nacionalista en el Parlamento de Vitoria y la posibilidad de que los abertzales radicales doblen el pulso por primera vez en la historia al PNV. En términos generales, la campaña carece de interés, ni siquiera estético. Entre los prolegómenos de la final de Copa del Rey en Sevilla -se desplazaron entre 70 y 80.000 aficionados- el recibimiento al equipo y los preparativos de la gran fiesta de hoy y su consiguiente resaca, la prioridad electoral se ha diluido, al menos en Vizcaya y, por razones algo diferentes, en los otros dos territorios.

"Los vizcaínos quieren revivir las gestas del Athletic antes que prestar atención a un debate político reiterativo"

Cuando el lendakari convocó las elecciones, no parece que tuviera en cuenta que un Athletic campeón de la Copa del Rey resultaría un acontecimiento tan disruptivo social y, por lo tanto, también políticamente. Más aún con ese generalizado hastío que delatan las bajas participaciones en los mítines y el escaso seguimiento mediático de las jornadas preelectorales. De tal modo que bien puede afirmarse que el Athletic ha reventado la campaña, remitida en el subconsciente colectivo a una prioridad muy relativa.

Un sociólogo, especialmente agudo, decía que la “la sociedad vasca quiere ser feliz” (quizá porque durante muchos años no lo ha sido) y, que, por eso, mira al mejor pasado y apenas echa la vista al frente para evitarse inquietudes. Así es: del pasado los vizcaínos quieren revivir las gestas del Athletic que, además, son las que unen en un alirón a un pueblo abundante de orfeones.

Y hay que recordar a los grandes periodistas deportivos, escritores casi renacentistas, que escribieron páginas bellísimas. Estoy pensando en el gran José María Múgica, en el recordado Patxo Unzueta (A mí el pelotón, una obra icónica del periodismo deportivo), ya fallecido, en Santiago Segurola y en un largo etcétera en el que incluyo a Oscar Alonso. Ellos y otros localizaron en la épica del Athletic un buen motivo para ejercer el periodismo y contribuir a la buena literatura. Quienes hicieron del Club cuestión de parte, fracasaron. Queda un suspiro para llegar al 21-A. Que nadie se equivoque sobre la naturaleza de la multitudinaria celebración de hoy en Bilbao.

Esta tarde la gabarra, con toda la plantilla del Athletic, directivos y tripulación, más de medio centenar de personas, remontará la ría del Nervión desde la bahía del Abra hasta alcanzar el Ayuntamiento de Bilbao, en pleno centro de la capital vizcaína. Un potente remolcador tirará de la embarcación de quince metros de eslora que el lunes fue devuelta a las aguas desde un dique seco del Museo Marítimo en donde reposaba a la espera de repetir el grandísimo espectáculo de 1984, cuando hace cuarenta años, el Athletic celebró con su inmensa afición sus últimos títulos.

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